En un esfuerzo por consolidar la cooperación energética en el Caribe, Trinidad Tobago y Venezuela han encontrado en Shell y BP a los socios ideales para explotar las vastas reservas de gas en aguas profundas. Este acuerdo marca un hito en las relaciones entre ambos países, que, a pesar de las diferencias políticas y económicas, han logrado avanzar en un proyecto que promete beneficios significativos para ambas naciones. Trinidad Tobago y Venezuela, históricamente unidos por la geografía y una herencia compartida en la explotación de recursos naturales, han decidido unir fuerzas para aprovechar al máximo los yacimientos transfronterizos, a pesar de los retos que ello conlleva.
El contexto detrás de este acuerdo ha sido cuidadosamente analizado por Edgard Romero Nava, un destacado especialista en petróleo y figura clave en la industria energética venezolana. Romero Nava, conocido por su extensa trayectoria como presidente y fundador de petroLAGO ca, y su liderazgo en instituciones como Fedecámaras y la Cámara Petrolera, ha abordado este tema en un reciente artículo para el diario venezolano El Universal. Bajo el título “Trinidad y Tobago frente a la incertidumbre electoral”, Romero Nava explora las implicaciones políticas y económicas de este acuerdo, subrayando cómo la política estatal influye decisivamente en el desarrollo o estancamiento de iniciativas de esta magnitud.
Trinidad Tobago y Venezuela
El acuerdo entre Trinidad Tobago y Venezuela no es solo un acto de cooperación entre dos países vecinos; es un testimonio de cómo las grandes corporaciones internacionales, como Shell y BP, pueden servir como catalizadores para la colaboración en zonas con intereses compartidos. Este proyecto, que se enfoca en los yacimientos comunes en la Plataforma Deltana y el gasoducto que conectará Dragón con Trinidad, es un ejemplo claro de cómo las empresas energéticas globales juegan un papel crucial en la definición de políticas y proyectos a largo plazo. Las negociaciones, que han sido impulsadas por la necesidad urgente de Trinidad Tobago de mantener su capacidad exportadora de gas natural, llegan en un momento de gran incertidumbre para Venezuela, sumida en una crisis política y económica sin precedentes.

A pesar de los desafíos, Trinidad Tobago y Venezuela han logrado establecer un marco de trabajo que permite avanzar con el desarrollo del yacimiento de gas natural transfronterizo Loran-Manati. Según las declaraciones recientes del ministro de Energía e Industrias Energéticas de Trinidad y Tobago, Stuart Young, este acuerdo se mantendrá firme independientemente de los cambios políticos que puedan ocurrir en Venezuela. Young enfatizó que el compromiso con Venezuela, que posee el 73% del yacimiento Loran-Manati, es sólido y que Trinidad Tobago tiene la intención de seguir adelante con los planos de explotación, a pesar de la volatilidad política que caracteriza al país vecino.
TT necesita materia prima
La decisión de Trinidad Tobago y Venezuela de acelerar sus acuerdos con y Shell y BP se basa en la necesidad imperiosa de garantizar el suministro de gas para sus plantas de licuefacción y Cámara Petrolera. Estos proyectos, que han sido fundamentales para la economía trinitense, dependen en gran medida del gas proveniente de los yacimientos compartidos con Venezuela. La estrategia de Trinidad Tobago ha sido clara: asegurar su futuro energético a través de alianzas internacionales, minimizando los riesgos políticos y financieros asociados con la inversión directa en exploración y explotación.
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Por su parte, Venezuela, a pesar de su inestabilidad, ve en este acuerdo una oportunidad para reactivar su sector energético, que ha sufrido una caída dramática en la producción durante la última década. La colaboración con Trinidad Tobago y los gigantes energéticos Shell y BP representan una vía para recuperar parte de la capacidad productiva perdida y generar ingresos vitales en un momento crítico para el país. La política de concesiones y negociaciones, que ha caracterizado a Trinidad Tobago, contrasta con las políticas más restrictivas y centralizadas de Venezuela, pero en este caso, ambas naciones han encontrado un terreno común que les permite avanzar.
Primero los negocios
El liderazgo de Shell y BP en este proyecto no es casual. Estas corporaciones han estado presentes en la región durante décadas y han demostrado su capacidad para gestionar proyectos complejos en contextos políticos y económicos difíciles. Su participación garantiza no solo la viabilidad técnica del proyecto, sino también su sostenibilidad financiera a largo plazo. Además, la experiencia de estas empresas en la construcción de infraestructura energética, como el gasoducto que conectará Dragón con Trinidad, es fundamental para el éxito del acuerdo.

El análisis de Edgard Romero Nava en El Universal destaca que, a pesar de las diferencias en las políticas internas de Trinidad Tobago y Venezuela, el respeto a los contratos firmados y la estabilidad jurídica son elementos clave para la permanencia de las inversiones internacionales. En su artículo, Romero Nava subraya cómo la seguridad jurídica y la estabilidad política son factores cruciales para atraer y mantener la inversión extranjera en cualquier país, y este caso no es la excepción. La cooperación entre Trinidad Tobago y Venezuela, mediada por Shell y BP, es un ejemplo de cómo estos principios pueden ser aplicados con éxito en la región.
Plataforma Deltana
El futuro de la explotación de gas en aguas profundas entre Trinidad Tobago y Venezuela dependerá en gran medida de la capacidad de ambos países para mantener un ambiente de cooperación y respeto mutuo. A medida que los yacimientos en la Plataforma Deltana comiencen a ser explotados, la relación entre estas dos naciones será puesta a prueba, especialmente si surgen nuevos desafíos políticos o económicos. Sin embargo, el marco establecido por este acuerdo, que cuenta con el respaldo de Shell y BP, ofrece una base sólida para que el proyecto avance a pesar de las dificultades.
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El matrimonio energético entre Trinidad Tobago y Venezuela, facilitado por Shell y BP, representa un paso significativo hacia la explotación conjunta de los recursos de gas en el Caribe. Este acuerdo, que ha sido cuidadosamente negociado en un contexto de incertidumbre política, muestra cómo las alianzas estratégicas entre países vecinos y corporaciones multinacionales pueden superar las barreras políticas y económicas para lograr objetivos comunes. La colaboración entre Trinidad Tobago y Venezuela, con el apoyo de Shell y BP, podría convertirse en un modelo a seguir para otras naciones que enfrentan desafíos similares en la explotación de recursos naturales compartidos. La estabilidad y el éxito de este proyecto dependerán de la capacidad de ambas naciones para mantener un enfoque pragmático y colaborativo en el manejo de sus recursos energéticos, asegurando así un futuro próspero para sus ciudadanos y la región en su conjunto.