70% de los estadounidenses dicen que los discursos políticos de odio generan acciones violentas

En un clima político cada vez más polarizado, una reciente encuesta del Pew Research Center ha arrojado luz sobre una inquietante correlación percibida por los estadounidenses: el 70% cree que los discursos políticos de odio generan acciones violentas. Este preocupante hallazgo llega en un momento en que la retórica política en Estados Unidos parece estar en su punto más álgido y divisivo en décadas. Según el estudio, conducido por el analista de investigación Ted Van Green, un amplio segmento de la población estadounidense se muestra alarmado por la influencia potencialmente destructiva de las palabras acaloradas en el ámbito público.

El análisis revela que siete de cada diez ciudadanos opinan que los funcionarios electos deben abstenerse de usar un lenguaje acalorado o agresivo. Esta postura no es meramente una cuestión de preferencia estilística, sino que surge de la preocupación de que tales palabras puedan inspirar a algunos a cometer actos de violencia. Contrariamente, el 29% de los encuestados sostiene que los funcionarios deben tener la libertad de emplear un lenguaje intenso sin temor a las posibles acciones que puedan provocar en otros.

Discursos políticos de odio generan acciones violentas

Las diferencias partidistas son notables en esta percepción. Los demócratas, con mayor probabilidad que sus contrapartes republicanas, creen que los funcionarios electos deberían evitar el lenguaje incendiario. Una mayoría de republicanos e independientes con tendencia republicana (56%) comparte esta opinión, aunque un 43% sostiene que los funcionarios deben poder expresarse libremente sin preocupación por las reacciones que puedan desencadenar. Esta postura entre los republicanos ha evolucionado desde 2019, cuando un 37% consideraba aceptable el uso de un lenguaje acalorado por parte de los funcionarios electos. Sin embargo ambos bandos en mayor o menor medida aceptan discursos políticos de odio generan acciones violentas.

discursos políticos de odio generan acciones violentas
Esta postura no es meramente una cuestión de preferencia estilística, sino que surge de la preocupación de que tales palabras puedan inspirar a algunos a cometer actos de violencia. Ilustración MidJourney

Por otro lado, una abrumadora mayoría de los demócratas e independientes de tendencia demócrata (83%) apoya la idea de que los funcionarios deben evitar este tipo de lenguaje. Interesantemente, no se han registrado cambios significativos en las opiniones de los demócratas desde 2019. Además de la división partidista, la encuesta también revela diferencias demográficas en las opiniones sobre este tema. Por ejemplo, las mujeres tienen una probabilidad 7 puntos porcentuales mayor que los hombres de creer que los funcionarios electos deberían evitar el lenguaje acalorado (73% frente a 66%). Esta diferencia se acentúa entre los republicanos, con un 61% de las mujeres republicanas apoyando esta postura en comparación con el 51% de los hombres republicanos.

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Las variables influyen

La edad también juega un rol en la creencia de que los discursos políticos de odio generan acciones violentas. Si bien al menos dos tercios de los adultos en todos los grupos de edad creen que los funcionarios deben evitar el lenguaje inflamatorio, existen algunas diferencias de edad dentro de los partidos. Entre los demócratas, aquellos de 50 años o más son más propensos que los menores de 50 a abogar por evitar dicho lenguaje (89% frente a 79%). En el caso de los republicanos, el 54% de los menores de 50 años y el 58% de los mayores de 50 años comparten esta visión.

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Tanto los republicanos como los demócratas mantienen posturas casi idénticas en ambos casos. Una escasa mayoría de republicanos indica que tanto los candidatos políticos (54%) como los funcionarios electos (56%) deberían evitar el uso de un lenguaje acalorado. Ilustración MidJourney

El nivel educativo también influye en estas opiniones. Los adultos con al menos un título universitario son más propensos que aquellos con una educación menos formal a decir que los funcionarios electos deberían evitar el lenguaje acalorado o agresivo (77% frente a 66%). Esta tendencia es más marcada entre los demócratas que entre los republicanos. Así, el 91% de los demócratas con al menos un título universitario apoyan esta postura, en comparación con el 78% de aquellos sin un título universitario.

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Sin muchas diferencias

Interesantemente, las opiniones sobre la aceptabilidad del lenguaje acalorado por parte de los «candidatos políticos» no difieren significativamente de las opiniones sobre los «funcionarios electos». Tanto los republicanos como los demócratas mantienen posturas casi idénticas en ambos casos. Una escasa mayoría de republicanos indica que tanto los candidatos políticos (54%) como los funcionarios electos (56%) deberían evitar el uso de un lenguaje acalorado. Por su parte, una proporción casi idéntica de demócratas sostiene que tanto los candidatos políticos (85%) como los funcionarios electos (83%) deben abstenerse de este tipo de retórica.

Esta encuesta del Pew Research Center, realizada entre 5,140 adultos del 16 al 21 de enero, no solo refleja las preocupaciones actuales sobre el impacto del discurso político en la sociedad, sino que también destaca las profundas divisiones partidistas y demográficas en la percepción de qué constituye un discurso político responsable y seguro. El hallazgo de que un 70% de los estadounidenses cree que los discursos políticos de odio pueden generar acciones violentas es un llamado de atención sobre la necesidad de un lenguaje más mesurado y reflexivo en la arena política. Con el país en un momento crucial de su historia, la forma en que los líderes eligen expresarse no solo define el tono del debate público, sino que también podría tener consecuencias reales y significativas en el tejido social y político de la nación.

 

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