Narrativas presidenciales de Venezuela en el lejano futuro del 28 de julio: Cerca del apocalipsis

En el horizonte incierto de Venezuela, las narrativas presidenciales del venidero 28 de julio pintan un cuadro apocalíptico. La atmósfera está cargada de tensión y promesas de un futuro turbulento. En esta encrucijada, las voces que emergen del panorama político evocan imágenes de un país al borde del abismo, atrapado entre la esperanza y el temor.

Jesús Puerta, licenciado en comunicación social, con una Maestría en literatura latinoamericana y Doctor en Ciencias Sociales, ha trazado un mapa detallado de estas narrativas. Profesor de la Universidad de Carabobo y fundador del Doctorado de Ciencias Sociales en la misma institución, Puerta ha sido una figura influyente en el estudio de la retórica política venezolana. En su reciente artículo para el portal Aporrea, titulado «Después de mí, el diluvio», Puerta explora las distintas corrientes discursivas que conforman el paisaje electoral actual. Su análisis destaca la importancia de la retórica, esa antigua ciencia que clasifica los discursos en deliberativos, judiciales y epidícticos, como herramienta fundamental para entender las estrategias empleadas por los actores políticos.

Narrativas: al amparo de la retórica

La narrativa predominante en esta campaña electoral venezolana es deliberativa, buscando persuadir a la asamblea electoral con argumentos cargados de emoción. La estridencia de los discursos refleja la polarización extrema: de un lado, se fomenta el miedo y la amenaza, utilizando tácticas de coacción y «violencia simbólica». Del otro, se promueve el diálogo, la convivencia y el reencuentro, aunque estas promesas se ven empañadas por la desconfianza y las dudas. Jesús Puerta señala que estas narrativas están diseñadas para provocar respuestas emocionales, acercándose a veces al discurso conmemorativo en su intento por conmover al electorado.

Narrativas
Del otro, se promueve el diálogo, la convivencia y el reencuentro, aunque estas promesas se ven empañadas por la desconfianza y las dudas. Jesús Puerta señala que estas narrativas están diseñadas para provocar respuestas emocionales, acercándose a veces al discurso conmemorativo en su intento por conmover al electorado. Ilustración MidJourney

Las narrativas de miedo y amenaza han encontrado eco en discursos apocalípticos que evocan el fin del mundo tal como lo conocemos. Un dirigente del partido Acción Democrática, autorizado por el Tribunal Supremo de Justicia, ha advertido sobre la posibilidad de una guerra civil si Maduro es derrotado, reminiscentes de las sectas evangélicas del siglo XIX que predicaban la inminente segunda venida de Cristo. Estas predicciones, aunque extremas, encuentran resonancia en una población cansada y desesperada por un cambio.

Diálogo y la reconciliación

En contraste, las narrativas que abogan por el diálogo y la reconciliación están representadas por figuras como Edmundo González Urrutia (EGU), cuya candidatura ha sido vista por algunos, como Ochoa Antich, como una esperanza para evitar un futuro catastrófico. Antich, aunque crítico de la oposición encabezada por María Corina Machado (MCM) y EGU, reconoce en este último una opción más moderada y viable para derrotar a Maduro y llevar a Venezuela hacia un camino de reconstrucción.

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Las narrativas apocalípticas no se limitan a la política interna. La posibilidad de un conflicto armado con Guyana, que podría llevar a la suspensión de las elecciones, ha sido planteada como una amenaza real. Esta perspectiva no solo plantea un escenario de caos interno, sino que también implica un enfrentamiento directo con potencias extranjeras como Estados Unidos, en un contexto global donde Rusia y China tienen sus propias prioridades en Ucrania y Taiwán, respectivamente.

El apocalipsis es “now”

Para muchas familias venezolanas, el apocalipsis ya es una realidad cotidiana. La migración a través del peligroso Darién, motivada por la desesperanza de un futuro bajo el gobierno de Maduro, es una prueba palpable del sufrimiento y la desesperación que muchos enfrentan. Las promesas de Edmundo González Urrutia de un retorno a una Venezuela reconciliada, llena de amor y oportunidades, alimentan las esperanzas de aquellos que sueñan con reunirse con sus seres queridos en una patria revitalizada.

Sin embargo, las narrativas del chavismo disidente también juegan un papel crucial en esta compleja telaraña de discursos. El «chavismo antimadurista» presenta un dilema entre elegir al malo conocido y el peor desconocido. Este discurso, aunque crítico de Maduro, apela a la lealtad ideológica y al temor de un cambio radical liderado por la oposición. La figura de la señora Oaira, que encabeza el CLAP en su comunidad, se convierte en un símbolo de resistencia y de la difícil elección que muchos enfrentan entre el mal menor y la traición a sus principios.

Narrativas
El gobierno de Maduro, consciente de esta dinámica, ha implementado estrategias para fomentar la abstención y la fragmentación de la oposición, apunta Puerta. Desde la designación de figuras leales en el Consejo Nacional Electoral hasta la censura de medios y el uso de ventajismo electoral, estas tácticas buscan desincentivar la participación y asegurar una victoria con una minoría de votos controlados. Ilustración MidJourney.

Historias para los que no juegan

La abstención también emerge con sus narrativas poderosas en este contexto. Hay un segmento significativo de la población que ve en la abstención una postura revolucionaria, una forma de protesta contra un sistema electoral percibido como ilegítimo y corrupto. Puerta señala que esta retórica abstencionista mezcla verdades, medias verdades y falacias, creando una narrativa incendiaria que, aunque crítica del gobierno y la oposición, puede terminar favoreciendo al statu quo.

El gobierno de Maduro, consciente de esta dinámica, ha implementado estrategias para fomentar la abstención y la fragmentación de la oposición, apunta Puerta. Desde la designación de figuras leales en el Consejo Nacional Electoral hasta la censura de medios y el uso de ventajismo electoral, estas tácticas buscan desincentivar la participación y asegurar una victoria con una minoría de votos controlados. La retórica abstencionista, aunque crítica de estas prácticas, puede inadvertidamente contribuir a la perpetuación del régimen.

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Implicaciones de estas narrativas

En este clima de desconfianza y polarización, la figura de Jesús Puerta emerge como una voz analítica que invita a reflexionar sobre las verdaderas implicaciones de estas narrativas. Su artículo «Después de mí, el diluvio» no solo ofrece una cartografía detallada de los discursos en juego, sino que también plantea preguntas cruciales sobre el futuro de la democracia en Venezuela. ¿Es posible un cambio real a través del proceso electoral, o estamos condenados a repetir los mismos ciclos de desesperanza y conflicto?

Al final, las narrativas que rodean las elecciones del 28 de julio en Venezuela reflejan una lucha profunda por el alma del país. En este momento crítico, donde cada discurso parece llevar el peso del apocalipsis, la decisión del pueblo venezolano será determinante. Ya sea a través del miedo, la esperanza, la lealtad ideológica o la protesta abstencionista, las voces que se levantan en esta campaña electoral dibujan un futuro incierto pero crucial para el destino de la nación.

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