Ganar a Maduro con votos será una tarea titánica para la oposición venezolana

Ganar a Maduro con votos será una tarea titánica para la oposición venezolana. En medio de una atmósfera política tensa y cargada de incertidumbre, la oposición venezolana enfrenta un desafío monumental: derrotar al presidente Nicolás Maduro en las urnas. A pesar de la creciente desilusión con el régimen chavista, los obstáculos institucionales y el control del gobierno sobre las estructuras del estado hacen que esta tarea sea extremadamente compleja.

Juan Diego Quesada, corresponsal de Colombia, Venezuela y la región andina, es el autor del material original que sirve como base para este análisis. Quesada, miembro fundador de EL PAÍS América en 2013, ha trabajado en diversas secciones internacionales y cubierto eventos significativos en Irak, Filipinas y los Balcanes. Recientemente, publicó un reportaje en EL PAÍS titulado: «Venezuela: una nación en vilo a un mes de unas elecciones presidenciales cruciales en su historia». En este reportaje, Quesada explora el clima político en Venezuela, señalando que por primera vez en 25 años la oposición podría ganar con claridad al candidato chavista, Nicolás Maduro.

Oposición venezolana

“Estos días cunde en Venezuela una sensación de urgencia histórica”. Después de un cuarto de siglo de hegemonía chavista, por primera vez se vislumbra la posibilidad de un cambio de rumbo para el país. Las elecciones presidenciales del 28 de julio son vistas como un punto de inflexión, con el candidato de consenso de la oposición, Edmundo González Urrutia, liderando las encuestas frente al presidente Maduro. Sin embargo, el camino hacia la votación está plagado de obstáculos, y las horas posteriores a una posible victoria opositora se anticipan aún más complicadas. La «oposición venezolana» no solo debe enfrentarse a una maquinaria electoral controlada por el chavismo, sino también a un gobierno que, según los analistas, no facilitará una transición pacífica.

oposición venezolana
Luis Vicente León, otro analista, considera que numéricamente el chavismo podría ganar si la abstención es alta. Se estima que el oficialismo podría reunir casi cinco millones de votos leales, suficientes para ganar si la participación total no supera los once millones. Ilustración MidJourney

El chavismo, que ha mantenido el control del país desde que Hugo Chávez asumió el poder en 1999, ha visto menguar su apoyo popular desde la muerte de Chávez en 2013. Bajo el mando de Maduro, la revolución bolivariana ha perdido respaldo, pero el gobierno aún controla las instituciones clave del estado, incluidas la justicia y las fuerzas militares. A pesar de todo, el gobierno no ha roto completamente con el exterior y ha negociado con la oposición y con Estados Unidos para organizar estas elecciones.

Una victoria trasfundida

Maduro, que debería enfrentarse a María Corina Machado, la candidata opositora que arrasó en las primarias, ha visto cómo su principal rival ha sido inhabilitada para participar en las elecciones. Machado, sin embargo, no se ha rendido y ha designado a Edmundo González como su sucesor, transfiriéndole todo su capital político. González, un diplomático de 74 años que inicialmente era desconocido para muchos, ha emergido como una figura central en la campaña de la oposición venezolana, captando más del 50% de intención de voto, según los sondeos más confiables.

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El politólogo Luis Vidal, experto en datos y director de More Consulting, explica que «Edmundo tiene más del 50% de intención de voto porque capta más del 90% del voto de María Corina. Maduro está cercano a sus topes en opinión pública, que Hay alrededor de 3 de cada 10 venezolanos inscritos en el registro electoral que se encuentran en Venezuela. Hay una diferencia importante.» Esta diferencia es significativa, pero el oficialismo es consciente de que recuperar el terreno en los próximos 30 días será difícil.

El chavismo: Una fuerza formidable

El vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello, ha estado siguiendo de cerca a los candidatos opositores en sus campañas, mientras que Maduro ha comenzado a criticar públicamente a sus ministros, recordando los tiempos de Chávez. A pesar de las dificultades internas, el chavismo sigue siendo una fuerza formidable, con un control considerable sobre el aparato del estado.

La oposición venezolana teme que, si Edmundo sigue liderando las encuestas, el chavismo podría inhabilitarlo, como hizo con Machado. Sin embargo, esto podría ser demasiado obvio y provocaría una reacción negativa de la comunidad internacional. Según Vidal, una táctica más sutil podría ser retirar la tarjeta de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), lo que dejaría a Edmundo representado por solo dos partidos, frente a los 13 de Maduro. Esto podría confundir a los votantes, especialmente en áreas rurales, y resultar en votos nulos que perjudicarían a la oposición.

El chavismo puede ganar

Luis Vicente León, otro analista, considera que numéricamente el chavismo podría ganar si la abstención es alta. Se estima que el oficialismo podría reunir casi cinco millones de votos leales, suficientes para ganar si la participación total no supera los once millones. Esta perspectiva ha generado críticas dentro de los sectores opositores, pero León argumenta que la dispersión del voto opositor podría ser un factor determinante.

oposición venezolana
El chavismo no cedería el poder fácilmente, y la transición no sería hasta enero de 2025. Durante este periodo, la Asamblea Nacional, controlada por el chavismo, seguiría gobernando hasta enero de 2026, y muchos alcaldes y gobernadores seguirían siendo leales al movimiento revolucionario. Ilustración MidJourney.

Oswaldo Ramírez, consultor político, sostiene que la expectativa de cambio está instalada en la población, pero advierte que las horas posteriores a una posible victoria de la oposición venezolana serían extremadamente complicadas. El chavismo, señala, no cedería el poder fácilmente, y la transición no sería hasta enero de 2025. Durante este periodo, la Asamblea Nacional, controlada por el chavismo, seguiría gobernando hasta enero de 2026, y muchos alcaldes y gobernadores seguirían siendo leales al movimiento revolucionario.

Proceso de negociación

En este contexto, Ramírez anticipa que podría abrirse un proceso de negociación para un poder compartido y una reconciliación nacional. Sin embargo, estos escenarios son altamente especulativos, y cualquier cosa podría suceder en los días y meses siguientes a las elecciones. La «oposición venezolana» debe estar preparada para una batalla prolongada y compleja, tanto en las urnas como en el terreno político.

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Ganar a Maduro con votos será una tarea titánica para la oposición venezolana. Las próximas elecciones presidenciales representan una oportunidad histórica para el cambio, pero el camino está lleno de desafíos. La determinación y la unidad serán cruciales para enfrentar el poder establecido y llevar a Venezuela hacia una nueva dirección política.

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