Parejas del mismo sexo no recibirán la bendición católica de los clérigos de África

En un giro significativo dentro de la Iglesia católica, recientes declaraciones del Vaticano sobre la bendición de parejas del mismo sexo han desatado una oleada de reacciones en todo el mundo, pero ninguna tan intensa como en África. Este continente, un bastión emergente y crucial para el futuro de la Iglesia católica romana, se encuentra en medio de un profundo debate y una resistencia firme de sus clérigos ante esta nueva orientación eclesiástica. Los clérigos de África, liderados por figuras como el obispo John Oballa de la diócesis de Ngong, cerca de Nairobi, han expresado su preocupación y rechazo a la reciente política del Vaticano, indicando que no está alineada con las culturas y valores del continente.

La controversia surge de una declaración del Vaticano que permite la bendición de parejas del mismo sexo, una medida que ha generado miedo y confusión entre los feligreses africanos. Obispos de diversos países africanos han manifestado su temor de que tal declaración pueda perjudicar el crecimiento acelerado de la Iglesia en un lugar donde ya compite con diversas formas de cristianismo. La declaración ha sido vista como un desafío a la expansión de la Iglesia en África, donde la fe crece más rápido que en cualquier otra parte del mundo.

El sofisma de los clérigos de África

El obispo Oballa, en una postura que refleja la de muchos otros líderes eclesiásticos africanos, ha declarado que solo consideraría dar bendiciones a las parejas del mismo sexo si estas buscan la fuerza de Dios para dejar de vivir en dichas uniones. De lo contrario, afirma, podría dar la impresión de reconocimiento y debilitar la fe de otros feligreses. Esta perspectiva destaca el delicado equilibrio que los clérigos de África intentan mantener: acoger a todos los fieles sin socavar las doctrinas eclesiásticas que consideran la homosexualidad como pecado.

clérigos de África
La declaración ha sido vista como un desafío a la expansión de la Iglesia en África, donde la fe crece más rápido que en cualquier otra parte del mundo. Ilustración MidJourney

La semana pasada, el Vaticano intentó apaciguar a los obispos alarmados por esta nueva regla, sugiriendo que se hagan concesiones para la «cultura local» pero manteniendo que la bendición de parejas del mismo sexo sigue siendo política de la Iglesia. A los obispos que se oponen a este cambio se les ha aconsejado tomar un «largo periodo de reflexión pastoral» para comprender cómo esta decisión está en consonancia con la doctrina católica. Sin embargo, esta recomendación ha sido recibida con escepticismo por muchos líderes eclesiásticos en África.

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Desacuerdo en continente

África, hogar de más de 236 millones de los 1300 millones de católicos del mundo, ha sido un centro vital para el crecimiento de la Iglesia. En 2021, más de la mitad de los 16,2 millones de nuevos fieles en todo el mundo provenían de este continente. Mientras los obispos y otros líderes de la Iglesia en África lidian con las repercusiones de la declaración del Vaticano entre sus feligreses, han surgido preocupaciones más amplias sobre si esto podría llevar a un alejamiento entre el Papa Francisco y una región demográficamente crucial para el catolicismo.

Russell Pollitt, director del Instituto Jesuita de Sudáfrica, ha señalado que ya se percibe una especie de rebelión que rechaza la aplicación de esta nueva normativa. Esta tensión entre el Vaticano y los clérigos de África ha complicado la relación y podría forzar conversaciones difíciles entre la autoridad central de la Iglesia y sus líderes en el continente. Algunos obispos han insinuado incluso una posible ruptura entre los valores de las naciones africanas y los de Occidente, donde algunos clérigos han estado bendiciendo uniones del mismo sexo durante años, en contra de las directrices del Vaticano.

África dice tener claridad

La Conferencia de Obispos Católicos de Kenia ha emitido un comunicado reflejando esta tensión, señalando que, mientras reconocen la confusión existente en los países desarrollados sobre nuevos modelos de «unión conyugal» y «estilos de vida», en África tienen una visión clara de lo que constituye una familia y un matrimonio. La declaración aprobada por el Papa Francisco ha sido explícita en afirmar que el matrimonio sigue siendo una unión entre un hombre y una mujer. Los obispos han enfatizado que la doctrina sobre el matrimonio no ha cambiado y que la declaración se refiere a bendecir a las personas, no a sus relaciones.

Los obispos de Malaui y Zambia ya han indicado que, para evitar confusiones, instruirán a los clérigos de África a no dar bendiciones a parejas del mismo sexo. Por otro lado, la Conferencia Episcopal de Nigeria ha adoptado una postura menos definida, afirmando que «pedir la bendición de Dios no depende de lo bueno que uno sea». Sin embargo, han añadido que «en la Iglesia no existe la posibilidad de bendecir uniones y actividades homosexuales», refiriéndose al matiz de la declaración sobre bendecir a las personas homosexuales, no a las relaciones.

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Russell Pollitt, director del Instituto Jesuita de Sudáfrica, ha señalado que ya se percibe una especie de rebelión que rechaza la aplicación de esta nueva normativa. Ilustración MidJourney

Otros son más condescendientes

La Conferencia Episcopal de África Austral ha ido más allá, reafirmando que todas las personas, independientemente de su orientación sexual, deben ser tratadas con la dignidad que merecen como hijos de Dios, sentirse bienvenidas en la Iglesia y no ser discriminadas ni agredidas. Esta declaración del Vaticano ha resaltado una tensión clave para la Iglesia en África: ¿cómo acoger a los feligreses homosexuales sin contrariar a aquellos creyentes que defienden con firmeza la doctrina eclesiástica?

El liderazgo de los clérigos de África, como el del obispo Sithembele Sipuka, de la diócesis sudafricana de Mthatha y presidente de la Conferencia Sudafricana, han expresado su visión sobre este dilema. Mientras algunos líderes africanos creen que no deberían ni mencionar la homosexualidad, otros reconocen la realidad de personas homosexuales en sus comunidades. Sipuka ha interpretado la declaración como una posibilidad de bendecir a personas que tengan una pareja del mismo sexo, pero siempre por separado, nunca en conjunto.

Tergiversar la palabra de Dios

Meses antes de la declaración del Vaticano, el obispo Martin Mtumbuka de la diócesis de Karonga en Malaui pronunció un sermón apasionado acusando a los pastores occidentales de intentar tergiversar la palabra de Dios para aceptar a los homosexuales. Esta postura refleja la profunda división entre las interpretaciones de la doctrina católica en diferentes regiones del mundo.

En las comunidades africanas, la respuesta de los fieles ha sido mixta. Francisco Maoza, un feligrés de 48 años que vive en la capital de Malaui, Lilongüe, expresó su alivio por la decisión de los obispos de su país de no permitir bendiciones para parejas del mismo sexo. Por otro lado, Josephine Chinawa, otra católica en Malaui, siente que el Papa Francisco debería dimitir debido a la declaración que ha sido mal acogida por los clérigos de África.

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Hipocresía en el discurso

Russell Pollitt ha señalado la existencia de hipocresía entre algunos líderes eclesiásticos africanos. Mientras critican duramente la homosexualidad, dicen poco sobre otras «uniones irregulares», como las parejas heterosexuales no casadas que viven juntas, a las cuales el documento del Vaticano también permite bendecir. Además, ha mencionado los casos de sacerdotes que han roto las reglas del celibato al tener hijos, pero que no reciben el mismo escrutinio.

La controversia sobre la bendición de las parejas del mismo sexo en África plantea una pregunta abierta sobre cómo se desarrollará esta situación a largo plazo. Algunos analistas sugieren que podría haber poca tensión, dado que se espera que pocas parejas homosexuales soliciten dichas bendiciones. Oballa, por ejemplo, duda de que las parejas homosexuales tengan el coraje de presentarse ante sus familias, y mucho menos de buscar la bendición de un sacerdote.

Este escenario subraya un dilema central para los clérigos de África: cómo reconciliar la doctrina eclesiástica tradicional con las realidades cambiantes y las presiones de la sociedad moderna. La tensión entre la autoridad del Vaticano y los líderes eclesiásticos en África podría provocar un reajuste en la relación entre ambos, forzando a la Iglesia a navegar en aguas complicadas mientras busca mantener su influencia y relevancia en un continente de creciente importancia para su futuro.

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