José Antonio Gil Yepes, sociólogo venezolano y presidente de la encuestadora Datanálisis entre 1989 y 2011, ha ofrecido un análisis exhaustivo sobre la sorpresiva victoria electoral de Donald Trump en las elecciones más recientes de los Estados Unidos. Según su evaluación, el triunfo de Trump desafió las expectativas tradicionales y pone en evidencia cómo algunos atributos específicos pueden pesar más que otros en la construcción de una marca política, incluso cuando el candidato enfrenta serios cuestionamientos legales y éticos.
En su artículo publicado en el diario El Universal de Venezuela, titulado: El triunfo de Trump: mensajes para construir marcas, Gil Yepes combina su vasta experiencia en análisis multivariable con observaciones sociopolíticas que explican cómo Trump pudo superar las adversidades y consolidar su victoria. Gil Yepes, también quien fue profesor del Instituto de Estudios Superiores de Administración, analiza el fenómeno desde la perspectiva de la construcción de marcas y cómo ciertos atributos negativos pueden ser neutralizados o incluso revertidos en beneficios políticos.
José Antonio Gil Yepes y las marcas
Uno de los puntos clave que José Antonio Gil Yepes destaca es la capacidad de Trump para convertir sus juicios legales en un elemento de victimización que resuena profundamente con sus seguidores. A pesar de ser el único expresidente en la historia de los Estados Unidos en ser condenado en un juicio, Trump supo canalizar las acusaciones en su contra como ataques políticos orquestados por sus rivales. Esta narrativa no solo reforzó su conexión emocional con su base electoral, sino que también alimentó una percepción de lucha contra el «sistema», un atributo que ha sido fundamental para su marca política desde sus primeras incursiones en la política.

Otro aspecto relevante que Gil Yepes analiza es el contraste económico entre las gestiones de Biden y Trump. Según el autor, las políticas económicas del gobierno de Joe Biden, como la distribución masiva de subsidios durante la pandemia, contribuyeron a un alza inflacionaria que impactó negativamente en el bolsillo de los votantes. Aunque la economía mostró signos de recuperación, la percepción generalizada de una mala gestión económica quedó asociada al gobierno demócrata. Por el contrario, Trump representó el arquetipo del «self-made man», una figura profundamente admirada en la cultura estadounidense y especialmente efectiva en tiempos de incertidumbre económica.
El tema de la inmigración
José Antonio Gil Yepes subraya también el papel de la inmigración como un tema divisivo y decisivo en la campaña. Trump reforzó su postura antiinmigración ilegal, una promesa que resonó no solo entre votantes conservadores, sino también entre inmigrantes legales que veían en los indocumentados una amenaza a su propio estatus y reputación. Este contraste se exacerba aún más debido al bajo perfil mantenido por Kamala Harris, encargada de abordar la crisis migratoria, quien no logró transmitir una solución clara ni efectiva a este problema.
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La etiqueta de «izquierdista» aplicada a Kamala Harris, según el análisis de Gil Yepes, fue otro factor determinante en el resultado electoral. La vicepresidenta fue asociada con movimientos como Black Lives Matter y políticas progresistas que, aunque relevantes para ciertos segmentos de la población, chocaron con los valores conservadores predominantes en estados rurales y agrícolas, donde Trump tiene una base sólida de apoyo. Gil Yepes señala que estas etiquetas, sumadas al vínculo de Harris con figuras y movimientos marxistas, se convirtieron en obstáculos de superar para la campaña demócrata.
El lenguaje y la actitud
En el ámbito social, el lenguaje y la actitud de los candidatos también jugaron un papel crucial. Mientras Trump se mantuvo en su estilo combativo y en ocasiones despectivo, Harris intentó proyectar una imagen de simpatía y conciliación. Sin embargo, Gil Yepes apunta que esta estrategia fue insuficiente, ya que la campaña de Harris no logró capitalizar los puntos débiles de su oponente ni conectar de manera efectiva con los votantes indecisos. A pesar de sus esfuerzos, Harris fue percibida como emergente y poco sólida, factores que afectarán su credibilidad frente a Trump.
José Antonio Gil Yepes enfatizó que, en la construcción de la marca «Trump», el magnate supo priorizar atributos que generaban una fuerte identificación emocional con sus partidarios, como su postura nacionalista y su promesa de crear empleos mediante políticas proteccionistas. Por el contrario, Harris se enfocó en temas como el aborto y los derechos LGBT+, que, aunque importantes para ciertos grupos, no lograron movilizar a las masas en la misma medida que las propuestas económicas y de seguridad de Trump.

Medios de comunicación y redes sociales
El sociólogo también aborda cómo los medios de comunicación y las redes sociales influyeron en la percepción pública de los candidatos. Trump, con su estilo directo y provocador, dominó el discurso mediático y consolidó su presencia como un líder fuerte y decidido, mientras que Harris luchó por ganar espacio en un entorno mediático saturado de controversias. Gil Yepes explica que esta asimetría en la visibilidad mediática terminó favoreciendo a Trump, quien supo capitalizar cada oportunidad para reforzar su narrativa y desacreditar a sus oponentes.
Finalmente, Gil Yepes concluye que el triunfo de Trump no solo refleja las dinámicas internas de la política estadounidense, sino también tendencias globales en la construcción de liderazgos populistas y polarizantes. Según su análisis, la marca «Trump» se ha consolidado como un fenómeno que trasciende los límites de la política convencional, redefiniendo las reglas del juego y estableciendo un modelo que combina atributos positivos y negativos de manera estratégica para obtener resultados electorales exitosos.
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En palabras de José Antonio Gil Yepes, «la política, al igual que el mercado, responde a percepciones y emociones que muchas veces pesan más que los hechos». La reciente victoria de Donald Trump es un recordatorio de cómo las estrategias de comunicación, la construcción de narrativas y el manejo de atributos clave pueden redefinir el panorama electoral, incluso en contextos adversos.