Al estilo autoritario: Trump controla al sistema de justicia y escapa de los tribunales

En una era donde la justicia parece tambalearse bajo el peso de influencias políticas, el caso de Donald Trump emerge como un ejemplo contundente de cómo un individuo, con suficiente poder y astucia, puede manipular el sistema judicial a su favor. «Trump controla al sistema de justicia» no es solo una afirmación audaz, sino una realidad palpable que desafía los principios fundamentales de equidad y responsabilidad en Estados Unidos. Este fenómeno no solo cuestiona la integridad del sistema de justicia, sino que también plantea serias dudas sobre la capacidad de las instituciones democráticas para hacer frente a las tácticas dilatorias y las estrategias de evasión legal empleadas por aquellos en posiciones de poder.

El autor de este análisis, William S. Becker, coeditor y colaborador de «Democracy Unchained: How to Rebuild Government for the People» y destacado por la revista Nature por su contribución a «Democracy in a Hotter Time», ofrece una perspectiva crítica sobre el estado actual del sistema judicial en Estados Unidos.

Trump controla al sistema de justicia

William S. Becker, trabajando desde su posición como director ejecutivo del Proyecto Presidencial de Acción Climática (PCAP), Becker no es ajeno a los intricados vínculos entre la política, la justicia y el bienestar público. En su reciente artículo de opinión para The Hill, «Desacato al tribunal: al retrasar el juicio de Trump, la Corte Suprema se deshonra», Becker plantea una pregunta provocativa sobre la diferencia entre el Departamento de Justicia bajo el Fiscal General Merrick Garland y la Corte Suprema bajo el Presidente del Tribunal Supremo John Roberts. La respuesta, según él, ilumina la profundidad del problema: mientras Garland intenta desesperadamente despolitizar el Departamento de Justicia, la Corte Suprema parece indiferente a su disminuida credibilidad, permitiendo que Trump manipule el sistema para evitar ser procesado.

Trump controla al sistema de justicia
«Trump controla al sistema de justicia» se manifiesta claramente en la reciente decisión de la Corte Suprema de aceptar la afirmación de inmunidad procesal de Trump por delitos cometidos durante su presidencia, incluidos aquellos relacionados con su papel en la insurrección de 2021. Ilustración MidJourney

«Trump controla al sistema de justicia» se manifiesta claramente en la reciente decisión de la Corte Suprema de aceptar la afirmación de inmunidad procesal de Trump por delitos cometidos durante su presidencia, incluidos aquellos relacionados con su papel en la insurrección de 2021. Esta decisión no solo contradice el fallo del segundo tribunal más alto del país, sino que también arroja el calendario del juicio de Trump al caos, alineándose sospechosamente con la estrategia del expresidente de dilatar sus juicios hasta después de las elecciones, donde una victoria le permitiría potencialmente autoindultarse.

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Límites del poder presidencial

La implicación de que un presidente pueda violar la ley con impunidad contradice todos los principios de justicia y rendición de cuentas. La historia de Trump, marcada por dos juicios políticos de los cuales salió indemne gracias al apoyo republicano en el Senado, sugiere un patrón preocupante de evasión de la responsabilidad. La capacidad de Trump para manipular el sistema judicial no solo amenaza con erosionar la confianza en las instituciones judiciales, sino que también plantea preguntas alarmantes sobre los límites del poder presidencial.

La postura de la Corte Suprema, especialmente en lo que respecta a la inclusión de Trump en las boletas electorales a pesar de su implicación en una insurrección, refleja una inclinación hacia la protección de intereses políticos por encima de la integridad judicial. A pesar de los llamados a una decisión rápida debido a los plazos electorales, la corte ha tardado en pronunciarse, lo que sugiere una posible complicidad en la estrategia del expresidente para eludir la justicia y un argumento para vislumbrar que Trump controla al sistema de justicia.

Justicia demorada es justicia denegada

«Trump controla al sistema de justicia» se evidencia aún más en el contraste entre el rápido procesamiento de más de 1.200 personas por su participación en la insurrección y el ritmo glacial del caso de Trump. Esta disparidad en el trato no solo subraya la influencia política en el sistema de justicia, sino que también pone de relieve la máxima de que «la justicia demorada es justicia denegada». La posibilidad de que Trump evada la responsabilidad por sus acciones y potencialmente recupere la presidencia es un testimonio escalofriante del poder que puede ejercer sobre el sistema judicial.

Trump controla al sistema de justicia
Si Trump controla al sistema de justicia de los Estados Unidos, como afirma William S. Becker, su acción se alinea con prácticas observadas en figuras como Nayib Bukele, Nicolás Maduro, Xi Jinping, Díaz-Canel, Evo Morales y Vladimir Putin, quienes han manipulado la justicia para proteger sus intereses y consolidar su poder. Ilustración MidJourney.

En última instancia, la decisión de si Trump debe ser responsabilizado recaerá en manos de los votantes en noviembre. La perspectiva de devolver a Trump al sistema de justicia para determinar su culpabilidad o inocencia subraya la importancia crítica de una participación electoral informada y principista. Además, la elección ofrece una oportunidad para que los votantes expresen su veredicto no solo sobre Trump, sino también sobre el futuro de la Corte Suprema y su capacidad para actuar con honor y sin prejuicios políticos.

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Salud de la democracia de EE.UU.

La manipulación del sistema de justicia por parte de Trump plantea serias preocupaciones sobre la salud de la democracia estadounidense y la integridad de sus instituciones judiciales. La capacidad de un individuo para evadir la responsabilidad a través de tácticas dilatorias y la influencia política no solo desafía los principios de equidad y justicia, sino que también erosiona la confianza pública en el sistema de justicia. En este crítico momento histórico, la necesidad de reforma y la restauración de la fe en el sistema judicial nunca ha sido más apremiante.

Si Trump controla al sistema de justicia de los Estados Unidos, como afirma William S. Becker, su acción se alinea con prácticas observadas en figuras como Nayib Bukele, Nicolás Maduro, Xi Jinping, Díaz-Canel, Evo Morales y Vladimir Putin, quienes han manipulado la justicia para proteger sus intereses y consolidar su poder. La similitud fundamental radica en la subordinación del sistema judicial a la voluntad política, socavando la independencia judicial y erosionando los principios democráticos y de separación de poderes.

La diferencia principal, sin embargo, podría residir en el grado de control y las metodologías empleadas para ejercer dicho control, variando desde cambios constitucionales y presiones directas hasta tácticas más sutiles de influencia e intimidación. En todos estos casos, la adecuación de la justicia a intereses particulares representa una amenaza significativa para el estado de derecho y la equidad en la aplicación de la justicia, demostrando cómo la erosión de la independencia judicial puede ser un indicador preocupante de autoritarismo.

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