Thomas Matthew Crooks, un nombre que hasta hace unas horas era desconocido para la mayoría, ha emergido de la oscuridad para convertirse en el protagonista de uno de los incidentes más impactantes en la reciente historia política de Estados Unidos. Este joven de 20 años, residente en Bethel Park, Pensilvania, disparó contra el expresidente Donald Trump en un mitin en Butler. Utilizando un rifle AR-15 que había adquirido su padre, Crooks logró herir levemente a Trump antes de ser abatido por los francotiradores del servicio secreto.
El material original de esta historia fue desarrollado por Iker Seisdedos, corresponsal de EL PAÍS en Washington. Seisdedos, con una licenciatura en Derecho Económico por la Universidad de Deusto y un máster de Periodismo UAM / EL PAÍS, ha trabajado en el diario desde 2004, principalmente en el área cultural. Su reportaje, titulado: «Thomas Matthew Crooks, el hombre de 20 años sospechoso del atentado a Trump», ofrece una visión detallada del incidente y del tirador.
Thomas Matthew Crooks: Un” nobody”
La imagen de Thomas Matthew Crooks, un joven blanco sin antecedentes penales, que había sido recientemente registrado como votante republicano, comenzó a formarse con rapidez tras el atentado. Según el Pittsburgh Tribune-Review, Crooks se graduó en 2022 de Bethel Park High School y había recibido un “premio estrella” de 500 dólares de la Iniciativa Nacional de Matemáticas y Ciencias. Sin embargo, estos logros académicos contrastan con el hecho de que, hace apenas tres años, Crooks donó 15 dólares a ActBlue, una organización política de recaudación de fondos para candidatos demócratas y de izquierda, según los registros de la Comisión Federal Electoral.

El tiroteo en el mitin de Trump, que dejó también a un asistente muerto y a otros dos en estado crítico, ha planteado muchas preguntas sobre las motivaciones de Crooks. En una rueda de prensa conjunta entre el FBI y las policías locales y estatales, las autoridades revelaron que Crooks disparó ocho veces desde una azotea de un edificio industrial cercano, ubicado a unos 150 metros del estrado donde Trump estaba hablando. Los agentes del servicio secreto respondieron rápidamente, pero no pudieron evitar que Crooks alcanzara al expresidente.
El padre está estupefacto
El padre de Thomas Matthew Crooks, Matthew Crooks, de 53 años, expresó su desconcierto ante la situación en una entrevista con CNN, afirmando que aún no entendía qué había sucedido. Según las primeras investigaciones, fue el padre quien compró el AR-15 que su hijo usó en el ataque, aunque no está claro cómo Thomas Matthew Crooks se hizo con el arma el día del mitin. Además, se encontraron explosivos en el maletero del coche de Crooks, lo que añade una capa adicional de complejidad al caso.
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Los testigos del incidente describieron momentos de caos y confusión. Un asistente al mitin declaró a la BBC que había notado la presencia sospechosa de Crooks en la azotea y alertó a la policía, pero la respuesta fue lenta. En los vídeos del evento se puede ver cómo los miembros del servicio secreto reaccionaron y comenzaron a disparar hacia la posición de Crooks. Trump, por su parte, fue rápidamente puesto a salvo en un automóvil blindado similar al que usaba durante su mandato en la Casa Blanca.
Trump lo dijo por Truth
En las redes sociales, Trump ofreció su propia versión de los hechos a través de Truth, su plataforma social. Relató cómo sintió la bala atravesar la parte superior de su oreja derecha y describió el dolor y la confusión del momento. A pesar de la gravedad del incidente, Trump aseguró a sus seguidores que se encontraba bien y agradeció el apoyo recibido.
La historia de Thomas Matthew Crooks se asemeja a la de otros individuos que han intentado magnicidios en Estados Unidos. A menudo descritos como «nobodies», estos atacantes suelen ser figuras marginales que, por una razón u otra, deciden tomar acciones extremas. En muchos casos, sus motivaciones siguen siendo un misterio, como parece ser el caso con Crooks. A pesar de las investigaciones en curso, aún no se ha determinado qué llevó a este joven a subir a una azotea y abrir fuego contra un expresidente en plena campaña para regresar a la Casa Blanca.

Una AR-15 siempre protagoniza
El ataque ha reavivado el debate sobre el control de armas en Estados Unidos, especialmente en relación con los rifles semiautomáticos como el AR-15, que se utilizan frecuentemente en tiroteos masivos debido a su alta capacidad de disparo. La facilidad con la que Crooks pudo acceder a un arma tan peligrosa y llevar a cabo su ataque ha generado preocupación y demandas de acción más estricta en torno a la legislación sobre armas.
Además, el incidente ha subrayado las divisiones políticas en el país. La afiliación política reciente de Thomas Matthew Crooks como republicano y su donación anterior a una organización demócrata sugieren una compleja relación con las corrientes políticas en juego. Este tipo de casos a menudo se utilizan para alimentar narrativas políticas por ambas partes del espectro, complicando aún más el discurso público sobre la violencia y la seguridad en eventos políticos.
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Mucho por mejorar
A medida que las autoridades continúan desentrañando la vida y las motivaciones de Thomas Matthew Crooks, queda claro que este incidente tendrá repercusiones duraderas. La respuesta inmediata y efectiva del servicio secreto sin duda evitó una tragedia mayor, pero también destaca la necesidad de una vigilancia constante y mejoras en las medidas de seguridad en los eventos públicos.
El país mira ahora hacia adelante, reflexionando sobre cómo prevenir futuros ataques y cómo responder a las crecientes tensiones políticas y sociales. La historia de Crooks, aunque trágica y perturbadora, sirve como un recordatorio de los desafíos continuos que enfrenta Estados Unidos en la lucha por mantener la seguridad y la estabilidad en un clima cada vez más polarizado.
Thomas Matthew Crooks, un «nobody» hasta hace poco, ha dejado una marca imborrable en la historia reciente del país. Su acto de violencia ha desencadenado una serie de eventos y discusiones que seguirán resonando en los meses y años por venir. La historia de su ataque contra Trump no solo es un reflejo de los problemas actuales de control de armas y seguridad, sino también de las profundas divisiones políticas que continúan afectando a la nación.