Franz Beckenbauer se coló en el medio campo y encara la portería del cielo

La leyenda del fútbol alemán, Franz Beckenbauer, nos dejó a los 78 años, pero su legado sigue tan vivo como el día en que, con su elegante zancada, revolucionó el deporte rey. Su partida no es solo la pérdida de un gran jugador, sino el cierre de un capítulo dorado en la historia del fútbol. Beckenbauer, conocido cariñosamente como el «Kaiser», no solo destacó por su habilidad con el balón sino también por su inventiva táctica, creando y perfeccionando el rol del líbero, una posición que cambió el juego para siempre.

Beckenbauer emergió en una época donde el fútbol alemán estaba repleto de estrellas como Gerd Müller y Paul Breitner. Sin embargo, fue Beckenbauer quien dejó una huella imborrable. Su estilo de juego, una mezcla de elegancia y audacia, lo diferenciaba de sus contemporáneos. No solo era un defensa formidable, sino que también se atrevía a cruzar al territorio enemigo, rompiendo líneas y creando oportunidades de gol, algo inaudito para un defensa en aquel entonces.

Franz Beckenbauer en el mundo

Su influencia se extendió más allá de las fronteras de Alemania, especialmente en México y América Latina. En el Mundial de 1970 en México, Beckenbauer se convirtió en un ícono, no solo por su destreza en el campo sino también por su espíritu indomable, jugando con un hombro dislocado. Aquella imagen del «Kaiser» con el brazo pegado al pecho, luchando a pesar del dolor, se convirtió en un símbolo de tenacidad y pasión por el juego.

Franz Beckenbauer
Beckenbauer emergió en una época donde el fútbol alemán estaba repleto de estrellas como Gerd Müller y Paul Breitner. Ilustración MidJourney

A lo largo de su carrera, Franz Beckenbauer reinó en los campos de fútbol, primero como jugador y luego como entrenador. Con el FC Bayern Múnich, celebró innumerables éxitos, incluyendo títulos de la Bundesliga y copas europeas. Su liderazgo no se limitó al terreno de juego; también dejó su huella como presidente del Bayern y como figura clave en la organización del Mundial de 2006 en Alemania. Sin embargo, su carrera no estuvo exenta de controversias, incluyendo acusaciones sobre métodos ilícitos para mejorar su rendimiento y cuestionamientos sobre su rol en la organización del Mundial 2006.

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Epítome del fútbol alemán clásico

A pesar de estas sombras, en Latinoamérica, Beckenbauer fue y sigue siendo venerado como el epítome del fútbol alemán clásico: luchador, determinado y capaz de revertir cualquier adversidad. Sus enfrentamientos con gigantes de la región son recordados como clásicos del deporte. Como jugador, su dominio era incuestionable, su presencia en el campo, imponente. No en vano fue apodado el «Kaiser», un apodo que reflejaba su autoridad y maestría en el juego.

Franz Beckenbauer
Franz Beckenbauer, el «Kaiser», deja un legado imborrable, un estilo de juego que inspiró a generaciones y una pasión por el fútbol que trasciende el tiempo. Ilustración MidJourney

Desde sus primeros días en el Bayern de Múnich hasta su retiro, Franz Beckenbauer fue un pionero. Su influencia en el fútbol alemán y mundial es indiscutible. Ganó el campeonato europeo en 1972 y el Mundial en 1974, y fue el primer jugador alemán en alcanzar más de 100 partidos internacionales. Sus logros como jugador y entrenador son el testimonio de una carrera extraordinaria.

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Adiós al «Kaiser»

En los últimos años, la salud de Beckenbauer se deterioró. A pesar de sus operaciones cardiacas y los retos personales, mantuvo su pasión por el fútbol. Uli Hoeneß, ex presidente del Bayern, destacó su aporte al juego, insistiendo en que debería ser recordado por sus logros y no por las controversias.

El legado de Franz Beckenbauer es vasto y multifacético. Fue un jugador que redefinió su posición, un entrenador exitoso, un líder en la cancha y fuera de ella. Su influencia se siente aún hoy, y su recuerdo perdurará en la historia del fútbol. Como escribió su colega Günter Netzer, «Nunca hubo uno mejor. Nunca habrá uno mejor». Franz Beckenbauer, el «Kaiser», deja un legado imborrable, un estilo de juego que inspiró a generaciones y una pasión por el fútbol que trasciende el tiempo. Su partida es el fin de una era, pero su espíritu permanece, colándose en el medio campo y encarando, una vez más, la portería del cielo.

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