“El barco se hunde”: Es necesaria una alianza de salvación nacional para que Venezuela nazca de nuevo

En un momento de crisis sin precedentes, donde la metáfora del barco a punto de hundirse nunca ha sido más pertinente, Venezuela se enfrenta a una encrucijada histórica que exige una respuesta inmediata y unificada de todas sus fuerzas vivas. La situación actual del país no es solo un reflejo de una crisis económica, política y social, sino también de un profundo desgarro en el tejido moral y espiritual de la nación.

En este contexto, la voz de Luis María Ugalde Olalde, teólogo e historiador jesuita venezolano, resuena con una claridad y urgencia que no pueden ser ignoradas. Recientemente, en su columna para El Nacional, titulada: “El ayuno que yo quiero”, Ugalde invita a una reflexión profunda sobre la necesidad de un cambio radical que vaya más allá de lo político y lo económico, para tocar las bases mismas de la convivencia y la moralidad en Venezuela.

Venezuela y su naufragio

Luis María Ugalde, no solo es conocido por su extensa trayectoria académica como exrector de la Universidad Católica Andrés Bello, sino también por su activa participación en el debate público a través de sus columnas en El Nacional, y su reconocimiento como Individuo de Número de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales. Su voz se alza no solo como la de un académico o un religioso, sino como la de un ciudadano profundamente comprometido con el futuro de Venezuela.

Venezuela
La respuesta a la crisis venezolana, entonces, no se encuentra en la confrontación estéril o en la perpetuación de sistemas corruptos y excluyentes. La verdadera solución exige un retorno a los valores fundamentales de solidaridad, justicia y amor fraterno. Ilustración MidJourney

Venezuela, en palabras de Ugalde, se encuentra en un «naufragio» evidente y doloroso. A dos tercios de su población les falta lo básico: alimento, atención sanitaria, educación y trabajo. Esta situación de privación no solo condena a millones a la pobreza, sino que también ha impulsado a un éxodo masivo sin precedentes en la historia del país. La ironía de esta crisis se encuentra en el contraste entre los ingresos multimillonarios que ha recibido el Estado venezolano y la miseria generalizada en que se encuentra sumergida la población. Ugalde argumenta que la crisis venezolana trasciende las fallas individuales para revelar un «pecado estructural» donde la política de ambas aceras se ha convertido en una máquina de generar miseria.

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Ayuno de egoísmo, indiferencia e injusticia

La propuesta de Ugalde, inspirada en las palabras del profeta Isaías y en las enseñanzas de Jesús de Nazaret, va más allá de la denuncia. Nos invita a un ayuno verdadero, no de alimento, sino de egoísmo, de indiferencia, de injusticia. Un ayuno que se traduce en acciones concretas: abrir las prisiones injustas, compartir el pan con el hambriento, vestir al desnudo y no ignorar al hermano en necesidad. Este, según él, es el camino hacia la sanación de Venezuela.

Este llamado a una alianza de salvación nacional implica un cambio radical y estructural, que incluye elecciones libres y una renovación total del sistema político y económico del país. La urgencia de esta alianza no puede ser subestimada. El barco de Venezuela, como advierte Ugalde, está en peligro de hundirse irremediablemente. No obstante, la crisis también presenta una oportunidad única para renacer como nación, para reconstruir sobre cimientos más sólidos, justos y humanos.

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El llamado de Luis María Ugalde a una alianza de salvación nacional es, en esencia, un llamado a la esperanza y a la acción. Es un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, la posibilidad de renacimiento y redención está presente. Ilustración MidJourney.

Cristianismo que unifica

El papel de la Iglesia y de figuras como Luis María Ugalde es crucial en este proceso de cambio. A través de su mensaje de esperanza y de acción, inspirado en los principios más profundos del cristianismo, nos recuerdan que la salvación de Venezuela es posible, pero requiere de un compromiso genuino y desinteresado de todos sus hijos. La política, la economía, la sociedad, deben ser repensadas y reconstruidas para servir al bien común, para liberar en lugar de oprimir, para unir en lugar de dividir.

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La respuesta a la crisis venezolana, entonces, no se encuentra en la confrontación estéril o en la perpetuación de sistemas corruptos y excluyentes. La verdadera solución exige un retorno a los valores fundamentales de solidaridad, justicia y amor fraterno. En palabras de Ugalde, es necesario desterrar la opresión, la acusación malintencionada y la indiferencia hacia el sufrimiento del otro. Solo así, la luz de Venezuela podrá brillar nuevamente en medio de las tinieblas, y su oscuridad se convertirá en mediodía.

Alianza de salvación nacional

El llamado de Luis María Ugalde a una alianza de salvación nacional es, en esencia, un llamado a la esperanza y a la acción. Es un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, la posibilidad de renacimiento y redención está presente.

Venezuela tiene ante sí el desafío de reconstruirse, de nacer de nuevo a partir de las cenizas de su crisis. Pero este renacimiento solo será posible si sus ciudadanos, líderes y comunidades se unen en un esfuerzo común y desinteresado por el bien de la nación. En este sentido, «El barco se hunde» no es solo una advertencia, sino también una promesa: la promesa de un nuevo amanecer para Venezuela, basado en la justicia, la solidaridad y el amor.

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