Faltan 123 días para el 10 de enero de 2025 y en Venezuela gobierna el statu quo

A 123 días de que se cumpla la fecha clave del 10 de enero de 2025, en Venezuela, el tiempo parece congelado en un presente perpetuo donde el poder se mantiene intacto en manos de quienes lo han detentado por más de dos décadas. Con una oposición fragmentada y un liderazgo que se debate entre el exilio y la resistencia, el país se enfrenta a una nueva encrucijada política sin señales claras de cambio. Venezuela sigue atrapada en un statu quo que, más allá de los discursos y promesas, se muestra inquebrantable.

Este reportaje se basa en el análisis del corresponsal de la BBC en América Latina, Daniel Prado, un experimentado periodista colombiano con una década de cobertura en la región. Prado, quien ha trabajado para medios destacados de su país natal y ha recibido varios premios por su labor periodística, publicó recientemente un artículo titulado “Cómo quedan la oposición y María Corina Machado en Venezuela tras el asilo político al candidato Edmundo González en España” en el portal de BBCMundo. En su texto, Prado desglosa la situación actual de la política venezolana, subrayando la evidente solidez del chavismo y las limitadas opciones de una oposición que sigue sin encontrar su rumbo.

Venezuela y sus narrativas

En Venezuela, los últimos eventos políticos han dejado en evidencia la complejidad de un panorama que, a pesar del desgaste del gobierno y las crecientes dificultades económicas, no muestra fisuras significativas en la estructura del poder. El asilo otorgado a Edmundo González Urrutia en España, tras supuestamente ganar unas elecciones no reconocidas por el oficialismo, parece más una jugada desesperada que un paso hacia una transición democrática. Los expertos consultados por Prado coinciden en que no hay indicios de una fractura interna en el chavismo que pudiera abrir las puertas a un cambio de régimen, una condición que ha sido históricamente la clave para cualquier transformación política en el país.

Los expertos consultados coinciden en que no hay indicios de una fractura interna en el chavismo que pudiera abrir las puertas a un cambio de régimen, una condición que ha sido históricamente la clave para cualquier transformación política en el país. Ilustración MidJourney

El analista político Luis Vicente León, citado en el reportaje de Prado, destaca que el chavismo, a pesar de los problemas internos y la presión internacional, ha logrado mantener su cohesión y el respaldo de las Fuerzas Armadas. «Más allá de la opinión mediática, el chavismo ha logrado mantener su unidad y su respaldo militar», señala León, subrayando que cualquier posibilidad de cambio debe pasar necesariamente por una negociación que contemple las exigencias de salida de quienes ostentan el poder, algo que parece lejano en el contexto actual.

María Corina es estéril

La figura de María Corina Machado ha emergido como la voz principal de una oposición que ha perdido fuerza y liderazgo a lo largo de los años. Con Edmundo González fuera de la ecuación, Machado enfrenta el desafío de mantener unida a una coalición que, aunque respaldada por un amplio sector de la población, carece de la estructura y los recursos para confrontar de manera efectiva al gobierno. Mientras tanto, el chavismo sigue afianzado en sus posiciones, con un control casi absoluto de las instituciones y el aparato militar.

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Venezuela ha experimentado en los últimos años un creciente desencanto con la clase política, tanto oficialista como opositora. La desconfianza en el sistema electoral y en los partidos tradicionales ha llevado a un aumento de la apatía entre los ciudadanos, que ven con escepticismo cualquier llamado a participar en procesos electorales bajo las condiciones actuales. Las elecciones pautadas para 2025, que incluyen comicios regionales, locales y legislativos, se presentan como una nueva prueba para una oposición que deberá decidir si participar o abstenerse, una disyuntiva que en el pasado le costó años de irrelevancia política.

Una derrota proyectada

El exilio de Edmundo González ha sido interpretado por algunos sectores como una derrota para la oposición y una victoria simbólica para el gobierno. Con 75 años y enfrentando problemas de salud, González se retira de la escena política en medio de un clima de incertidumbre y acusaciones de fraude. La narrativa impulsada por María Corina Machado, que insiste en la legitimidad de González como presidente electo, choca con la realidad de un poder judicial y un Consejo Nacional Electoral que continúan firmemente alineados con el gobierno de Nicolás Maduro.

La estrategia de la oposición parece ahora centrarse en presionar a la comunidad internacional para que mantenga la presión sobre el gobierno venezolano, al tiempo que busca evitar una mayor represión interna. Sin embargo, Prado advierte en su análisis que la posibilidad de negociaciones con el chavismo podría no girar en torno al reconocimiento de los resultados electorales, sino en torno a concesiones como la liberación de presos políticos o la implementación de políticas de apertura económica que alivien la grave crisis que enfrenta el país.

El futuro inmediato de Venezuela parece marcado por la incertidumbre. La salida de González ha debilitado las expectativas de un cambio rápido, y el statu quo se presenta como una barrera difícil de superar. Ilustración MidJourney.

En Venezuela, el desgaste social y económico es evidente. La crisis humanitaria y la migración masiva han dejado una huella profunda en la sociedad, mientras que el gobierno sigue aferrado a su narrativa de resistencia frente a lo que califica como un asedio imperialista. A pesar de las sanciones y del aislamiento internacional, el chavismo ha logrado sobrevivir, adaptándose y reinventándose para mantenerse en el poder. Este contexto de resistencia y permanencia se refleja en la cotidianidad de un país que, a pesar de todo, sigue funcionando bajo la sombra de una revolución que no muestra intenciones de ceder.

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El cambio se desvanece

El futuro inmediato de Venezuela parece marcado por la incertidumbre. La salida de González ha debilitado las expectativas de un cambio rápido, y el statu quo se presenta como una barrera difícil de superar. En un país donde el control del poder es absoluto y los costos de una transición no negociada son incalculables, la pregunta que muchos se hacen es cuánto tiempo más puede sostenerse esta situación sin que haya una explosión social o un giro inesperado.

El 10 de enero de 2025 se vislumbra como una fecha simbólica más que como un punto de inflexión. Los venezolanos, agotados por años de crisis y promesas incumplidas, miran al futuro con una mezcla de esperanza y resignación. En un escenario donde todo parece posible y, al mismo tiempo, nada cambia, el país sigue navegando en aguas turbulentas, esperando un desenlace que aún parece lejano. El reloj avanza, pero en Venezuela, el tiempo se siente detenido.

 

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