Status quo actual ganó la constituyente chilena y dejó varada a la izquierda y la derecha

A cuatro años del estallido social que sacudió Chile y desencadenó un histórico proceso constituyente, el país suramericano se ha enfrentado a un dilema crucial: cambiar radicalmente su carta magna, originada en una época de dictadura, o mantener el status quo, modificado a lo largo de los años por sucesivos gobiernos democráticos. La decisión ha sido tomada y el resultado es concluyente: el status quo actual ganó.

En un escenario donde el pasado y el futuro chocaron en las urnas, la opción «En Contra» de adoptar una nueva Constitución se impuso con un 55,76 % frente a un 44,24 % que apoyaba el cambio. Este resultado no solo representa la decisión de un país en un momento puntual, sino que es también el epílogo de una serie de eventos políticos y sociales que han moldeado la identidad chilena en la última década.

Status quo actual ganó
¿En qué posición quedan el gobierno y la oposición después de este resultado? ¿Se cierra con esto el proceso constituyente o es simplemente un alto en el camino hacia una reforma más profunda? Ilustración MidJourney

El status quo actual ganó

El status quo actual ganó, y con él, emergen numerosas preguntas sobre el futuro político de Chile. ¿Qué significa este triunfo para el panorama político del país? ¿En qué posición quedan el gobierno y la oposición después de este resultado? ¿Se cierra con esto el proceso constituyente o es simplemente un alto en el camino hacia una reforma más profunda?

Según Claudia Heiss, jefa de la carrera de Ciencia Política de la Universidad de Chile, el triunfo del «En Contra» es un voto hacia la moderación. Esta perspectiva sugiere que el resultado puede ser visto como un freno a la polarización que ha caracterizado a la política chilena recientemente. Heiss argumenta que este resultado abre la posibilidad de un diálogo más constructivo entre los representantes políticos para avanzar en reformas necesarias.

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No adoptar posiciones radicales

Por otro lado, Paulina Astroza, académica de la Universidad de Concepción y doctora en Ciencias Políticas y Sociales, interpreta que la ciudadanía ha demostrado su preferencia por no adoptar posiciones radicales, ni de izquierda ni de derecha. Esta lectura del resultado sugiere que la población chilena busca un equilibrio, evitando los extremos políticos en favor de una mayor estabilidad.

Patricio Navia, politólogo y profesor de Ciencia Política de la Universidad Diego Portales, señala que el fracaso de las dos propuestas constitucionales se debe al error de centrarse demasiado en discutir políticas públicas en lugar de establecer las reglas del juego democrático. Navia recalca que las constituciones no deben ser un programa de gobierno, sino un marco para la convivencia democrática, independientemente de la orientación política del gobierno de turno. El status quo actual ganó, pero este triunfo lleva consigo un mensaje claro: la necesidad de un texto constitucional que sea ampliamente aceptado y no esté sujeto a las fluctuaciones de la política cotidiana.

Status quo actual ganó
El status quo actual ganó, pero ¿qué sigue para Chile? Este resultado no solo cierra un capítulo en la historia reciente del país, sino que también abre una serie de interrogantes sobre el futuro de su democracia.. Ilustración MidJourney

En este escenario, Astroza lamenta que Chile haya perdido la oportunidad de tener una nueva Constitución, señalando que «aquí no ganó nadie. Aquí perdió Chile». Esta reflexión pone de relieve la complejidad del proceso y la división que aún persiste en la sociedad chilena.

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Los que votaron “a favor”

El caso del líder del derechista Partido Republicano, José Antonio Kast, es también emblemático. Su apoyo a la opción «A Favor» generó división dentro de su propio partido, reflejando la complejidad y las contradicciones internas de la derecha chilena. Este escenario muestra que, a pesar de la victoria del status quo, el panorama político chileno sigue siendo fluido y lleno de incertidumbres.

El status quo actual ganó, pero ¿qué sigue para Chile? Este resultado no solo cierra un capítulo en la historia reciente del país, sino que también abre una serie de interrogantes sobre el futuro de su democracia. La tarea ahora es encontrar un camino que, manteniendo el equilibrio y la estabilidad, permita abordar los desafíos y las demandas de una sociedad que, aunque decidió no dar un giro radical en su estructura constitucional, sigue clamando por cambios y mejoras en su sistema político y social.

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