Gil Yepes: Mientras un país diversifique sus exportaciones será más democrático y saludable

Para José Antonio Gil Yepes, la diversificación de las exportaciones es la clave para que una nación como Venezuela alcance una mayor estabilidad, crecimiento y democracia. Este reconocido sociólogo venezolano, quien fue presidente de la encuestadora Datanálisis y profesor en el Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA), ha sido una figura constante en el análisis económico y social del país. Recientemente, Gil Yepes publicó un artículo titulado “Significados de las exportaciones venezolanas” en el diario El Universal, donde expuso una tesis que ha generado debate en los círculos políticos y económicos: «Si diversificáramos nuestras exportaciones, seríamos una sociedad no solo más estable macroeconómicamente, sino también mucho más pluralista y democrática.»

El análisis de Gil Yepes pone el foco en la necesidad urgente de Venezuela de alejarse de un modelo rentista basado casi exclusivamente en el petróleo, y de avanzar hacia la diversificación económica. A lo largo de su artículo, el sociólogo detalla cómo la dependencia de las exportaciones rentistas, especialmente de los recursos naturales como el petróleo, ha impactado negativamente no solo la economía venezolana, sino también su estructura política y social. Según el autor, las exportaciones que provienen de grandes reservas de recursos naturales generan grandes ganancias para quienes las controlan, pero a su vez concentran el poder en unas pocas manos, limitando el pluralismo y, en consecuencia, la democracia.

Gil Yepes: Exportaciones y democracia

La visión de Gil Yepes destaca que las exportaciones rentistas, como el petróleo, hierro, acero y aluminio, presentan pocas transformaciones industriales. Son exportaciones que no requieren un proceso productivo intensivo en mano de obra ni en tecnología, lo que genera un número limitado de empleos, aunque bien pagados. Sin embargo, la centralización de este modelo en manos del Estado otorga a este un poder económico desproporcionado, que a su vez se traduce en poder político. En su artículo, Gil Yepes señala que el monopolio estatal sobre los recursos naturales ha permitido que los gobiernos venezolanos mantengan un control casi absoluto sobre la distribución de la riqueza, lo que ha debilitado la competencia económica y el desarrollo del sector privado.

Las exportaciones rentistas y la centralización de este modelo en manos del Estado, otorga a este un poder económico desproporcionado, que a su vez se traduce en poder político. Ilustración MidJourney

En los últimos años, el gobierno ha intentado impulsar otras exportaciones rentistas, como el oro y otros minerales, en un intento por compensar la caída de los ingresos petroleros. No obstante, según Gil Yepes, estas iniciativas han carecido de la transparencia y el marco institucional necesario para que se conviertan en un motor real de desarrollo. Para el sociólogo, este enfoque solo perpetúa la misma lógica de concentración de poder, impidiendo la creación de un ecosistema económico diversificado, donde múltiples sectores puedan competir y prosperar.

“Enfermedad Holandesa”

Una de las principales consecuencias de esta falta de diversificación es la perpetuación de la “Enfermedad Holandesa” en la economía venezolana, un fenómeno económico que se caracteriza por la sobrevaluación de la moneda local debido a los ingresos provenientes de los recursos naturales, lo que abarata las importaciones y perjudica a los sectores productivos nacionales. Gil Yepes enfatiza que esta dinámica ha frenado el desarrollo de industrias no rentistas en Venezuela, como la manufactura, los servicios y el turismo, que podrían generar más empleos y distribuir la riqueza de manera más equitativa.

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En este contexto, el sociólogo plantea una serie de medidas que podrían revertir esta tendencia. Entre ellas, la más importante es la necesidad de «democratizar el capital» de las empresas estatales que hoy acaparan los recursos naturales. Para Gil Yepes, estas empresas deben abrirse a la participación del sector privado, ya que el Estado ha demostrado ser incapaz de gestionarlas de manera eficiente. Además, señala que es fundamental desmontar la sobrevaluación del bolívar, ya que esta distorsión económica ha afectado gravemente la competitividad de los productos venezolanos en el mercado internacional.

Estrategias para emerger

Gil Yepes propone también un cambio en la política antiinflacionaria del país, argumentando que las medidas actuales, basadas en restringir la liquidez, han limitado el crédito, la inversión, el empleo y el consumo. En su lugar, sugiere una política económica que promueva la oferta privada, tanto para satisfacer el mercado interno como para impulsar las exportaciones. En este sentido, resalta la necesidad de fortalecer la confianza entre el gobierno y el sector empresarial, algo que, según él, solo puede lograrse a través del diálogo y la cooperación mutua.

A lo largo de su carrera, Gil Yepes ha sido un firme defensor de las políticas que promueven el crecimiento del sector privado como una herramienta para fortalecer la democracia. En su artículo, explica que uno de los errores más graves cometidos por los partidos tradicionales en Venezuela, como Acción Democrática y Copei, fue mantener el poder del sector empresarial bajo control, limitando su capacidad de influir en la política y en la economía. Según su análisis, esta decisión alejó al país de un modelo más democrático y participativo, donde el poder se distribuyera de manera más equitativa entre el Estado, las empresas y los ciudadanos.

Gil Yepes ha sido un firme defensor de las políticas que promueven el crecimiento del sector privado como una herramienta para fortalecer la democracia. Ilustración MidJourney.

Planificación Democrática

En su texto, el sociólogo también hace referencia al período de Planificación Democrática que vivió Venezuela en los años 60, cuando el país experimentó un auge económico impulsado por la cooperación entre el gobierno, los empresarios y los trabajadores. Para Gil Yepes, este modelo de colaboración podría ser la clave para superar la crisis actual, siempre y cuando los actores políticos estén dispuestos a ceder parte de su control sobre los recursos del país.

La tesis central de Gil Yepes es clara: la diversificación de las exportaciones es una condición necesaria para lograr una democracia más sólida y una economía más saludable. Mientras el país siga dependiendo de las exportaciones rentistas, continuará atrapado en un ciclo de concentración de poder, inestabilidad macroeconómica y pobreza. En cambio, si se fomenta el desarrollo de exportaciones no rentistas, como los productos agrícolas, los servicios financieros, el turismo y la manufactura, se generarán más empleos, se distribuirá la riqueza de manera más equitativa y se fortalecerá el tejido democrático del país.

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Al final de su artículo, Gil Yepes concluye que la crisis de Venezuela no es simplemente económica o política, sino fundamentalmente social. Para superar esta crisis, el país debe avanzar hacia un modelo económico que promueva la inclusión y la participación de todos los sectores, algo que solo puede lograrse si se rompen los monopolios que hoy controlan los recursos del país. La diversificación de las exportaciones, en este sentido, no es solo una cuestión de economía, sino de democracia y de justicia social.

Este llamado a la acción por parte de Gil Yepes subraya la urgencia de un cambio estructural en la economía venezolana. Mientras más diversificado sea el modelo exportador, más democrática y saludable será la sociedad, un mensaje que resuena con fuerza en un país que ha sufrido las consecuencias de depender de un solo recurso durante demasiados años.

 

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