Narrativa de “inmigrantes come mascotas” muestra el uso del terror en la campaña Republicana

La narrativa sobre «inmigrantes come mascotas» ha sido una herramienta utilizada por la campaña republicana, especialmente por figuras prominentes como JD Vance y Donald Trump, para avivar el miedo y el odio hacia los inmigrantes en Estados Unidos. Este tipo de mensajes ha escalado a niveles alarmantes, con consecuencias tangibles para las comunidades afectadas, tal como lo demuestra la situación en Springfield, Ohio, donde rumores infundados sobre inmigrantes haitianos que supuestamente se comen a las mascotas han sembrado el caos y la desinformación.

El reportaje original, titulado “Cómo la campaña de Trump difundió rumores sobre inmigrantes que se alimentan de mascotas, después de que le dijeran que no eran ciertos”, fue escrito por Kris Maher, Valerie Bauerlein y Tawnell D. Hobbs para The Wall Street Journal. Maher, radicado en Pittsburgh, es un periodista que cubre temas ambientales y políticos en el Medio Oeste. Bauerlein, con sede en el sur de EE. UU., es especialista en política y cultura en comunidades pequeñas, mientras que Hobbs, redactora sénior, ha trabajado en reportajes de investigación de gran envergadura, incluyendo los disturbios del 6 de enero en el Capitolio de EE. UU. Los tres periodistas firmaron un artículo que revela cómo el equipo de Vance se comunicó con funcionarios de la ciudad de Springfield para confirmar los rumores, solo para ser informados de que no tenían fundamento. Sin embargo, eso no detuvo la propagación de la historia.

Inmigrantes come mascotas

En Springfield, la preocupación inicial surgió cuando el administrador de la ciudad, Bryan Heck, fue abordado por un miembro del equipo de Vance, quien le preguntó directamente si los rumores sobre «inmigrantes que se llevan y comen mascotas» eran ciertos. A pesar de la negación de Heck, Vance decidió utilizar la narrativa para promover su agenda política. Lo que comenzó como una afirmación infundada terminó siendo una herramienta poderosa para movilizar la indignación pública, a tal punto que, en cuestión de horas, el rumor se había difundido entre los 1,9 millones de seguidores de Vance en la plataforma X (anteriormente Twitter).

En Springfield, la preocupación inicial surgió cuando el administrador de la ciudad, Bryan Heck, fue abordado por un miembro del equipo de Vance, quien le preguntó directamente si los rumores sobre «inmigrantes que se llevan y comen mascotas» eran ciertos. Ilustración MidJourney

El uso de rumores como el de «inmigrantes come mascotas» se hizo más peligroso cuando Donald Trump, durante un debate televisado, llevó la historia a una audiencia de 67 millones de personas. “En Springfield se están comiendo a los perros”, proclamó Trump, generando una ola de pánico en la pequeña comunidad de Ohio. Aunque los hechos habían sido desacreditados previamente, Trump y su equipo continuaron repitiendo la falsa narrativa, alimentando la desinformación en torno a los inmigrantes haitianos.

Animar el miedo y ganar votos

Este tipo de retórica tiene un propósito claro: avivar el miedo entre los votantes preocupados por la inmigración. Springfield, una comunidad históricamente acogedora, con una rica mezcla de inmigrantes irlandeses, alemanes y afroamericanos, se había convertido en el hogar de miles de haitianos en los últimos años. Sin embargo, el choque cultural y la llegada masiva de inmigrantes llevaron a tensiones que se agravaron por la difusión de desinformación. La ciudad, cuyo número de habitantes ha disminuido drásticamente desde 1960, se benefició económicamente de la llegada de los haitianos. Los inmigrantes contribuyeron a reactivar la economía local, llenando vacantes laborales en industrias que sufrían escasez de trabajadores.

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Pero los beneficios económicos no fueron suficientes para contrarrestar el creciente descontento entre algunos sectores de la comunidad. El trágico accidente de tráfico en el que un inmigrante haitiano, que no poseía una licencia de conducir válida en Estados Unidos, se estrelló contra un autobús escolar, matando a Aiden Clark, un niño de 11 años, avivó aún más las tensiones. La muerte de Aiden se convirtió en un símbolo de las fallas del sistema migratorio, y figuras políticas como Vance utilizaron el incidente para fortalecer su narrativa antiinmigrante.

Los rumores sobre “inmigrantes come mascotas” fueron amplificados por grupos neonazis que se aprovecharon de la tensión racial para fomentar el odio. Durante el verano, organizaciones supremacistas blancas, como Blood Tribe, realizaron manifestaciones en Springfield, exigiendo la deportación de los inmigrantes haitianos. Estos grupos encontraron en la ciudad el terreno fértil para expandir su mensaje de odio, presentando a los haitianos como una amenaza no solo económica, sino también cultural y social.

Vance y su gran parlante

La narrativa sobre los «inmigrantes come mascotas» se ha extendido más allá de Springfield, alimentada por los comentarios de figuras como Vance, quien, en una entrevista con CNN, afirmó que sus electores le habían proporcionado «testimonios de primera mano» sobre incidentes de este tipo. Sin embargo, cuando los periodistas investigaron más a fondo, no encontraron pruebas que respaldaran estas afirmaciones. A pesar de la falta de evidencia, la historia siguió circulando, lo que demuestra cómo la desinformación puede ser utilizada para manipular el debate político.

El impacto de estos rumores ha sido devastador para la comunidad haitiana en Springfield. A pesar de haber sido acogidos inicialmente, los inmigrantes se encontraron en medio de una tormenta política que puso en peligro su seguridad. Se registraron múltiples amenazas de bomba contra escuelas, edificios gubernamentales y eventos comunitarios. Incluso el festival anual CultureFest, que celebraba la diversidad cultural de Springfield, fue cancelado debido a preocupaciones de seguridad.

Figuras como Trump y Vance han demostrado cómo una narrativa fabricada puede movilizar a una base de votantes ansiosos por soluciones rápidas a problemas complejos. Ilustración MidJourney.

El deporte de la desinformación

A nivel nacional, la manipulación de historias como la de los «inmigrantes come mascotas» subraya el peligro de la desinformación en tiempos de elecciones. Figuras como Trump y Vance han demostrado cómo una narrativa fabricada puede movilizar a una base de votantes ansiosos por soluciones rápidas a problemas complejos. Sin embargo, las consecuencias de estos rumores son reales: crean pánico, desestabilizan comunidades y exacerban las tensiones raciales.

En Springfield, los intentos por contener los daños han sido infructuosos. A pesar de las negaciones públicas del alcalde Rob Rue y el administrador de la ciudad, Bryan Heck, las amenazas contra la comunidad haitiana persisten. Para muchos residentes de Springfield, la ciudad nunca volverá a ser la misma. El miedo y la sospecha han dejado una cicatriz profunda, y la relación entre la comunidad haitiana y los residentes locales está fracturada.

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En última instancia, el uso de rumores como los de “inmigrantes come mascotas” ilustra cómo la política puede aprovechar el miedo y la desinformación para lograr objetivos electorales. La verdad se convierte en una víctima colateral en un panorama donde la narrativa es más poderosa que los hechos. Para las comunidades afectadas, como la de Springfield, las repercusiones de estas tácticas políticas pueden durar mucho más que una campaña electoral.

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