Arrepentidos de Milei: “oficialmente somos el pueblo más pelotudo del mundo”

 “Oficialmente somos el pueblo más pelotudo del mundo”, fue la frase con la que un grupo de seguidores de Javier Milei, ahora convertidos en sus más críticos detractores, resumió lo que sienten tras la foto que se convirtió en el símbolo de la desconexión del presidente con la realidad argentina. La imagen, que muestra a Milei junto a su hermana Karina y la icónica conductora Susana Giménez riendo en el histórico balcón de la Casa Rosada, estalló como un golpe en la conciencia colectiva. Fue tomada justo cuando el país conoció las cifras oficiales de pobreza más altas en décadas: 52,9% de la población sumida en la miseria. Mientras millones de personas intentaban comprender cómo su situación económica empeoraba con cada día de ajuste, el presidente ultraderechista, que prometió acabar con la “casta”, parecía celebrar en la mismísima sede del poder. Milei no solo malinterpretó el momento, sino que también, sin quererlo, alimentó la narrativa de que su Gobierno se ha convertido en lo que tanto criticaba.

Federico Rivas Molina, corresponsal de EL PAÍS en Argentina desde 2016, ha seguido de cerca el ascenso meteórico y la posterior caída en popularidad de Milei. Su análisis sobre el impacto de la famosa foto fue publicado bajo el título: “Javier Milei se estrella contra una foto”, en la sección de Opinión de EL PAÍS. En esta pieza, Rivas subraya cómo Milei se vio atrapado en un dilema entre su discurso populista y el impacto real de sus políticas en la vida de los argentinos. Con una licenciatura en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires y un máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ​​el periodista ha retratado el viraje del país con ojo crítico y precisión. En su artículo, Federico señala que, por primera vez, la maquinaria de propaganda libertaria quedó paralizada y los “arrepentidos” de Milei, esa masa de oposición que lo eligió pensando que era la solución a la decadencia argentina, comenzó a agruparse ya expresar abiertamente. su desencanto.

Milei prendió la máquina de la pobreza

“Era la última oportunidad para salir de este pantano, y se la dimos a alguien que prometió incendiarlo todo, pero ahora, ¿quién apaga el fuego?”, se lamentaba en redes un usuario identificado como @RepentidoAr. El hashtag #MileiEsUnaEstafa se viralizó, acompañado de miles de comentarios cargados de indignación, quejándose de cómo las promesas de “libertad y prosperidad” se habían traducido en más recortes, más despidos y menos derechos. Para Milei, que basó toda su campaña en la retórica de “bajar el gasto público a motosierra limpia”, esta crisis de credibilidad amenaza con desgastar aún más su imagen. Los números reflejan la realidad de un país que sigue deteriorándose: la inflación por encima del 100% anual, la inseguridad al alza y la economía informal como única alternativa para millones de personas que ven cerrarse cada vez más las oportunidades.

Los sindicatos, que durante las primeras semanas del gobierno se mantuvieron en un perfil bajo, han comenzado a reorganizarse, alzando la voz contra el paquete de medidas que consideran “el ataque más despiadado a la clase trabajadora en los últimos 50 años”. Ilustración MidJourney

El problema para Milei es que la crítica no viene solo de la oposición kirchnerista, a la que él llama específicamente “los kukas”. Lo más devastador para su gobierno es que quienes lo acusan ahora son los mismos que lo encumbraron como presidente. En la cuenta de Twitter “Arrepentidos de Milei”, que rápidamente sumó miles de seguidores, se pueden leer testimonios de exmilitantes libertarios, algunos de los cuales participaron activamente en la campaña que llevó al excéntrico economista a la Casa Rosada. “Yo toqué timbres y repartí volantes porque de verdad creí que Milei era la única esperanza para que mis hijos pudieran crecer en un país sin miedo. Ahora, después de ver esa foto, me siento estafado. ¿Cómo puede estar riéndose cuando la gente no tiene para comer?”, escribió María Laura, una madre de tres hijos y antigua defensora del proyecto mileísta.

La Libertada Avanza hacia el hambre

El desconcierto se amplía cada día que pasa. Los analistas ven en estos “arrepentidos” un fenómeno que puede definir el futuro inmediato del presidente. Según datos de encuestadoras locales, la popularidad de Milei ha caído más de 15 puntos desde que ganó el poder. Un desplome abrupto que pocos esperaban en tan corto tiempo, pero que se explica, en parte, por la agresividad con la que el presidente ha implementado sus políticas de ajuste. A la subida de los servicios básicos y el corte de subsidios se suma el veto a leyes que buscaban paliar la situación de los jubilados y de los sectores más vulnerables. “Milei prometió libertad, pero nos dio miseria”, dijo con tono irónico @KariBla, una tuitera que se identificó como exmilitante de La Libertad Avanza, el partido del presidente.

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Algunos de los más fervientes seguidores del libertario, incluso, han comenzado a unirse a las manifestaciones en su contra, un gesto que habría sido impensable hace apenas unos meses. En Buenos Aires, el epicentro del poder político y social de Argentina, se han visto carteles que parodian la famosa motosierra que Milei usaba como símbolo de campaña. Ahora, las imágenes muestran al presidente con una sierra oxidada, incapaz de cortar nada, bajo el lema “La libertad avanza… hacia el hambre”. La frustración no solo se dirige a Milei, sino también a su círculo más cercano. Su hermana Karina, conocida como “el cerebro detrás del trono”, ha sido señalada como una de las principales responsables del aislamiento del presidente. Los medios especulan con una lucha interna dentro del gabinete, mientras algunos de los aliados originales de Milei ya se han apartado, disgustados con lo que consideran una traición a los ideales del proyecto.

Rechazado y aislado

El desconcierto y el descontento se ven reflejados también en el ámbito internacional. Desde que asumió la presidencia, Milei ha roto con varias de las alianzas tradicionales de Argentina, en particular con Brasil y México, países con los que históricamente compartieron una agenda de integración regional. El reciente desencuentro con el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, marcó un nuevo mínimo en las relaciones diplomáticas entre ambos países. La decisión de Milei de no asistir a la cumbre del Mercosur fue interpretada como un gesto de desprecio, no solo hacia Lula, sino hacia toda la región. El presidente brasileño, siempre parco en sus comentarios sobre Milei, se limitó a señalar: “No se puede liderar solo con odio”. Pero el mensaje era claro.

Mientras el país se enfrenta a un panorama incierto, con una pobreza que no para de crecer y un presidente que parece más concentrado en culpar a la “herencia kirchnerista” que en ofrecer soluciones, los arrepentidos de Milei seguirán haciendo sentir su voz. Ilustración MidJourney.

Mientras el gobierno de Milei intenta capear la tormenta mediática que desató la foto en el balcón, los movimientos en la calle siguen creciendo. Los sindicatos, que durante las primeras semanas del gobierno se mantuvieron en un perfil bajo, han comenzado a reorganizarse, alzando la voz contra el paquete de medidas que consideran “el ataque más despiadado a la clase trabajadora en los últimos 50 años”. Desde las federaciones peronistas, los gremialistas han advertido que no se quedarán de brazos cruzados si continúan los despidos en el sector público. Y aunque Milei ha intentado moderar su discurso en los últimos días, se mantiene firme en la “lucha contra el gasto”. Lo que no esperaba era encontrarse rodeado, no solo por la oposición, sino por aquellos que antes coreaban su nombre.

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La foto de Milei riendo junto a Susana Giménez y su hermana Karina quedará como un recordatorio de un momento de desconexión total entre el presidente y la realidad de su pueblo. Mientras el país se enfrenta a un panorama incierto, con una pobreza que no para de crecer y un presidente que parece más concentrado en culpar a la “herencia kirchnerista” que en ofrecer soluciones, los arrepentidos de Milei seguirán haciendo sentir su voz. Porque, como reza el eslogan con el que se han unido, “el cambio que prometió era solo un espejismo, y nosotros, oficialmente, somos el pueblo más pelotudo del mundo”.

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