China y Estados Unidos hacen negocios energéticos con Guyana en El Esequibo

En un contexto geopolítico complejo y cargado de tensiones históricas, la dinámica de poder en El Esequibo adquiere nuevas dimensiones con la creciente presencia de China y Estados Unidos en la escena. Esta situación, marcada por una mezcla de diplomacia y estrategia, fue destacada por Omar Lugo, periodista del portal de noticias caraqueño El Estímulo, en colaboración con Ricardo Salvador De Toma García, un destacado experto venezolano en el litigio territorial y marítimo entre Guyana y Venezuela. De Toma, con una perspectiva descarnada y un análisis incisivo, ofrece una visión reveladora de los intereses entrelazados y las maniobras de estos poderes globales en la región.

El interés de China y Estados Unidos en Guyana y El Esequibo se centra, en gran medida, en la riqueza energética de la región. ExxonMobil, con sus operaciones en áreas marinas no delimitadas, ha sido un actor ruidoso en este escenario. Sin embargo, la entrada silenciosa pero firme de China en la ecuación añade una nueva capa de complejidad. De Toma, doctor en estudios estratégicos internacionales, ha dedicado años a estudiar las correlaciones de fuerzas entre estos países y las grandes corporaciones petroleras, ofreciendo una visión detallada y crítica de la situación.

China y Estados Unidos
La estrategia de Guyana en este conflicto ha sido, según De Toma, la de internacionalizar la controversia. Ilustración MidJourney

China y Estados Unidos en El Esequibo

Apartando por un momento la narrativa de China y Estados Unidos, echemos un vistazo a otra muy interesante. En su tesis doctoral, De Toma aborda la «territorialización geoeconómica» practicada por las corporaciones petroleras, un proceso mediante el cual ejercen influencia sobre la geografía a través de tecnologías avanzadas y capitales significativos. Esta dinámica, según el experto, inclina la balanza de poder en favor de ciertos estados nacionales involucrados en controversias limítrofes. Su investigación destaca cómo, tras el escándalo de corrupción Lava Jato y la quiebra de la constructora Odebrecht, Brasil redujo sus inversiones en la región, dejando un vacío que fue rápidamente llenado por China con financiamiento y proyectos.

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La estrategia de Guyana en este conflicto ha sido, según De Toma, la de internacionalizar la controversia. Desde 1966, Guyana se ha beneficiado del estatus quo, manteniendo el control sobre el territorio en disputa y dilatando los procesos de negociación. Esta táctica ha llevado a una mayor visibilidad del conflicto en el ámbito internacional, poniendo en juego no solo la riqueza energética sino también la soberanía y la autodeterminación de los pueblos involucrados.

Guyana y China son socios

La influencia de China en la región no es un fenómeno nuevo. Guyana fue el primer estado del Caribe angloparlante en establecer relaciones con la República Popular China y comprometerse con la política de una sola China. Esta relación se ha intensificado con el tiempo, y hoy en día, China emerge como un actor principal en la geopolítica de Guyana y El Esequibo. La presencia de China, según De Toma, se extiende más allá de las inversiones en infraestructura y energía, representando una estrategia a largo plazo que podría alterar significativamente el equilibrio de poder en la región.

Por otro lado, la entrada tardía de Estados Unidos en este escenario no ha pasado desapercibida. La visita del entonces secretario de Estado, Mike Pompeo, a Guyana en 2020, marcó un hito en la relación entre ambos países. Esta visita subrayó el creciente interés de Estados Unidos en una región históricamente dominada por la influencia china. La cooperación entre ExxonMobil y la empresa estatal china CNOOC en la explotación del bloque Stabroek es un claro ejemplo de cómo los intereses China y Estados Unidos pueden converger en un terreno común, aunque competitivo.

Guyana juega sin escrúpulos

El análisis de De Toma también aborda la dimensión de seguridad en el conflicto. La teoría de la seguridad, aplicada a este caso, sugiere que Guyana ha utilizado la narrativa de Venezuela como una «amenaza existencial» para justificar la intervención internacional y la judicialización del conflicto. Este enfoque ha llevado a la controversia a la Corte Internacional de Justicia, un foro donde Venezuela ha optado por no participar, dudando de la imparcialidad de la sentencia en un contexto geopolítico cargado.

China y Estados Unidos
La situación en El Esequibo, atrapada entre las ambiciones energéticas de China y Estados Unidos y el antiguo litigio territorial entre Guyana y Venezuela, presenta un complejo entramado geopolítico. Ilustración MidJourney

Además, De Toma critica la visión de que Guyana pueda convertirse en una «Dubai de América» gracias al petróleo. Argumenta que la extracción de petróleo está en manos de corporaciones internacionales y que el futuro del petróleo como recurso es limitado. Esto, junto con la enorme deuda que Guyana ha acumulado con China, plantea interrogantes sobre la sostenibilidad a largo plazo del modelo de desarrollo de Guyana, más cuando cualquier beneficio dentro de esta narrativa va ir a China y Estados Unidos.

Brasil está entre los grandes

El experto también destaca la compleja red de intereses geopolíticos en la región, incluyendo la interconexión terrestre entre Brasil y Guyana a través del Esequibo. Esta interconexión, que incluye proyectos de infraestructura crítica como puentes y carreteras, refleja el papel de Brasil como un actor importante en la geopolítica de la región, aunque su capacidad para influir en el conflicto ha disminuido en los últimos años debido a crisis internas.

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Finalmente, De Toma advierte sobre las consecuencias de una sentencia desfavorable para Venezuela en la Corte Internacional de Justicia. Sugiere que tal resultado podría forzar a Venezuela a considerar opciones extremas, incluida la guerra, para proteger sus intereses territoriales y marítimos. Este escenario, aunque extremo, subraya la complejidad y la gravedad de un conflicto que involucra a múltiples actores internacionales y regionales, cada uno con sus propias agendas y estrategias.

La situación en El Esequibo, atrapada entre las ambiciones energéticas de China y Estados Unidos y el antiguo litigio territorial entre Guyana y Venezuela, presenta un complejo entramado geopolítico. Este conflicto no solo pone en juego los recursos naturales y la soberanía territorial, sino que también es un reflejo de las tensiones y realineamientos globales en un mundo cada vez más interconectado y competitivo.

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