EL PAÍS: “nadie sabe con seguridad cómo va a amanecer en Venezuela el 29 de julio”

“Nadie sabe con seguridad cómo va a amanecer en Venezuela el 29 de julio”, comenta Juan Diego Quesada, corresponsal de EL PAÍS, en su reciente artículo titulado “Las dudas sobre si el chavismo aceptaría una derrota se mantienen en vilo a la oposición en Venezuela”. Este día será crucial para el país sudamericano, pues marcará el futuro político de una nación que ha vivido bajo el régimen chavista durante 25 años. Las elecciones presidenciales del 28 de julio son vistas por muchos como una oportunidad de cambio, pero la incertidumbre sobre la reacción del chavismo a una posible derrota mantiene a la sociedad en vilo.

Quesada, quien ha cubierto extensamente la región andina para EL PAÍS desde 2013, ha reportado desde diferentes frentes, incluidos Irak, Filipinas y los Balcanes. Su experiencia le ha permitido brindar una perspectiva profunda sobre la situación venezolana. La prensa nacional e internacional ha divulgado los escenarios que analistas como Luis Vicente León, John Magdaleno y Antonio Gil Yepes han esbozado sobre cómo podría desarrollarse la jornada electoral y sus consecuencias y hay más de una versión donde Maduro gana las elecciones.

Venezuela el 29 de julio

El contexto actual sugiere que Edmundo González Urrutia, el candidato de consenso de la oposición, lidera las encuestas. Sin embargo, la oposición se pregunta si el chavismo aceptaría una derrota y permitiría una transición pacífica. Venezuela el 29 de julio enfrenta una encrucijada histórica. La posibilidad de que González Urrutia, un diplomático relativamente desconocido hasta hace poco, gane las elecciones sea real, pero la historia reciente del país sugiere que nada puede darse por seguro. Maduro puede ganar las elecciones y la pregunta inicia se devuelve como boomerang: ¿la oposición aceptaría a derrota?

Venezuela el 29 de julio
La prensa nacional e internacional ha divulgado los escenarios que analistas como Luis Vicente León, John Magdaleno y Antonio Gil Yepes han esbozado sobre cómo podría desarrollarse la jornada electoral y sus consecuencias y hay más de una versión donde Maduro gana las elecciones. Ilustración MidJourney

La oposición, liderada en gran medida por María Corina Machado, quien ha transferido su capital político a González Urrutia, se enfrenta al reto de asegurar una transición ordenada. En sus discursos, González Urrutia ha prometido evitar el revanchismo y facilitar una salida digna para el chavismo. Sin embargo, la sombra de la desconfianza y la incertidumbre planea sobre todos los actores políticos involucrados. Estados Unidos ofrece una recompensa de 15 millones de dólares por Nicolás Maduro, lo que complica aún más el escenario. Y la oposición desconoce lo que el gobierno de Biden y Maduro conversan en secreto desde hace menos de dos semanas.

Dicen ser buenos perdedores

Las declaraciones contradictorias de figuras clave del chavismo aumentan la incertidumbre. Mientras Maduro insiste en que representa la paz, su discurso está lleno de referencias a posibles conflictos y conspiraciones. El vicepresidente del PSUV, Diosdado Cabello, también ha enviado mensajes contradictorios. A pesar de sus ataques habituales a la oposición, recientemente sugirió que el chavismo podría aceptar una derrota. “Nosotros cada vez que hemos perdido hemos entregado”, dijo Freddy Bernal, gobernador de Táchira, en una entrevista. Esta declaración fue recibida con sorpresa y escepticismo, pero también con una ligera esperanza de que el chavismo esté dispuesto a aceptar los resultados. Sin embargo, Venezuela el 29 de julio, tendrá la oportunidad de despejar la luda.

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Sin negociación no ha victoria

En el caso de que González Urrutia gane, la oposición debe estar preparada para negociar. Félix Seijas, de la firma encuestadora Delphos, señala que si el chavismo permite que se anuncie la victoria de González, es porque no les quedó otra alternativa. Sin embargo, esto no garantiza una transición sencilla. Antonio Ecarri, otro candidato opositor, advierte sobre la gobernabilidad postelectoral. Según él, el desafío real será mantener la estabilidad política y social en un país polarizado y lleno de tensiones.

Venezuela el 29 de julio podría enfrentar un escenario inédito. La posibilidad de un gobierno de unidad nacional, que incluya sectores del chavismo, es una idea que está ganando adeptos. Esto, sin embargo, requeriría de una madurez política que no siempre ha estado presente en la historia reciente del país. El historiador Elías Pino señala que la respuesta masiva y contundente de la sociedad ha sorprendido a la cúpula del gobierno, que parece no estar preparada para una transición.

Un gobierno bajo presión

Los días previos a las elecciones están marcados por la especulación y la tensión. Maduro ha insinuado en el pasado que no habría elecciones libres mientras persistan las sanciones internacionales. La narrativa del chavismo de enfrentarse a poderes desestabilizadores externos añade un componente de incertidumbre al proceso electoral. John Magdaleno, politólogo, resalta que el oficialismo está en una situación límite, con la posibilidad real de perder en las urnas. Sin embargo, también advierte que los actores políticos no siempre se comportan racionalmente, lo que añade una capa de imprevisibilidad a la situación.

La pregunta que todos se hacen es si el país podrá finalmente dar un paso hacia un futuro más prometedor o si seguirá atrapado en la espiral de incertidumbre y conflicto que ha marcado las últimas décadas. Ilustración MidJourney.

La comunidad internacional observa con atención lo que sucede en Venezuela. Presidentes como Gustavo Petro y Lula Da Silva han intentado mediar, promoviendo acuerdos que aseguren el respeto a los resultados electorales. Sin embargo, hasta ahora, estos esfuerzos no han dado frutos concretos. Los acuerdos de Barbados, firmados en 2023, establecen la voluntad de respetar el resultado electoral, pero la falta de un compromiso explícito de ambas partes deja abierta la posibilidad de conflictos post-electorales. Solo el amanecer de Venezuela el 29 de julio verá el camino que transitarán los actores políticos.

Nada es seguro

En este contexto, Venezuela el 29 de julio se enfrenta a un futuro incierto. La posibilidad de un cambio histórico está a la vista, pero las sombras del pasado reciente y la complejidad del presente hacen que nada sea seguro. La sociedad venezolana, agotada por años de crisis económica, social y política, mira con esperanza y temor el desenlace de estas elecciones. La pregunta que todos se hacen es si el país podrá finalmente dar un paso hacia un futuro más prometedor o si seguirá atrapado en la espiral de incertidumbre y conflicto que ha marcado las últimas décadas.

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La respuesta a esta pregunta comenzará a desarrollarse en la mañana del 29 de julio, cuando los venezolanos se despierten para enfrentar una nueva realidad. La esperanza de un cambio pacífico y democrático está en el aire, pero también lo está el temor a la resistencia del chavismo a dejar el poder. En cualquier caso, como señala Quesada en su reportaje, nadie sabe con seguridad cómo va a amanecer en Venezuela el 29 de julio.

 

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