Conoce cómo la periodista Kashmir Hill intentó combatir su adicción al teléfono inteligente

En una época dominada por la tecnología y los avances digitales, la adicción al teléfono inteligente se ha convertido en una preocupación latente. Kashmir Hill, una conocida reportera de tecnología, enfrentó esta realidad de frente. Su historia, narrada en primera persona, es una crónica de resistencia y adaptación en un mundo impulsado por la conectividad constante.

“¿Fue incómodo? Sí. ¿Escribir mensajes de texto con T9 me volvió loca? Sin duda. ¿Valió la pena? Absolutamente,” relata Hill. Esta frase resume no solo su experiencia, sino también la lucha de muchos en esta era digital. Hill, quien regularmente se sumerge en las profundidades de la tecnología para The New York Times en español, encontró en su adicción al teléfono inteligente un desafío personal y profesional.

Adicción al teléfono inteligente

Su historia comienza con una reflexión que muchos compartimos al inicio de un nuevo año: evaluar lo que menos nos gusta de nuestra vida. Para Hill, su mayor arrepentimiento de 2023 fue su relación con su celular, al que se refiere como su “apéndice tecnológico”. La ironía de esta relación tóxica no se pierde en ella, una experta en tecnología, cuyos reportes de Tiempo en pantalla de Apple superaban las cinco horas diarias. Esta cifra, aunque solo una hora más que el promedio estadounidense, era alarmante.

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“¿Fue incómodo? Sí. ¿Escribir mensajes de texto con T9 me volvió loca? Sin duda. ¿Valió la pena? Absolutamente,” relata Hill. Ilustración MidJourney

Esta reflexión llevó a Hill a un cambio radical: sustituir su iPhone 15 de 1300 dólares por un Orbic Journey de 108 dólares, un teléfono plegable que representa la antítesis de la modernidad tecnológica. Este dispositivo, limitado a llamadas y mensajes de texto, se convirtió en su arma contra la adicción al teléfono inteligente. A pesar de ser criticado por su corta duración de batería y problemas de señal, el Journey se alineó con su operador de bajo presupuesto y se convirtió en su elección.

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Nada es fácil con la adicción

Este cambio, aunque aparentemente simple, no fue fácil. La adicción al teléfono inteligente es un asunto serio. Hill tuvo que enfrentar la incredulidad de su hija de 7 años y las complicaciones logísticas de cambiar de un dispositivo avanzado a uno básico. Sin embargo, el Orbic Journey le ofreció una paz que había olvidado. Sus conversaciones se volvieron más profundas, y la falta de distracciones digitales la llevó a conexiones más significativas con amigos y familiares.

La decisión de Hill de adoptar un enfoque minimalista en su vida digital no estuvo exenta de desafíos. La falta de aplicaciones y funciones modernas la obligó a ajustar su rutina diaria, desde planificar rutas de antemano hasta enfrentar las limitaciones de no tener acceso a aplicaciones esenciales para tareas cotidianas. Sin embargo, estos obstáculos se convirtieron en oportunidades para redescubrir placeres simples como la lectura y conversaciones significativas.

Mejoras hasta en el sueño

El impacto de este cambio fue profundo. Hill experimentó una mejora notable en su sueño y bienestar general. La falta del constante bombardeo de notificaciones y la compulsión a revisar el teléfono le permitieron disfrutar de momentos de tranquilidad y presencia. “Tu rostro luce menos estresado,” observó su esposo, un testimonio del cambio positivo.

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La falta de aplicaciones y funciones modernas la obligó a ajustar su rutina diaria, desde planificar rutas de antemano hasta enfrentar las limitaciones de no tener acceso a aplicaciones esenciales para tareas cotidianas. Ilustración MidJourney

El caso de Hill resuena con la experiencia de muchos otros. Personas como José Briones, que han creado comunidades en línea para aquellos que buscan un escape de la adicción al teléfono inteligente, y Logan Lane, un estudiante universitario que renunció a su iPhone a favor de un teléfono plegable, reflejan un movimiento creciente hacia una menor dependencia de la tecnología.

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Se requieren regulaciones

Sin embargo, este cambio no es solo una cuestión personal. Expertos como Laura Zimmermann, profesora en el IE Business School en Madrid, y Camille Carlton del Center for Humane Technology, destacan la necesidad de abordar el uso del teléfono inteligente a nivel sistémico. La tecnología, diseñada para ser adictiva, requiere una regulación más estricta para proteger nuestra salud mental y bienestar.

La historia de Hill es un recordatorio poderoso de cómo la tecnología, a pesar de sus beneficios, puede consumir nuestras vidas. Su experiencia con el Orbic Journey no solo es una batalla personal contra la adicción al teléfono inteligente, sino también una llamada a la acción para una relación más consciente y equilibrada con la tecnología. En un mundo donde estamos constantemente conectados, su historia es un respiro, un recordatorio de que a veces, menos es más.

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