La Corte Internacional de Justicia (CIJ), con sede en La Haya, Países Bajos, se encuentra en un punto crítico de su historia, enfrentando uno de sus casos más desafiantes: Israel debe defenderse por acusaciones de genocidio contra los palestinos. Este tribunal, nacido en 1913 como «Palacio de la Paz» y rediseñado tras la Primera Guerra Mundial, se erige como el principal órgano judicial de las Naciones Unidas (ONU), encargado de solucionar conflictos entre Estados.
Originalmente, la CIJ se concibió para prevenir conflictos como los que desataron la Primera Guerra Mundial, pero apenas un año después de su fundación, el mundo se sumergió en un conflicto sin precedentes. La Segunda Guerra Mundial trajo consigo una reconfiguración global, llevando a que Nueva York se convirtiera en la sede de la ONU, excepto por la CIJ, que se trasladó al antiguo «Palacio de la Paz». Esta corte se dedica a dirimir disputas entre países, a diferencia de la Corte Penal Internacional (CPI), que se ocupa de casos contra individuos
Corte Internacional de Justicia
En el corazón de la CIJ, un equipo de 15 magistrados de diversas nacionalidades, electos por la Asamblea General y el Consejo de Seguridad de la ONU, trabajan para impartir justicia. Cada tres años se renuevan cinco de estas plazas, garantizando así la representación equitativa y la renovación constante de perspectivas. Actualmente, la corte está presidida por la jueza estadounidense Joan Donoghue y su vicepresidente ruso, Kirill Gevorgian.

La Corte Internacional de Justicia opera bajo un marco de competencias complejas. Todos los Estados miembros de la ONU son automáticamente partes contratantes, pero la corte solo tiene jurisdicción cuando los Estados implicados han aceptado su autoridad. Esto puede ocurrir a través de una declaración de sometimiento, como la firmada por Alemania y otros países, o de manera voluntaria en caso de disputas específicas. Además, hay situaciones en las que los Estados pueden ser llevados ante la CIJ sin su consentimiento explícito, como en el caso de acusaciones basadas en convenciones de la ONU que han sido firmadas por el Estado demandado.
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La demanda de Ucrania
Ejemplos recientes de la relevancia y desafíos de la CIJ incluyen la demanda de Ucrania contra Rusia tras la guerra de invasión en 2022, basada en la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio. Igualmente, Gambia impulsó un proceso contra Myanmar por el genocidio contra los rohinyá, y actualmente Sudáfrica ha presentado una solicitud urgente contra Israel. Estos casos reflejan la complejidad y la urgencia de los asuntos tratados por la CIJ.

A pesar de que los fallos de la Corte Internacional de Justicia son vinculantes y no sujetos a apelación, la implementación de estas decisiones representa un desafío significativo. No existe una fuerza policial global que pueda asegurar el cumplimiento de los fallos, por lo que la eficacia de la corte depende en gran medida de la cooperación de los Estados. El caso de la demanda ucraniana es emblemático: aunque la CIJ instruyó a Rusia a detener su invasión en marzo de 2022, la guerra continúa, evidenciando la limitación práctica de la corte en la imposición de sus decisiones.
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Cuán eficaz es la institución
Este desafío resalta una cuestión crítica: ¿cuán eficaz puede ser una institución como la CIJ en un mundo donde la política internacional a menudo se rige más por el poder que por el derecho? El caso de Israel ante la CIJ no solo pone a prueba la capacidad de la corte para manejar acusaciones de gran magnitud, sino que también cuestiona su influencia en la esfera global. A medida que el tribunal se enfrenta a esta y otras disputas internacionales, su capacidad para adaptarse y responder a los desafíos contemporáneos seguirá siendo un tema de interés y debate global.
La Corte Internacional de Justicia representa un esfuerzo continuo y esencial por mantener la paz y la justicia en el ámbito internacional. Aunque su capacidad para imponer sus fallos sigue siendo limitada, su existencia y las decisiones que toma tienen un impacto significativo en la diplomacia y las relaciones internacionales. A medida que el mundo enfrenta nuevas crisis y conflictos, el papel de la CIJ será cada vez más crucial para la resolución pacífica de disputas y la promoción de un orden global basado en el respeto al derecho internacional.

