Museo de Pablo Escobar sintió el poder de la «extinción de dominio» diseñada por Petro

La Fiscalía colombiana ha dado un paso contundente en su lucha contra el legado del narcotráfico en el país al ocupar con fines de expropiación un inmueble que durante años funcionó como un Museo de Pablo Escobar, el extinto capo del Cartel de Medellín. Este controvertido museo, ubicado en el barrio La Asomadera 2 de Medellín y valorado en 12.000 millones de pesos (unos 2,9 millones de dólares), ha sido el centro de atención durante décadas, pero ahora se encuentra bajo el escrutinio de la justicia colombiana.

El responsable de este museo y actual habitante del inmueble es Roberto de Jesús Escobar, alias «El Osito», hermano del famoso narcotraficante Pablo Escobar. La Fiscalía anunció la ocupación del inmueble y declaró que «esta propiedad en la que actualmente son exhibidos artículos alusivos al exjefe del extinto cartel de Medellín fue afectada con medidas cautelares de suspensión del poder dispositivo, embargo y secuestro», según explicó Liliana Patricia Donado, directora especializada de Extinción del Derecho de Dominio de la Fiscalía.

Museo de Pablo Escobar
La casa ubicada en el barrio La Asomadera 2 era una parada para turistas extranjeros. Ilustración MidJourney

Museo de Pablo Escobar

Lo que resulta particularmente intrigante es que el predio, adquirido por Pablo Escobar con dinero proveniente del narcotráfico, había sido puesto a nombre de testaferros, un recurso comúnmente utilizado por los narcotraficantes para ocultar la verdadera propiedad de sus bienes. La Fiscalía sostiene que el hermano de Pablo Escobar, «El Osito», ha mantenido el control sobre la propiedad de manera ininterrumpida y ha llevado a cabo diversas mejoras y adecuaciones en ella. Además, ha logrado que en los registros públicos aparezca a nombre de una mujer, quien funge como la propietaria en los documentos.

Tambièn puedes leer: Berlín se radicaliza y prohíbe manifestaciones de apoyo al pueblo de Palestina

La ocupación Museo de Pablo Escobar se produce casi tres décadas después de la muerte del homónimo, quien fue abatido a tiros en el tejado de una casa el 2 de diciembre de 1993 en Medellín, mientras trataba de escapar de una operación policial. La figura de Escobar ha dejado una profunda huella en la historia de Colombia y ha sido objeto de numerosos relatos, series de televisión y libros que narran su vida y sus actividades criminales.

Norcoturismo a pique

Años después de la muerte de Escobar, algunos miembros de su familia organizaron un paseo turístico por Medellín que se centraba en la vida del famoso narcotraficante. Esta ruta incluía una parada en el «museo de Pablo Escobar» que hoy ha sido ocupado por la Fiscalía. Roberto de Jesús Escobar, actualmente de 76 años y medio ciego debido a un paquete bomba que le mandaron mientras estuvo en prisión, fue el encargado de administrar la propiedad y exhibir decenas de objetos relacionados con su hermano, como un automóvil, una motocicleta y una montura para caballos.

Este «museo» se convirtió en un atractivo turístico, especialmente para visitantes extranjeros, a pesar de la oposición de las autoridades de Medellín, que han trabajado arduamente para dejar atrás el oscuro pasado de narcotráfico y violencia que caracterizó a la ciudad en décadas pasadas. Sin embargo, la ocupación de la Fiscalía pone fin a esta etapa y marca un punto de inflexión en la manera en que Colombia aborda su pasado relacionado con el narcotráfico.

Sociedad de Activos Especiales

La propiedad ahora pasará a la Sociedad de Activos Especiales (SAE), encargada de administrar los bienes incautados a la mafia y otros grupos criminales. Este paso es una señal clara de que el gobierno colombiano está comprometido en despojar a los narcotraficantes y sus asociados de los beneficios económicos obtenidos a través del crimen organizado.

Museo de Pablo Escobar
Con esta acción el gobierno de Gustavo Petro envía un mensaje claro al narcotráfico. Ilustración MidJourney

El caso de la ocupación del museo de Pablo Escobar también ha generado debate y controversia en el país. Algunos argumentan que la propiedad debería haberse mantenido como un lugar de memoria histórica y educación sobre los horrores del narcotráfico, mientras que otros respaldan la decisión de la Fiscalía de expropiarla y ponerla bajo control estatal.

Tambièn puedes leer: En noviembre se sabrá si Nicolás Maduro cometió o no crímenes de lesa humanidad

Llegó la extinción de dominio

Es importante destacar que este proceso de «extinción de dominio» no es un caso aislado en Colombia. El país ha utilizado esta herramienta legal para despojar a narcotraficantes y otros criminales de sus bienes obtenidos ilícitamente. La lucha contra el narcotráfico y la delincuencia organizada es una prioridad para el gobierno colombiano, y la ocupación del museo de Pablo Escobar es un ejemplo de su determinación en esta materia.

La ocupación del «museo» marca un hito en la lucha de Colombia contra el legado del narcotráfico. La expropiación de esta propiedad emblemática es un recordatorio de que el país está comprometido en despojar a los criminales de los beneficios económicos obtenidos a través de actividades ilegales. Aunque este paso ha generado controversia, también representa un esfuerzo por avanzar hacia un futuro en el que Colombia pueda dejar atrás su pasado oscuro y construir una sociedad más justa y segura.

Related articles

- Publicidad -spot_imgspot_img
spot_imgspot_img

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí