ChatGPT ha sido juzgado. En el mundo de la educación, la tecnología siempre ha sido una espada de doble filo, ofreciendo herramientas innovadoras para el aprendizaje, al tiempo que presenta desafíos únicos. Este es el caso de Chat Generative Pre-Trained Transformer, una herramienta de inteligencia artificial cuyo impacto en el ámbito educativo ha sido objeto de un reciente estudio. Daniel Ernst, profesora asistente de inglés en Texas Woman’s University, y Troy Hicks, profesor de Inglés y Educación en la Universidad Central de Michigan, han coescrito un artículo en The Conversation titulado: “Los profesores de escritura tienen menos miedo de lo que piensas de que los estudiantes hagan trampa con ChatGPT”. Este trabajo profundiza en el debate sobre la relación entre la inteligencia artificial y la educación, un tema que ha generado titulares sensacionalistas y preocupaciones genuinas en igual medida.
Desde que ChatGPT fue lanzado hace un año, la preocupación sobre su potencial mal uso por parte de los estudiantes ha sido un tema candente. Publicaciones como The Atlantic y NPR expresaron temores sobre la posibilidad de que los estudiantes recurrieran a esta herramienta para hacer trampa en sus tareas. Sin embargo, la encuesta de 2023 conducida por Ernst y Hicks revela un panorama más matizado. Los resultados sugieren que, aunque existe preocupación por el potencial de la IA para asumir trabajos humanos, muchos educadores ven también el lado positivo de estas tecnologías.

ChatGPT ha sido juzgado
La encuesta incluyó una amplia gama de temas, desde la ansiedad por la IA hasta cómo podría afectar la integridad académica y la enseñanza. Participaron 99 profesionales de la educación, incluyendo profesores, administradores de programas de escritura y otras personas involucradas en la enseñanza de la escritura. Más del 71% de los encuestados provenían de campos relacionados con el inglés, la escritura o la retórica, representando una diversidad de instituciones educativas.
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ChatGPT ha sido juzgado y los resultados de la encuesta revelaron que, aunque el 89% de los encuestados expresó preocupación por el «mal uso» de la IA por parte de los estudiantes, menos de la mitad estaba realmente preocupada por que los estudiantes recurrieran completamente a la IA para escribir ensayos. Sólo un 22% estaba “muy preocupado” por la dependencia de los estudiantes en la IA para coescribir trabajos sin la debida atribución. Este hallazgo sugiere que las preocupaciones de los educadores son más complejas de lo que inicialmente se pensaba.
Desplazamiento del talento
Otro tema que emergió de la encuesta fue el miedo a que la IA reemplace los trabajos humanos. Más del 54% de los encuestados manifestaron su acuerdo con esta preocupación. Sin embargo, también hubo un notable interés en utilizar la IA como herramienta de enseñanza. Alrededor del 47% de los encuestados indicó que muy probablemente enseñaría a sus estudiantes a usar la IA en procesos como la lluvia de ideas y la generación de ideas. Esto refleja una actitud abierta hacia la integración de la tecnología en la educación, reconociendo sus posibles beneficios.

Los resultados también indicaron que los profesores están dispuestos a adaptarse y a aprender a utilizar estas nuevas herramientas. ChatGPT ha sido juzgado y frente a la opinión pública un 61% dijo que era probable que usara la IA en la redacción y revisión, y un 63% indicó que probablemente la utilizaría para enseñar a los estudiantes a modificar el género, el estilo o el tono en su escritura. Este enfoque sugiere una visión de la IA no como una amenaza, sino como una oportunidad para enriquecer el proceso educativo.
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Enfoque matizado y reflexivo
A pesar de las preocupaciones, sólo un 13% de los encuestados estaba a favor de prohibir completamente la IA en las aulas universitarias. Esta actitud refleja un enfoque más matizado y reflexivo hacia la tecnología, reconociendo sus potenciales beneficios junto con sus riesgos. La encuesta en la que ChatGPT ha sido juzgado, reveló una comunidad de educadores que, aunque consciente de los posibles desafíos que la IA puede presentar, está igualmente interesada en explorar sus posibilidades.
La encuesta de Ernst y Hicks ofrece una perspectiva equilibrada sobre el uso de la IA en la educación. Aunque hay preocupaciones legítimas, también hay un reconocimiento del potencial de estas herramientas para mejorar la enseñanza y el aprendizaje. Los titulares alarmistas sobre el fin de la escritura tradicional en la educación parecen exagerados cuando se contrastan con la realidad más matizada que esta encuesta revela. En última instancia, el desafío para los educadores no es si deben utilizar la IA, sino cómo pueden hacerlo de manera efectiva para enriquecer la experiencia educativa tanto para ellos mismos como para sus estudiantes.