Acción Democrática ve en María Corina Machado a una Lupita Ferrer de la ultraderecha

María Corina Machado ha sido comparada por Acción Democrática con la célebre actriz venezolana Lupita Ferrer, pero no en un sentido halagador. En un artículo reciente, Bernabé Gutiérrez, secretario general nacional de Acción Democrática, expresó su descontento con el papel que la líder política ha jugado en la actual escena política venezolana. Según Gutiérrez, Machado se ha convertido en una figura melodramática, similar a los personajes interpretados por Ferrer, que buscan manipular la opinión pública y confundir a los electores.

El artículo, titulado «De la Loca Luz Caraballo a la Lupita Ferrer del Siglo XXI», fue publicado por Bernabé Gutiérrez en El Universal, un diario capitalino de Venezuela. Gutiérrez, quien ha estado inmerso en la política venezolana por décadas y fue designado presidente ad hoc de Acción Democrática por el Tribunal Supremo de Justicia en 2020, no escatimó en palabras para describir lo que él considera el teatro político de María Corina Machado. Su comparación con el poema de Andrés Eloy Blanco, «La Loca Luz Caraballo», sirve para resaltar lo que él percibe como el viaje caótico y desorientado de Machado por la política venezolana.

¿La loca María Corina Machado?

En su artículo, Gutiérrez critica la manera en que las elecciones primarias de la oposición venezolana se llevaron a cabo en 2023. Señala que el proceso estuvo marcado por la exclusión y el sectarismo, y que solo se permitió participar a aquellos candidatos alineados con la ultraderecha. Entre estos candidatos, María Corina Machado, a pesar de estar inhabilitada, fue una de las figuras principales, lo que, según Gutiérrez, subraya la falta de legitimidad del proceso.

La comparación de María Corina Machado con Lupita Ferrer no es casual. Lupita Ferrer es conocida por sus papeles dramáticos en telenovelas, y Gutiérrez sugiere que Machado está desempeñando un papel similar en la política, llenando el escenario con drama y emociones exageradas para distraer de las verdaderas cuestiones que afectan a los venezolanos. Este tipo de actuación, según él, solo sirve para desestabilizar el país y no ofrece soluciones reales a los problemas que enfrentan los ciudadanos.

María Corina Machado
En su artículo, Gutiérrez critica la manera en que las elecciones primarias de la oposición venezolana se llevaron a cabo en 2023. Señala que el proceso estuvo marcado por la exclusión y el sectarismo, y que solo se permitió participar a aquellos candidatos alineados con la ultraderecha. Ilustración MidJourney

Alineada con intereses extranjeros

María Corina Machado, a lo largo de su carrera política, ha sido una figura polarizadora. Conocida por su fuerte oposición al chavismo y su defensa del libre mercado, ha sido una voz prominente en la política venezolana desde principios de los 2000. Sin embargo, sus detractores la acusan de estar demasiado alineada con intereses extranjeros y de promover una agenda que no necesariamente beneficia a la mayoría de los venezolanos.

En el contexto de las elecciones presidenciales de 2024, Bernabé Gutiérrez ha decidido presentar su propia candidatura por la facción de facto de Acción Democrática. Este movimiento, según él, es una respuesta a lo que considera una toma de control ilegítima de la oposición por parte de figuras como Machado. En su artículo, Gutiérrez describe cómo la narrativa de Machado recuerda a la «Loca Luz Caraballo», un personaje que vaga sin rumbo, acumulando seguidores sin ofrecer una dirección clara ni soluciones tangibles.

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Manipulación de los procesos

En el tercer párrafo de su artículo, Gutiérrez menciona a María Corina Machado nuevamente, subrayando cómo, a pesar de estar inhabilitada, logró inscribirse en el proceso interno de las primarias y ganar. Esta victoria, según Gutiérrez, es un reflejo del poder que la ultraderecha tiene en la oposición venezolana, y de cómo manipulan los procesos para asegurar que sus candidatos prevalezcan.

La figura de Machado también es comparada con la de Juan Guaidó, a quien Gutiérrez se refiere como el «Guaidó envejecido». Esta comparación tiene como objetivo mostrar cómo la oposición venezolana ha reciclado figuras y estrategias, sin ofrecer nuevas propuestas ni liderazgos frescos. Guaidó, quien fue reconocido por muchos países como presidente interino de Venezuela, también ha sido una figura controvertida, y Gutiérrez sugiere que Machado sigue un camino similar, llenando el vacío dejado por él con más dramatismo y menos acción concreta.

Los que medran tras bastidores

El artículo también menciona a otros líderes de la oposición, como Henry Ramos Allup, Leopoldo López, Enrique Capriles, Julio Borges y Antonio Ledezma, sugiriendo que todos ellos forman parte de una cúpula que ha manipulado la política venezolana para su propio beneficio. Según Gutiérrez, estas figuras han utilizado la ayuda internacional y los recursos del país para avanzar sus agendas personales, dejando a los venezolanos en una situación cada vez más precaria.

María Corina Machado
La comparación con Lupita Ferrer, aunque aparentemente frívola, subraya una preocupación real: la política venezolana se ha convertido en un espectáculo, donde el drama y las emociones eclipsan las soluciones prácticas y las políticas efectivas. Ilustración MidJourney.

La crítica de Gutiérrez se extiende a los eventos de Cúcuta, donde se intentó introducir ayuda humanitaria en Venezuela. Este evento, que contó con la presencia de figuras internacionales como Mike Pompeo, Sebastián Piñera, Jair Bolsonaro e Iván Duque, es descrito por Gutiérrez como un intento fallido de invasión disfrazado de ayuda. Según él, estos eventos son parte de una estrategia de la ultraderecha para desestabilizar Venezuela y tomar el poder mediante el caos y la confusión.

En su análisis, Gutiérrez no solo critica a María Corina Machado, sino también a la estrategia global de la oposición ultraderechista. Describe cómo, tras el fracaso de la operación en Cúcuta, se inventaron nuevas figuras y narrativas, como el «Guaidó envejecido», para mantener viva la ilusión de un cambio inminente. Esta estrategia, según Gutiérrez, es similar a un culebrón o telenovela, donde los personajes y las tramas se reciclan una y otra vez para mantener al público entretenido, pero sin ofrecer una resolución real.

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Esperanza de cambio

A medida que se acercan las elecciones de 2024, la polarización en Venezuela se intensifica. María Corina Machado sigue siendo una figura central en la oposición, y sus seguidores ven en ella una esperanza de cambio. Sin embargo, las críticas de figuras como Bernabé Gutiérrez destacan las divisiones profundas dentro del país y dentro de la propia oposición. La comparación con Lupita Ferrer, aunque aparentemente frívola, subraya una preocupación real: la política venezolana se ha convertido en un espectáculo, donde el drama y las emociones eclipsan las soluciones prácticas y las políticas efectivas.

La visión de Bernabé Gutiérrez sobre María Corina Machado como una Lupita Ferrer de la ultraderecha es una crítica mordaz a la estrategia y al liderazgo de la oposición venezolana. Su artículo en El Universal no solo busca desacreditar a Machado, sino también llamar la atención sobre lo que él ve como una manipulación constante de la opinión pública y una falta de compromiso con las verdaderas necesidades del pueblo venezolano. En este sentido, el llamado de Gutiérrez es claro: Venezuela debe mirar más allá del melodrama y buscar líderes que realmente estén comprometidos con el cambio y la estabilidad del país.

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