Barreto: Edmundo González Urrutia abandonó el barco y dejó en las mazmorras a sus aliados

En un giro esperado pero prematuro, el político Edmundo González Urrutia decidió abandonar el país, dejando tras de sí un rastro de incertidumbre y frustración entre aquellos que alguna vez lo vieron como una figura de resistencia y cambio. Juan Barreto, exalcalde de Caracas y ahora convertido en crítico del régimen chavista, no escatimó en palabras al referirse al abrupto alejamiento de González Urrutia, afirmando que «González Urrutia abandonó el barco». Las palabras de Barreto resonaron con fuerza, y más allá de un simple reproche, fueron un reflejo del sentimiento de traición que se ha generado entre sus antiguos aliados y seguidores, muchos de los cuales hoy enfrentan la cárcel por haber defendido su candidatura presidencial.

El artículo original fue publicado en Efecto Cocuyo, un portal de noticias venezolano que desde su creación en 2015 ha enfrentado una constante presión política por su cobertura crítica del gobierno de Nicolás Maduro. Efecto Cocuyo, cofundado por periodistas de renombre como Laura Weffer, Luz Mely Reyes y Josefina Ruggiero, ha sido un faro de información independiente en un país donde la censura es habitual. La entrevista en cuestión, titulada «Juan Barreto sobre González Urrutia: Es verdad que lo presionaron y chantajearon, pero cedió a la presión», forma parte de una serie de reportajes que buscan exponer la complicada situación política en Venezuela.

González Urrutia abandonó el barco

Barreto, un hombre que ha transitado por las aguas turbulentas del chavismo y ahora lidera su propio partido, Redes, expresó que aunque comprendía las presiones y amenazas que González Urrutia enfrentó, no podía justificar su huida. «González Urrutia abandonó el barco en el peor momento posible», señaló con cierto desdén. Y es que, para Barreto, su retirada no solo significó una derrota política, sino también la caída de la esperanza para aquellos que creyeron en la posibilidad de un cambio genuino a través del voto.

Barreto lamentó que, si bien González Urrutia tuvo la oportunidad de negociar su salida, no lo hizo desde una posición de fuerza. “Pudo haber exigido la libertad de esos muchachos antes de irse”, añadió con evidente decepción. Ilustración MidJourney

En las elecciones de julio, González Urrutia fue el abandonado de la Plataforma Unitaria, una coalición que aglutinaba a gran parte de la oposición venezolana, y que prometía desafiar al presidente Nicolás Maduro en unas elecciones marcadas por la controversia. Sin embargo, tras la jornada electoral, la tensión aumentó, y las denuncias de fraude comenzaron a surgir con más fuerza. Los resultados oficiales, que daban una amplia ventaja a Maduro, fueron cuestionados tanto por la oposición como por organizaciones internacionales que exigían mayor transparencia. En medio de este torbellino, González Urrutia optó por abandonar Venezuela, y con su salida, según Barreto, dejó a sus seguidores «en las mazmorras».

Se salvó a si mismo

«González Urrutia abandonó el barco, pero lo hizo sin alzar la voz por los que siguen presos», dijo Barreto, refiriéndose a los miles de ciudadanos, activistas y políticos que han sido encarcelados o perseguidos por el gobierno tras las elecciones. Entre ellos se encuentran jóvenes estudiantes, periodistas y mujeres embarazadas, cuyos casos han sido denunciados repetidamente por organizaciones de derechos humanos. Barreto lamentó que, si bien González Urrutia tuvo la oportunidad de negociar su salida, no lo hizo desde una posición de fuerza. “Pudo haber exigido la libertad de esos muchachos antes de irse”, añadió con evidente decepción.

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La retórica de González Urrutia tras su partida ha sido objeto de debate en los medios y entre la clase política venezolana. Para muchos, su salida simboliza el abandono de una lucha que había prometido llevar hasta la final. Según Barreto, no se trataba solo de una cuestión de liderazgo político, sino de principios. «González Urrutia abandonó el barco en un momento crítico, cuando más se necesitaba su presencia y determinación«, reiteró en sus declaraciones a Efecto Cocuyo. La presión sobre el candidato no fue menor; las amenazas y el hostigamiento hacia su familia fueron evidentes, pero su decisión de marcharse sin hacer frente al desafío ha sido vista como una rendición ante el régimen.

El clima cambió

Mientras tanto, el país sigue sumido en una profunda crisis política y económica. Las protestas han disminuido, en parte debido a la represión gubernamental, pero el descontento sigue latente. La falta de acceso a información veraz y la manipulación de los medios controlados por el Estado han contribuido a un ambiente de confusión y desesperanza. Barreto, con su habitual tono crítico, comparó la situación del gobierno con la de un “gato herido, lanzando zarpazos a todo lo que se mueve”, describiendo un escenario en el que el poder establecido parece cada vez más acorralado, pero sin disposición a ceder.

La responsabilidad del Consejo Nacional Electoral (CNE) en la crisis actual es otro de los puntos que Barreto no dejó de mencionar. Para él, la negativa del CNE a publicar los resultados electorales de manera desagregada y la falta de transparencia en el proceso han sido detonantes de la desconfianza generalizada en las instituciones del país. «La gente votó por un cambio, pero ese voto ha sido ignorado», sentenció Barreto, dejando claro que el futuro de Venezuela está en juego si no se respeta la voluntad popular.

Las protestas han disminuido, en parte debido a la represión gubernamental, pero el descontento sigue latente. La falta de acceso a información veraz y la manipulación de los medios controlados por el Estado han contribuido a un ambiente de confusión y desesperanza. Ilustración MidJourney.

Además de los cuestionamientos sobre la integridad del proceso electoral, Barreto hizo un llamado a la comunidad internacional para que exija la apertura de las urnas y el recuento de votos con observación imparcial, similar a lo que ocurrió en 2013 tras las disputadas elecciones entre Nicolás Maduro y Henrique Capriles. Según el exalcalde, este recuento sería una manera de restaurar la confianza en el sistema y de abrir un camino hacia la reconciliación nacional. Sin embargo, González Urrutia abandonó el barco y en el panorama actual, ese escenario ahora parece lejano.

Claudicar ante la presión

El reportaje publicado por Efecto Cocuyo y las declaraciones de Juan Barreto no solo describen una fractura en la oposición venezolana, sino también un profundo sentimiento de traición y desesperanza entre aquellos que alguna vez vieron en González Urrutia una alternativa real al chavismo. «González Urrutia abandonó el barco, y con él se hundieron muchas de las expectativas de cambio», concluyó Barreto, quien se mantiene firme en su crítica al gobierno, pero también en su señalamiento de aquellos que, en su opinión, han claudicado ante la presión.

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A pesar de la desilusión que ha generado la salida de González Urrutia, Barreto subrayó que la lucha por la democracia en Venezuela no ha terminado. «La resistencia continúa», afirmó, destacando que es necesario reorganizar a las fuerzas opositoras y establecer nuevas estrategias para enfrentar al gobierno. «No podemos permitir que el miedo y el abandono nos paralicen», añadió, en un llamado a la acción que busca revitalizar el movimiento opositor y mantener viva la esperanza de un cambio en el país.

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