En el panorama político venezolano, marcado por años de polarización y confrontaciones, surge una voz que invita a la reflexión y al cambio. Enrique Ochoa Antich, conocido por su trayectoria como político y escritor venezolano, y por ser un crítico del chavismo desde sus inicios, plantea una propuesta audaz en su reciente artículo «El sutil arte de hacerse a un lado». En él, Ochoa Antich hace un llamado tanto a la oposición como al gobierno actual a reconsiderar su permanencia en el escenario político venezolano. La frase “es hora de hacerse a un lado” resuena como un eco de sensatez en un país que clama por soluciones y liderazgos renovados.
Este artículo fue publicado en Aporrea, portal que se ha convertido en un espacio para la disidencia venezolana, reflejando la diversidad de voces y opiniones dentro del país. Ochoa Antich, con una carrera política que incluye la fundación del Movimiento al Socialismo (MAS) y una prolífica labor como columnista en varios de los principales medios de comunicación del país, utiliza su experiencia y perspectiva para analizar el escenario actual. En su pieza, titulada “El sutil arte de hacerse a un lado”, destaca la necesidad de una nueva dirección en la política venezolana, argumentando que el apego al poder ha cegado, a muchos, impidiendo ver el bien mayor: el futuro de Venezuela.
Es hora de hacerse a un lado
La situación política de Venezuela se ha caracterizado por una persistente crisis, en la cual tanto Nicolás Maduro como María Corina Machado han sido figuras centrales, representando polos opuestos del espectro político. Sin embargo, Ochoa Antich sugiere que ambos, por el bien del país, deben considerar el gesto de retirarse, para ellos es hora de hacerse a un lado, permitiendo que nuevas voces y liderazgos emerjan. Este llamado no es exclusivo para ellos; es un mensaje dirigido a todo el espectro político venezolano, donde la renovación se ve como un paso necesario para superar los desafíos actuales y futuros.

En su artículo, Ochoa Antich se refiere a ejemplos internacionales donde líderes políticos asumieron la responsabilidad de hacerse a un lado cuando reconocieron que su permanencia en el poder no contribuía al bienestar de sus naciones. Menciona el caso de James Cameron tras el referendo del Brexit, el retiro digno de Charles de Gaulle en Francia, y la decisión de Ricardo Lagos en Chile, quienes, en momentos críticos, optaron por el retiro, demostrando un acto de liderazgo y responsabilidad histórica. Estos ejemplos sirven de espejo para la situación venezolana, planteando la pregunta: ¿no es acaso momento de un acto similar de grandeza y desprendimiento en Venezuela?
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Llamado al desprendimiento
La insistencia en permanecer en posiciones de poder, según Ochoa Antich, no solo ha demostrado ser contraproducente para los intereses de la nación, sino que también ha impedido el surgimiento de alternativas capaces de generar un consenso más amplio y de abordar de manera efectiva los problemas del país. La polarización extrema ha frenado el progreso, atrapando a Venezuela en un ciclo de estancamiento y crisis que parece no tener fin.
“Es hora de hacerse a un lado”, repite Ochoa Antich, no como un gesto de derrota, sino como un acto de valentía y amor por Venezuela. Sugiere que tanto Maduro como Machado, y con ellos, sus respectivos seguidores, deben considerar el futuro del país por encima de ambiciones personales o partidistas. Este llamado al desprendimiento tiene el potencial de abrir el camino hacia un diálogo más constructivo, hacia la reconciliación nacional y, eventualmente, hacia una transición política que sea verdaderamente inclusiva y democrática.

El asunto del legado
Ochoa Antich no ignora los desafíos que implicaría un cambio de esta naturaleza. La historia política de Venezuela está marcada por la resistencia al cambio y por la lucha por el poder. Sin embargo, su propuesta busca inspirar una reflexión profunda sobre el legado que las actuales figuras políticas desean dejar a las futuras generaciones. ¿Serán recordados como quienes supieron anteponer el bienestar colectivo a sus intereses individuales, o como aquellos que se aferraron al poder hasta el último momento, sin importar las consecuencias?
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La invitación de Ochoa Antich es clara: es hora de hacerse a un lado. Es momento de considerar el patriotismo por encima de las ambiciones personales. Cita el ejemplo de Eduardo Fernández, quien recientemente expresó que no es la hora de las ambiciones personales, sino del amor por Venezuela. Este mensaje resuena con la idea de que solo a través del sacrificio y la voluntad de hacerse a un lado, se pueden sentar las bases para un futuro más prometedor para Venezuela.
El artículo de Enrique Ochoa Antich es un llamado a la reflexión y al cambio en un momento crítico para Venezuela. Su propuesta de que “es hora de hacerse a un lado” no solo desafía a las figuras políticas establecidas, sino que también invita a la sociedad venezolana a imaginar un nuevo camino hacia la reconstrucción y el progreso. En un país donde la política ha estado dominada por la confrontación y la división, la idea de un nuevo comienzo, basado en el desprendimiento y el consenso, ofrece una luz de esperanza.