Crisis Group es pesimista con una transición política en Venezuela. Así lo refleja el análisis de Phil Gunson, analista sénior de Crisis Group para la región Andina, quien advierte sobre la complejidad del panorama político venezolano en un artículo reciente publicado en el diario El País. A pocos días de que Nicolás Maduro asuma su tercer mandato presidencial el 10 de enero, Gunson sostiene que no hay condiciones favorables para un cambio de régimen, incluso con la inminente llegada de Donald Trump nuevamente a la Casa Blanca y el nombramiento de Marco Rubio como Secretario de Estado. Esta visión pesimista se enmarca en un contexto de represión, crisis humanitaria y una oposición debilitada, incapaz de capitalizar sus victorias electorales recientes.
En su artículo titulado: «Maduro será juramentado y eso no es ‘normalizar la dictadura’; es reconocer la dura realidad», Gunson traza un panorama desalentador para Venezuela. Según el experto, la juramentación de Maduro representa un hito en la consolidación de su régimen, que ha demostrado ser resiliente frente a la presión internacional y las sanciones económicas. Gunson recuerda que la oposición, encabezada por Edmundo González, quien ganó las elecciones presidenciales del 28 de julio según la evidencia disponible, no ha logrado revertir el resultado oficial que mantiene a Maduro en el poder. Esta incapacidad para ejercer presión efectiva, argumenta Gunson, es un reflejo de la fragmentación y el desgaste interno que sufre la coalición opositora.
Crisis Group es pesimista con una transición política en Venezuela
Sobran las evidencias de que las estrategias internacionales que buscan un cambio de régimen han fracasado reiteradamente, de allí que Crisis Group es pesimista con una transición política en Venezuela. Durante el primer mandato de Trump, Estados Unidos implementó una política de «máxima presión» que incluyó sanciones económicas severas, el reconocimiento de Juan Guaidó como presidente interino y el congelamiento de activos del gobierno venezolano. Sin embargo, esta estrategia no logró su objetivo principal: debilitar el control de Maduro sobre el aparato estatal. En lugar de eso, las sanciones exacerbaron la crisis económica y aumentaron la migración masiva, lo que, paradójicamente, alivió la presión política interna contra el régimen.

El análisis de Gunson también destaca las divisiones dentro de la oposición venezolana, que enfrenta un dilema estratégico tras la victoria de Edmundo González. Mientras algunos líderes defienden la vía electoral como única opción viable, otros apuestan por un retorno a las sanciones más severas y la presión internacional. María Corina Machado, una figura destacada de la oposición, apoya esta última estrategia, mientras que González mantiene un perfil más moderado, optando por el silencio diplomático frente a la posibilidad de un endurecimiento de las sanciones bajo la administración de Trump. Estas discrepancias dificultan la construcción de una estrategia unificada que permita enfrentar con éxito al chavismo.
El chavismo sabe adaptarse
Crisis Group es pesimista con una transición política en Venezuela porque el régimen de Maduro ha demostrado una notable capacidad para adaptarse a las adversidades. A pesar de la presión internacional, el gobierno ha logrado mantener el control sobre las instituciones clave del país, incluidas las fuerzas armadas, que siguen siendo un pilar fundamental de su supervivencia. Gunson señala que, en intentos anteriores de cambio de régimen, como el fallido golpe de abril de 2019, la oposición sobreestimó su capacidad para fracturar la lealtad de los militares hacia Maduro. Este error estratégico debilitó aún más la credibilidad de los líderes opositores y reforzó la narrativa del chavismo de que cualquier intento de cambio es una amenaza externa.
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En este contexto, las expectativas generadas por la nueva administración de Trump deben ser tomadas con cautela. Gunson advierte que las políticas agresivas del pasado no solo no lograron sus objetivos, sino que también tuvieron efectos contraproducentes. La nominación de Marco Rubio, un ferviente crítico de Maduro, como Secretario de Estado, ha alimentado la esperanza de los sectores más radicales de la oposición, que creen que una política más dura podría finalmente derrocar al régimen. Sin embargo, Gunson subraya que cualquier estrategia debe evitar causar más daño a una población ya golpeada por una crisis humanitaria sin precedentes.
En la fuerza está la unión
Crisis Group es pesimista con una transición política en Venezuela porque, aunque el chavismo ha perdido apoyo popular y enfrenta desafíos económicos significativos, sigue dependiendo de un aparato represivo robusto que le permite mantener el control. Gunson destaca que la represión no solo se dirige contra los líderes opositores, muchos de los cuales están en el exilio, sino también contra la sociedad civil, limitando aún más el espacio para la disidencia y el activismo político. En este escenario, cualquier intento de negociación o transición parece condenado al fracaso a menos que se construyan condiciones mínimas de confianza entre las partes involucradas.
La oposición venezolana enfrenta un desafío monumental para reorganizarse y recuperar la confianza de una población desilusionada. Gunson sugiere que el camino hacia una solución política pasa por preservar y ampliar el limitado espacio cívico que aún existe, en lugar de apostar por salidas rápidas que solo fortalecen al régimen. Esta estrategia requiere paciencia, unidad y una visión a largo plazo, elementos que han estado ausentes en los intentos previos de cambio de régimen. Sin embargo, con el chavismo cerrando casi todas las puertas al diálogo, el margen de maniobra para la oposición es cada vez más estrecho.

La historia está llena de caídas
Crisis Group es pesimista con una transición política en Venezuela, pero Gunson no descarta completamente la posibilidad de un cambio en el futuro. Aunque reconoce que las condiciones actuales son extremadamente adversas, también señala que la historia de América Latina ha demostrado que incluso los regímenes más autoritarios pueden caer cuando enfrentan una presión combinada de factores internos y externos. En este sentido, la clave para Venezuela podría estar en una estrategia que combine sanciones selectivas con un apoyo más decidido a la reconstrucción de la sociedad civil y las instituciones democráticas.
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El panorama político de Venezuela, según Gunson, sigue siendo un terreno incierto donde las promesas de cambio rápido han resultado ser ilusorias. Mientras Maduro se prepara para asumir un nuevo mandato, la oposición y la comunidad internacional deben replantearse sus enfoques y estrategias. La historia reciente ha demostrado que el cambio político en Venezuela no vendrá de la mano de intervenciones externas ni de soluciones improvisadas. Sólo a través de un esfuerzo sostenido y coordinado será posible construir un futuro más democrático y estable para el país.