Una hidroeléctrica guyanesa en Amaila Falls desafía a Venezuela en pleno territorio Esequibo

En las profundidades del territorio Esequibo, un vibrante capítulo de modernización y controversia geopolítica está siendo escrito por Guyana. El gobierno guyanés, liderado por el Primer Ministro Mark Phillips, ha puesto en marcha un ambicioso proyecto para transformar las cascadas de Amaila Falls en un complejo hidroeléctrico. Esta iniciativa, que entra en su fase decisiva, no solo simboliza un salto hacia la autosuficiencia energética de Guyana, sino que también plantea un desafío directo a las históricas reclamaciones territoriales de Venezuela sobre la región.

El proyecto Amaila, que se ha enfrentado a años de retrasos y cambios de rumbo, ha ganado un nuevo impulso. Cuatro consorcios internacionales de Australia, Brasil, China y Guyana están compitiendo por los lucrativos contratos para desarrollar este proyecto hidroeléctrico de 165 megavatios (MW). Esta planta no solo promete generar electricidad suficiente para satisfacer las crecientes demandas de energía de Guyana, sino que también marca un giro hacia las energías renovables en un país predominantemente conocido por sus vastos recursos petroleros.

Amaila Falls y el PIB

Las Amaila Falls, ubicadas en el río Kuribrong, un afluente del río Potaro en la región 8 de Potaro-Siparuni, han sido identificadas como el sitio ideal para este proyecto. El plan incluye la construcción de un embalse de 23 kilómetros cuadrados y una línea de transmisión de 230 KV que se extenderá hacia el este, donde reside la mayoría de la población guyanesa. Las subestaciones de transmisión y distribución complementarán la infraestructura, asegurando una integración fluida en la red nacional de Guyana Power and Light (GPL).

Amaila Falls
El plan incluye la construcción de un embalse de 23 kilómetros cuadrados y una línea de transmisión de 230 KV que se extenderá hacia el este, donde reside la mayoría de la población guyanesa. Ilustración MidJourney

La decisión de avanzar con el proyecto Amaila ha sido fuertemente influenciada por el reciente boom económico de Guyana. Descubrimientos significativos de petróleo de alta calidad en 2015 en el océano Atlántico, cerca de las costas del Esequibo, han transformado la economía del país. Con una producción proyectada de más de 500.000 barriles de petróleo por día, Guyana está experimentando un crecimiento económico sin precedentes. El Banco Mundial pronostica un aumento del 38% en el Producto Interno Bruto (PIB) de Guyana para este año, una tasa de crecimiento casi diez veces mayor que el promedio esperado para América Latina y el Caribe.

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Hidroeléctrica en zona de reclamación

Sin embargo, este proyecto no está exento de controversias. La ubicación de Amaila Falls en el disputado territorio Esequibo ha provocado tensiones con Venezuela, que históricamente ha reclamado esta región. A pesar de estos desafíos geopolíticos, Guyana sigue adelante, con la firme intención de convertirse en un líder regional en energías renovables y desarrollo sostenible. La iniciativa se alinea con los planes del gobierno para diversificar sus fuentes de energía, incluyendo un proyecto de conversión de gas natural en energía, previsto para entrar en funcionamiento en 2025.

Los consorcios precalificados para el proyecto, incluyendo la firma brasileña Rialma, la estatal China Internacional Agua y Electricidad, la empresa guyanesa Lindsayca CH4 Guyana y un grupo australiano compuesto por OEC, GE Vernova y Worley, reflejan el interés global en la creciente economía de Guyana. El modelo de Construcción-Operativa-Transferencia (BOOT) adoptado para la licitación del proyecto Amaila es indicativo de un enfoque pragmático y orientado al futuro. Según los documentos de la Oficina del Primer Ministro, este modelo garantiza que, una vez completada la construcción, el complejo hidroeléctrico se integrará y expandirá la capacidad de la red nacional, beneficiando a áreas clave como Linden en la Región 10.

Guyana en el escenario mundial

La participación de empresas internacionales en este proyecto no solo subraya la creciente influencia económica de Guyana en el escenario mundial, sino que también representa un desafío tácito a la posición de Venezuela sobre el Esequibo. Mientras Guyana avanza en su desarrollo económico, la cuestión de la soberanía sobre el Esequibo sigue siendo un tema delicado en las relaciones entre ambos países. Sin embargo, la determinación de Guyana de seguir adelante con el proyecto Amaila demuestra su compromiso con el crecimiento económico y la autosuficiencia energética, independientemente de las tensiones políticas.

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El proyecto hidroeléctrico de las cataratas de Amaila Falls es, por tanto, mucho más que una simple planta de energía. Representa un paso crucial hacia la modernización de la infraestructura de Guyana y la diversificación de su economía basada en recursos naturales. Con la integración de esta planta a la red nacional, Guyana no solo mejorará su seguridad energética, sino que también dará un paso significativo hacia la reducción de su dependencia del petróleo.

Amaila Falls
La ubicación de Amaila Falls en el disputado territorio Esequibo ha provocado tensiones con Venezuela, que históricamente ha reclamado esta región. Ilustración MidJourney

Electricidad que genera soberanía

La promesa de Amaila va más allá de la generación de electricidad; se trata de un símbolo de progreso y soberanía en un país que busca definir su identidad y su lugar en el mundo. A medida que Guyana se prepara para un futuro de crecimiento sostenido y prosperidad, proyectos como el de Amaila Falls son fundamentales para alcanzar estos objetivos. No obstante, la sombra de la disputa territorial con Venezuela sigue presente, añadiendo una capa de complejidad a este ya ambicioso proyecto.

El proyecto hidroeléctrico en Amaila Falls no solo es un testimonio del dinamismo económico y la visión de futuro de Guyana, sino que también se ha convertido en un punto de inflexión en su larga disputa territorial con Venezuela. Este desarrollo no solo redefine la geopolítica en la región, sino que también destaca el papel de Guyana como un actor emergente en el escenario energético global. Mientras Guyana continúa su trayectoria ascendente, el mundo observa atentamente cómo este pequeño pero ambicioso país navega por las aguas turbulentas de la política internacional y el desarrollo sostenible.

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