Petroleros estadounidenses recomiendan trabajar con Maduro durante 6 años más

Petroleros estadounidenses han mostrado una disposición sorprendente a legitimar al presidente venezolano Nicolás Maduro si este logra ganar las próximas elecciones. Esta postura ha surgido a medida que algunos ejecutivos petroleros y acreedores de Wall Street han comenzado a considerar a Maduro como una opción más estable para la inversión en Venezuela, a pesar de las controversias y el historial de manipulación electoral del mandatario.

Esta información se basa en un reportaje reciente de Kejal Vyas y Patricia Garip para The Wall Street Journal titulado «Maduro intenta ganarse la amistad de los inversores estadounidenses en Venezuela para renovar las elecciones». Vyas, corresponsal regional en Sudamérica del mismo medio, y Garip, una periodista independiente radicada en Santiago de Chile, presentan un análisis detallado de las dinámicas políticas y económicas que están llevando a estos inversores a reconsiderar su posición frente a Maduro.

Petroleros estadounidenses

El reportaje de Vyas y Garip destaca cómo, en su intento por revitalizar la industria petrolera de Venezuela, Maduro ha buscado establecer relaciones más estrechas con inversores estadounidenses. Durante una reciente visita a una planta de Chevron que reabrió sus puertas el año pasado, Maduro hizo un llamamiento a los inversores estadounidenses, asegurándoles estabilidad, seguridad jurídica y relaciones de beneficio mutuo. Esta retórica pro-empresarial contrasta con los años de colapso económico que ha marcado su mandato, pero parece estar encontrando eco entre algunos sectores empresariales que prefieren «al malo conocido» frente a la incertidumbre de una posible transición política.

En su discurso en la planta de Chevron ante petroleros estadounidenses, promocionó acuerdos con nuevos inversores y expresó su respeto por decisiones políticas en Estados Unidos, sugiriendo una posible apertura hacia un diálogo con el gobierno de Biden. Además, ofreció palabras de simpatía hacia Donald Trump tras un intento de asesinato, lo cual puede ser visto como un intento de restablecer relaciones con posibles futuros líderes estadounidenses. Ilustración MidJourney

Petroleros estadounidenses han estado en conversaciones informales con Maduro, abogando por el levantamiento de sanciones económicas impuestas por el gobierno de Biden. Estos ejecutivos argumentan que una continuidad del régimen actual, incluso si esto implica manipulación electoral, es preferible a los riesgos de una transición caótica que podría desestabilizar aún más la región y afectar negativamente sus inversiones. Este sentimiento se refleja en las palabras de un ejecutivo estadounidense citado en el reportaje de Vyas y Garip: «Mi recomendación es que trabajen con este tipo durante seis años más».

Maduro y las oportunidades

Maduro ha aprovechado cada oportunidad para presentarse como el único capaz de revivir la economía venezolana. En su discurso en la planta de Chevron ante petroleros estadounidenses, promocionó acuerdos con nuevos inversores y expresó su respeto por decisiones políticas en Estados Unidos, sugiriendo una posible apertura hacia un diálogo con el gobierno de Biden. Además, ofreció palabras de simpatía hacia Donald Trump tras un intento de asesinato, lo cual puede ser visto como un intento de restablecer relaciones con posibles futuros líderes estadounidenses.

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Detrás de escena, Maduro ha ofrecido oportunidades lucrativas a empresas estadounidenses, con la esperanza de que estas puedan persuadir a Washington para que reconozca su gobierno como legítimo y ponga fin a las sanciones. Esta estrategia incluye la promesa de retornos generosos y control operativo sobre empresas conjuntas, algo que recuerda a los contratos iniciales que llevaron a Venezuela a convertirse en un gran productor de petróleo hace un siglo. Sin embargo, esta apertura económica contrasta con la realidad política de un régimen autoritario que sigue reprimiendo a la oposición y limitando las libertades democráticas.

El capital no tiene ideología

Petroleros estadounidenses ven en la estabilidad del régimen de Maduro una oportunidad para garantizar sus inversiones a largo plazo. La posibilidad de que Venezuela restablezca sus lazos diplomáticos y comerciales con Estados Unidos es crucial para atraer más inversiones y fomentar el crecimiento económico. No obstante, esta visión pragmática de los ejecutivos choca con la perspectiva de los grupos de derechos humanos y otros actores políticos que advierten sobre los riesgos de legitimar a un gobierno acusado de violaciones a los derechos humanos y fraude electoral.

La narrativa presentada por Vyas y Garip en su artículo para The Wall Street Journal revela la complejidad de la situación en Venezuela. Por un lado, los ejecutivos petroleros estadounidenses buscan proteger y expandir sus inversiones en un país con vastos recursos naturales. Por otro, la legitimación de un régimen autoritario podría tener consecuencias negativas para la democracia y la estabilidad en la región. La postura de estos empresarios refleja un dilema ético y práctico que no es fácil de resolver.

Se negocia con el jefe

La economía venezolana, bajo el mandato de Maduro, ha sufrido una contracción significativa y una caída dramática en la producción de crudo. A pesar de esto, el presidente se presenta como un líder confiable y abierto a nuevas inversiones. Esta aparente paradoja es lo que impulsa a algunos ejecutivos a considerar trabajar con él, esperando que la estabilidad y la seguridad jurídica prometidas se materialicen en un entorno de negocios más favorable.

Maduro ha aprovechado cada oportunidad para presentarse como el único capaz de revivir la economía venezolana. En su discurso en la planta de Chevron ante petroleros estadounidenses, promocionó acuerdos con nuevos inversores y expresó su respeto por decisiones políticas en Estados Unidos, sugiriendo una posible apertura hacia un diálogo con la Casa Blanca. Ilustración MidJourney.

Los inversores en infraestructura y otros sectores también se encuentran divididos. Mientras algunos ven en la estabilidad de Maduro una oportunidad para el desarrollo económico, otros consideran que un cambio de gobierno es necesario para restablecer el estado de derecho y garantizar ingresos estables a largo plazo. La falta de datos económicos creíbles y las regulaciones bancarias débiles son solo algunos de los desafíos que enfrentan las empresas al operar en Venezuela.

Petroleros estadounidenses y otros actores empresariales han viajado a Venezuela para evaluar el clima de inversión y discutir posibles acuerdos con el gobierno de Maduro. Estos encuentros han revelado una Venezuela que busca desesperadamente atraer inversiones extranjeras, ofreciendo condiciones favorables que podrían resultar atractivas para algunos, pero que también plantean riesgos significativos debido a la falta de transparencia y la posibilidad de cambios abruptos en la política económica.

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El riesgo como variable

La postura del gobierno de Biden hacia Venezuela ha sido de presión para que se celebren elecciones libres y justas a cambio de un alivio de las sanciones. Aunque algunas sanciones han sido levantadas, la administración estadounidense sigue siendo cautelosa, otorgando licencias individuales para permitir que ciertas empresas operen en Venezuela sin comprometer su política general hacia el régimen de Maduro.

El futuro de Venezuela y sus relaciones con Estados Unidos y otros países occidentales dependerá en gran medida del resultado de las próximas elecciones y de la capacidad de Maduro para cumplir con sus promesas de estabilidad y seguridad jurídica. Petroleros estadounidenses, al igual que otros inversores, deberán sopesar cuidadosamente los riesgos y beneficios de legitimar a un gobierno que, aunque ofrece oportunidades económicas, también plantea serias interrogantes sobre la gobernanza y el respeto a los derechos humanos.

El contexto suministrado por Vyas y Garip ofrece una visión detallada de las dinámicas en juego, mostrando cómo intereses económicos y consideraciones políticas se entrelazan en una situación compleja y cargada de incertidumbre. La decisión de los petroleros estadounidenses de apoyar o no a Maduro tendrá implicaciones profundas no solo para Venezuela, sino para la región y el equilibrio geopolítico global.

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