El tema de este reportaje desea abordar el tema del cambio, sin embargo, quien lo exponen requiere de un paréntesis en la actual Venezuela. El sociólogo venezolano José Antonio Gil Yepes cobró fama porque emitió un pronóstico que resuena con un eco sorprendente en la política venezolana: “Nicolás Maduro ganará las próximas elecciones presidenciales del 28 de julio”. En sus declaraciones del 15 de julio para el diario El Universal, Gil Yepes prevé un escenario donde “Edmundo González sacará 5 millones 660 mil 074 votos, Maduro 6 millones de votos y los candidatos independientes sacarán entre todos aproximadamente 500 mil votos”. La aparente promesa de “cambio” que caracteriza estas elecciones es, según él, un déjà vu político que no traerá las transformaciones que muchos esperan.
José Antonio Gil Yepes, presidente de la encuestadora Datanálisis entre 1989 y 2011 y exprofesor del Instituto de Estudios Superiores de Administración, no es un desconocido en el análisis político venezolano. En su reciente columna titulada “¿En qué consiste el cambio?” para El Universal, Gil Yepes profundiza en la naturaleza del cambio en el contexto venezolano. En sus palabras, “el grupo gobernante debe ser incluyente, en vez de gobernar en minoría y perseguir al anterior. Consiste en gobernar en función de tomar decisiones que mejoran la participación política y económica de todos los sectores y de la población en general”. Sin embargo, la realidad histórica que describe es una serie de cambios que apenas han alterado la concentración del poder.
¿Cambio político, cuál cambio?
Los cambios de régimen en la historia republicana de Venezuela han sido más sobre quién ostenta el poder que sobre cómo y sobre qué asuntos se gobierna. Cada gobierno ha presentado una alta concentración del poder político y ha sido una minoría excluyente. La exclusión genera tensiones que, ante la falta de escucha del gobernante, buscan desplazarlo del poder. Esta dinámica ha sido cíclica, con salidas forzadas de gobernantes que a su vez fueron excluidos, a menudo mediante violencia, salvo algunas excepciones como en 1998. Las promesas de cambio que acompañan estos movimientos suelen quedar incumplidas, un patrón que Gil Yepes destaca en su análisis.

La palabra “cambio” resuena entre los venezolanos, pero Gil Yepes argumenta que no ha habido un cambio verdadero en la manera de gobernar. La concentración del poder ha persistido bajo diferentes disfraces: presidencialismo, centralismo, estatismo, partidismo o caudillismo, populismo y rentismo. Estas seis características han definido el panorama político venezolano, limitando la participación efectiva de los sectores no oficiales y perpetuando un ciclo de pobreza y exclusión.
Hay soluciones al problema
Despresidencializar la toma de decisiones, descentralizar el poder, privatizar empresas del Estado, y diversificar la producción y exportaciones son algunas de las soluciones que propone Gil Yepes para un verdadero cambio. Según él, los partidos políticos deben ceder espacio a otros sectores como empresarios, trabajadores, consumidores, académicos, y otros grupos de la sociedad civil. La despartidización de la política es crucial para permitir una verdadera democracia pluralista que incluya y articule los intereses de todos los sectores.
Tambièn puedes leer: Gripe aviar: Millones de aves y mamíferos muertos ¿Y si nos asalta una cepa letal?
El populismo, caracterizado por la distribución de dádivas y promesas vacías, debe ser reemplazado por políticas que promuevan la inversión privada y el empleo. Además, el rentismo petrolero, que ha sido una muleta económica para el país, necesita ser sustituido por una política petrolera que busque aumentar la producción y mantener precios moderados, evitando así que otras fuentes de energía se vuelvan viables y diversificando las exportaciones.
Democratización y desarrollo económico
Gil Yepes destaca que estos principios no son nuevos; ya fueron intentados por Carlos Andrés Pérez en su segundo mandato, aunque con estrategias de implementación que fallaron en obtener el apoyo necesario. En contraste, Hugo Chávez, con estrategias efectivas de comunicación y populismo, logró profundizar la concentración del poder, convenciendo a muchos de que estaban viviendo una revolución.
La visión de Gil Yepes sobre el cambio en Venezuela es clara: debe ser inclusivo y enfocado en mejorar la participación política y económica de todos los sectores de la población. No obstante, las condiciones históricas y actuales plantean un desafío significativo para cualquier intento de reforma estructural. La concentración del poder, en sus múltiples formas, ha sido un obstáculo persistente para la democratización y el desarrollo económico del país.

Seis puntos a revertir
En su análisis, Gil Yepes subraya que la verdadera revolución en Venezuela implicaría revertir estas seis exageraciones del poder. Despresidencializar, descentralizar, privatizar, despartidizar, educar en vez de ofrecer dádivas, y sustituir el rentismo petrolero por una política económica diversificada son las claves para un cambio real. Estas medidas requieren no solo voluntad política sino también un amplio apoyo social y la capacidad de enfrentar la resistencia de los intereses establecidos.
El pronóstico de Gil Yepes para las elecciones del 28 de julio mostró que Venezuela se enfrentó una vez más a una elección que prometió cambio pero que, en la práctica, puede resultar en más de lo mismo. La estructura del poder y las reglas del juego político en Venezuela han demostrado ser resistentes al cambio superficial. Para que haya un cambio verdadero, se necesita una transformación profunda de las instituciones y de la cultura política que las sustenta.
Tambièn puedes leer: Plataforma unitaria de la oposición en Venezuela se presentó ante el TSJ sin las actas
Las palabras de Gil Yepes nos llevan a reflexionar sobre la naturaleza del cambio en la política venezolana. ¿Es posible un cambio real en un sistema tan profundamente arraigado en la concentración del poder y la exclusión? La historia reciente de Venezuela ofrece lecciones valiosas, y el futuro dependerá de la capacidad de sus líderes y ciudadanos para aprender de esas lecciones y trabajar hacia un país más inclusivo y democrático. El déjà vu político que predice Gil Yepes es un recordatorio de los desafíos que enfrenta Venezuela y de la necesidad urgente de un cambio que vaya más allá de las promesas y se traduzca en una verdadera transformación social y económica.