La noción de que Estados Unidos avanza por un “camino inexorable hacia la implosión” no es una idea nueva, pero en los últimos años ha ganado fuerza en los círculos del Kremlin, encabezados por figuras como Nikolai Patrushev y respaldados por el propio presidente Vladimir Putin. Esta visión, según la cual el gigante norteamericano enfrenta una desintegración similar a la de la Unión Soviética, se ve reforzada desde Moscú con cada evento de polarización interna en Estados Unidos. La reelección de Donald Trump, o incluso su simple influencia en la política estadounidense, se interpreta como un acelerador en este proceso, una herramienta para intensificar el colapso que algunos en Rusia consideran inevitable.
El periodista ruso Mijail Zygar, exeditor en jefe del canal de noticias TV Rain y autor del boletín El Último Pionero, ha explorado esta percepción en un artículo titulado “Putin ve a Estados Unidos yendo hacia el desastre, con Trump al volante”. Publicado el 19 de noviembre en The New York Times, este ensayo revela cómo las recientes elecciones estadounidenses han sido recibidas con optimismo en Moscú. Zygar explica que, lejos de ver a Trump como un aliado prorruso, el entusiasmo del Kremlin radica en la creencia de que su liderazgo podría acelerar el desafío del sistema estadounidense, sumiéndolo en divisiones internas irreparables.
EE.UU. están en camino inexorable hacia la implosión
La idea de un camino inexorable hacia la implosión ha sido articulada explícitamente por Patrushev, quien detalló en 2023 cómo podría manifestarse esta desintegración. Según él, Estados Unidos eventualmente se dividirá en bloques regionales, con estados del sur reconectándose con México, reclamando las tierras arrebatadas en 1848. Estas teorías no solo reflejan un deseo político sino también un análisis estratégico que, desde la perspectiva del Kremlin, sitúa a Estados Unidos en una pendiente resbaladiza similar a la que enfrentó la Unión Soviética antes de su colapso.

Putin ha adoptado esta narrativa, describiendo los problemas internos de Estados Unidos como pequeños errores acumulados que, con el tiempo, se vuelven imposibles de manejar. En 2021, el mandatario ruso comparó la situación de Estados Unidos con la de los imperios históricos que sucumbieron bajo su propia arrogancia. Desde su perspectiva, el declive de Estados Unidos es inevitable, marcado por una polarización social que el Kremlin no solo observa con interés, sino que, en muchos casos, fomenta activamente.
El soft power como boomerang
En esta estrategia, la cultura y el entretenimiento también juegan un papel clave. Según Zygar, altos funcionarios rusos han encontrado resonancia en películas estadounidenses como Civil War, cuyo título en ruso fue traducido como La caída del imperio. Esta obra ficticia, que retrata la secesión de estados como California y Texas, ha sido citada por figuras como Dmitri Medvedev como una señal de los conflictos internos que se avecinan en Estados Unidos. En este marco, las tensiones culturales y sociales se ven no solo como síntomas, sino como catalizadores de un colapso inminente.
Tambièn puedes leer: La basura en la gestión de Julio Fuenmayor está bajo la alfombra de Valencia
El camino inexorable hacia la implosión también se refleja en la percepción rusa de los movimientos sociales y las ideologías progresistas en Estados Unidos. Patrushev ha calificado iniciativas como Black Lives Matter o la defensa de derechos transgénero como señales de una “degradación espiritual” que debilita la cohesión nacional. Desde la perspectiva del Kremlin, estas tensiones, sumadas a una aparente apatía de la población hacia las instituciones gubernamentales, crean un terreno fértil para la fragmentación social y política.
Un poco de ayuda moscovita
Mientras tanto, Rusia no se limita a ser un espectador en este proceso. Una parte fundamental de su estrategia incluye la manipulación de narrativas a través de redes sociales, con el objetivo de amplificar las divisiones internas en Estados Unidos. Teorías conspirativas, mensajes antiinmigrantes y retórica anti-LGBT forman parte de una campaña sistemática para polarizar aún más a la sociedad estadounidense. Esta intervención, según Zygar, no busca un objetivo inmediato, sino un análisis a largo plazo que después a Estados Unidos de su posición dominante en el escenario mundial.
El papel de Trump en esta narrativa es central, aunque contradictorio. Para el Kremlin, su estilo disruptivo representa una oportunidad para debilitar la confianza en las instituciones democráticas estadounidenses. Sin embargo, no se le percibe como un aliado incondicional de Rusia. Más bien, se lo ve como una figura capaz de acelerar la erosión de los valores liberales que, desde la óptica rusa, son comparables a la ideología comunista que sostuvo a la Unión Soviética hasta su caída. Trump, en este análisis, podría ser el “Gorbachov estadounidense” en este camino inexorable hacia la implosión, alguien que, consciente o inconscientemente, socave las mismas bases del sistema que lidera.

El costo de la imaginación
A pesar de estas percepciones, Zygar señala que las predicciones del Kremlin sobre el colapso de Estados Unidos son, en gran medida, ilusorias. Mientras que la Unión Soviética cayó bajo el peso de una economía insostenible y tensiones étnicas irresueltas, Estados Unidos sigue siendo una de las economías más fuertes del mundo, con una diversidad que, aunque compleja, es una fuente de resiliencia. Sin embargo, estas diferencias no impiden que el Kremlin proyecte sus propias experiencias y expectativas sobre su rival geopolítico.
El enfoque de Rusia hacia Estados Unidos refleja no solo un deseo estratégico de debilitar a su adversario, sino también un intento de justificar su propia narrativa política interna. Al presentar a Estados Unidos como un imperio decadente al borde de la desintegración, el Kremlin refuerza su posición como defensor de los valores tradicionales y la estabilidad frente a un Occidente que percibe como caótico y en decadencia. En este contexto, el “camino inexorable hacia la implosión” no es solo una profecía; es un argumento político diseñado para consolidar el poder y la legitimidad de Putin tanto dentro como fuera de Rusia.
Tambièn puedes leer: Brasil es para The Wall Street Journal el “hazmerreír” de la Cumbre del G20
Este análisis no solo revela las tensiones geopolíticas entre ambas potencias, sino que también subraya cómo las narrativas internas y externas se entrelazan en un mundo cada vez más polarizado. Mientras Estados Unidos enfrenta sus propios desafíos, desde divisiones partidistas hasta tensiones raciales y económicas, el Kremlin observa, interviene y espera. Para Putin y sus aliados, el colapso estadounidense no es solo una posibilidad; es un elemento central en su visión del orden mundial. Sin embargo, como señala Zygar, esta visión puede ser más un reflejo de las aspiraciones rusas que una predicción fundamentada en la realidad.