Administración Biden reveló que María Corina Machado no es un punto de honor: “Sí el proceso”

En un giro de los acontecimientos que ha resonado en los corredores del poder tanto en Washington como en Caracas, la administración Biden ha dejado claramente establecido que, en el complejo tablero de la política venezolana, que es más importante «el proceso, no el candidato» en las elecciones presidenciales. Es así que, por inferencia, María Corina Machado no es un punto de honor. Esta revelación surge en un momento crítico para Venezuela, un país que se encuentra en una encrucijada política y social, buscando desesperadamente una salida a años de crisis y polarización.

Este reportaje se basa en la reciente cobertura del capitalino diario El Universal de Venezuela, donde se destaca una declaración contundente de Juan González, asesor adjunto de Seguridad Nacional de Estados Unidos. En su reporte, titulado «Juan González afirmó que para EEUU es importante ‘el proceso, no el candidato'» en las elecciones presidenciales, se plantea una nueva perspectiva sobre la postura de Estados Unidos frente a la situación política en Venezuela. Esta postura, articulada en el marco de una reunión en Bogotá con el presidente colombiano Gustavo Petro, refleja un enfoque pragmático que prioriza la importancia de un proceso electoral limpio y democrático sobre la figura individual de cualquier candidato.

María Corina Machado no es un punto de honor

La declaración de González: «Lo que nos importa es el proceso, no el candidato», resuena como un eco de una política exterior estadounidense que busca promover la democracia y el respeto a los derechos humanos, más allá de las figuras políticas específicas. En este sentido, la posición de la administración Biden, al sugerir que María Corina Machado no es un punto de honor, señala una intención de apoyar un retorno a la normalidad democrática en Venezuela que trasciende las personalidades y se enfoca en la calidad y transparencia del proceso electoral.

María Corina Machado no es un punto de honor
La declaración de González: «Lo que nos importa es el proceso, no el candidato», resuena como un eco de una política exterior estadounidense que busca promover la democracia y el respeto a los derechos humanos, más allá de las figuras políticas específicas. Ilustración MidJourney

Las implicaciones de esta postura son profundas. Al enfatizar el proceso sobre el candidato, Estados Unidos está enviando un mensaje claro a todos los actores políticos en Venezuela: la legitimidad y la aceptación de los resultados electorales dependerán de la equidad y la inclusividad del proceso electoral, no de la presencia o ausencia de ciertos candidatos. Esta visión es compartida por muchos organismos internacionales y expertos en democracia, quienes han señalado repetidamente la necesidad de condiciones electorales que permitan la participación plena y justa de todas las voces políticas.

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Oposición pierde una ventaja

La situación de María Corina Machado, una figura emblemática de la oposición venezolana, se ve particularmente afectada por esta política. Sin embargo, Washington, y todos los analistas políticos en convergencia, saben que Machado no es una líder con votos, sino la que representa, por ahora, el malestar del pueblo venezolano. El trasvasar su opción a otro candidato, esa opción será trasfundida por el descontento de un país que dejó en más de 80% de tolerar a los gobiernos chavistas y en especial a Nicolás Maduro. A pesar de ser una líder popular y carismática, su inhabilitación política y la de otros candidatos opositores ha sido un punto de fricción significativo. Sin embargo, la administración Biden parece indicar que su foco no está en individuos específicos, sino en asegurar un campo de juego nivelado para todos los participantes. De allí que María Corina Machado no es un punto de honor.

Colombia como actor crucial

La reunión entre González, Finer y Petro también subraya el papel crucial que Colombia puede jugar en el proceso venezolano. Al instar a Colombia a servir como puente para el diálogo entre la oposición y el chavismo, y entre Venezuela y la comunidad internacional, Estados Unidos reconoce la interconexión de los desafíos regionales y la importancia de la cooperación transfronteriza para abordarlos.

María Corina Machado no es un punto de honor
EE.UU.: la legitimidad y la aceptación de los resultados electorales dependerán de la equidad y la inclusividad del proceso electoral, no de la presencia o ausencia de ciertos candidatos. Ilustración MidJourney

Además, la postura de Estados Unidos hacia las elecciones venezolanas refleja una estrategia más amplia de promoción de la democracia en la región. Al abogar por la elegibilidad de todos los candidatos y por un proceso electoral inclusivo y transparente, Washington busca influir positivamente en el curso de la democracia venezolana. María Corina Machado no es un punto de honor y esta aproximación, que prioriza el proceso sobre figuras individuales, podría tener el potencial de reconstruir puentes políticos y fomentar un ambiente más propicio para el diálogo y la reconciliación.

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Ni uno ni el otro

Sin embargo, la sugerencia de que ni Nicolás Maduro ni María Corina Machado serían candidatos en las próximas elecciones presidenciales introduce una variable inesperada en el escenario político venezolano. Este enfoque hacia «actores accidentales» como posibles candidatos abre el espectro de posibilidades para la emergencia de nuevas figuras políticas que puedan representar una alternativa viable para el electorado venezolano, buscando superar la polarización y ofrecer soluciones concretas a los problemas del país.

La esperanza de Estados Unidos de que haya tiempo para el diálogo antes de que expiren las licencias estadounidenses en abril añade una dimensión temporal crítica a estos esfuerzos. La decisión sobre la renovación de las sanciones y la licencia general emitida en octubre, junto con las licencias específicas como la otorgada a Chevron, serán indicadores clave del futuro inmediato de las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela.

La revelación de que María Corina Machado no es un punto de honor para la administración Biden, sino que el énfasis está en «el proceso, no el candidato», marca un punto de inflexión en la política exterior estadounidense hacia Venezuela. Este enfoque pragmático, que busca promover una democracia robusta y sostenible, podría sentar las bases para un futuro más prometedor para Venezuela, uno en el que el proceso democrático y el respeto a los derechos fundamentales ocupen el centro del escenario político. La colaboración regional e internacional será fundamental para alcanzar este objetivo, y el tiempo dirá si este enfoque dará frutos en la búsqueda de una solución duradera a la crisis venezolana.

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