Gary Clyde Hufbauer: Sin China las firmas estadounidenses y los consumidores son los grandes perdedores

Sin China, la economía global enfrenta un complejo entramado de restricciones comerciales y pérdidas significativas para las empresas estadounidenses y los consumidores. Así lo ha señalado Gary Clyde Hufbauer, investigador visitante sénior del Peterson Institute for International Economics, quien ha expresado su preocupación sobre las políticas comerciales restrictivas de Estados Unidos hacia China. En un contexto en el que la creciente tensión entre las dos principales potencias mundiales parece dirigirse hacia un desacoplamiento comercial, Hufbauer advierte que estas medidas no solo limitan el acceso a tecnologías y productos avanzados, sino que también privan a los estadounidenses de importantes oportunidades de negocio. y consumo.

El análisis de Hufbauer se ha dado a conocer a través de un reciente artículo titulado: “El miedo a China es exagerado, dice experto comercial de EE. UU. UU.”, publicado por Xiong Maoling, periodista de la Agencia de Noticias China Xinhua. La pieza subraya las declaraciones del experto, quien considera que gran parte de las decisiones políticas de Washington hacia Beijing están más motivadas por consideraciones de estrategia política interna que por verdaderas preocupaciones de seguridad nacional. Hufbauer, con una vasta experiencia como exvicesecretario asistente para el comercio internacional y la política de inversión del Departamento del Tesoro de Estados Unidos (1977-1979), argumenta que el discurso oficial se ha convertido en una herramienta para generar miedo y justificar medidas proteccionistas que no solo frenan el comercio, sino que ponen a las empresas estadounidenses en desventaja competitiva.

Hay miedo: Con China y sin China

Sin China, el panorama para las grandes multinacionales de Estados Unidos se vuelve cada vez más limitado. Según Hufbauer, las prohibiciones impulsadas por el Departamento de Comercio, que buscan vetar el uso de software y hardware chino en vehículos conectados y autónomos, son un claro ejemplo de este enfoque proteccionista. «El departamento no investigó más vías para tratar la amenaza percibida de seguridad nacional que una prohibición rotunda», manifestó el experto, aludiendo a la falta de un análisis profundo que pudiera haber explorado alternativas como pruebas independientes o acuerdos bilaterales. Sin embargo, estas opciones habrían sido menos favorables para los intereses proteccionistas de ciertos sectores industriales de EE. UU. UU., como la industria automotriz.

Sin China, el panorama para las grandes multinacionales de Estados Unidos se vuelve cada vez más limitado. Según Hufbauer, las prohibiciones impulsadas por el Departamento de Comercio, que buscan vetar el uso de software y hardware chino en vehículos conectados y autónomos, son un claro ejemplo de este enfoque proteccionista. Ilustración MidJourney

Las políticas restrictivas hacia China no solo afectan a las empresas estadounidenses que dependen de componentes tecnológicos de alta calidad y bajo costo, sino que también privan a los consumidores de productos innovadores que podrían mejorar su calidad de vida. “Sin China, los consumidores estadounidenses serán privados del acceso a software y hardware chinos de alta calidad”, enfatiza Hufbauer. Esto se traduce en una oferta de productos menos variada y precios más altos en el mercado. Si bien los defensores de estas medidas sostienen que se están tomando en aras de la seguridad nacional, el veterano economista considera que el impacto económico en el día a día de los estadounidenses es real y tangible.

Círculo vicioso

Desde la perspectiva de Hufbauer, el problema radica en que las políticas actuales están construyendo un «círculo vicioso». Los líderes políticos de EE.UU. UU. presentan a China como una amenaza, lo que genera un sentimiento negativo en la opinión pública. Esto, a su vez, se convierte en un caldo de cultivo para la aprobación de nuevas restricciones, lo cual alimenta el miedo y perpetúa el ciclo. Sin China, las empresas estadounidenses se ven obligadas a buscar proveedores alternativos a precios más altos o a enfrentar desafíos tecnológicos que dificultan su competitividad global. «El mayor daño es que las firmas estadounidenses no aprenderán más la tecnología china, que es superior», subraya Hufbauer, haciendo hincapié en cómo el país asiático ha logrado adelantarse en campos como los vehículos eléctricos y la producción de baterías.

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Este temor a la superioridad tecnológica de China ha llevado a una disposición generalizada a favor del proteccionismo en la política estadounidense, apunta Hufbauer. El resultado ha sido una serie de propuestas legislativas que, bajo el pretexto de proteger la industria nacional, en realidad están aislando a Estados Unidos de las innovaciones tecnológicas más recientes. La última propuesta del Departamento de Comercio para prohibir el uso de tecnologías chinas en el sector automotriz es solo un eslabón más en esta cadena de restricciones. “Sin China, Estados Unidos no solo pierde acceso a tecnologías avanzadas, sino que también limita la capacidad de sus empresas para desarrollar productos competitivos a nivel global”, recalca el experto.

El patio pequeño ha crecido

El asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, había prometido que las restricciones a China se limitarían a un “patio pequeño y una valla elevada”. Sin embargo, Hufbauer sostiene que este “patio pequeño ha crecido desde entonces hasta convertirse en una pradera sin una valla que se pueda discernir”. La extensión de las restricciones abarca desde el gigante tecnológico Huawei hasta la popular aplicación TikTok, en un esfuerzo que busca impedir el acceso de las firmas chinas a cualquier sector estratégico de la economía estadounidense, sin pruebas concluyentes de que representan una verdadera amenaza.

Sin China, el espectro de bienes sospechosos en EE.UU. UU. parece expandirse constantemente. Hufbauer destaca que cualquier dispositivo que contenga una electrónica básica, desde juguetes hasta televisores y componentes industriales, puede ser etiquetado como potencialmente peligroso. Esta postura extremista, según el analista, refleja un temor más amplio hacia la superioridad tecnológica de China, que podría ir en detrimento de la competitividad estadounidense. En este sentido, el verdadero peligro para las empresas de EE.UU. UU. es el aislamiento. “El desacoplamiento comercial no es una solución; es solo una receta para el estancamiento”, advierte.

Las prohibiciones que se están proponiendo hoy en día pueden establecer un patrón para futuras restricciones, lo que podría tener consecuencias a largo plazo. Sin China, las industrias estadounidenses se verían obligadas a reinventarse con tecnologías que no siempre son las más eficientes o rentables. Ilustración MidJourney.

Perder la opción de liderar

Las prohibiciones que se están proponiendo hoy en día pueden establecer un patrón para futuras restricciones, lo que podría tener consecuencias a largo plazo. Sin China, las industrias estadounidenses se verían obligadas a reinventarse con tecnologías que no siempre son las más eficientes o rentables. Además, la reducción del intercambio comercial podría afectar la capacidad de innovación en sectores como la inteligencia artificial, el desarrollo de baterías y la robótica. El impacto no sería únicamente económico, sino también estratégico, pues al desvincularse de China, EE.UU. UU. podría perder la capacidad de influir en la evolución tecnológica a nivel global.

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En última instancia, Hufbauer concluye que, si las políticas actuales continúan en esta dirección, es solo cuestión de tiempo antes de que el “desacoplamiento” se convierta en la norma. Esto representaría un escenario desalentador tanto para las empresas como para los consumidores estadounidenses. Sin China, el acceso a tecnologías avanzadas se vería limitado, y la capacidad de Estados Unidos para competir en la economía global se erosionaría progresivamente. Frente a este panorama, el veterano economista insta a reconsiderar las políticas actuales ya explorar alternativas que no perjudiquen a los propios ciudadanos a los que se busca proteger.

 

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