Infección del colonialismo que es persistente en Latinoamérica ya mató a Puerto Príncipe

En el corazón de América Latina, un fenómeno persistente y destructivo sigue socavando las bases de la estabilidad y el progreso. Esta «infección del colonialismo», un legado corrosivo que ha dejado cicatrices profundas en el tejido social, económico y político de la región, ha tenido uno de sus impactos más devastadores en Haití, particularmente en su capital, Puerto Príncipe.

A través de un reportaje de Isabella Escobedo, periodista especializada en medio ambiente, derechos humanos y América Latina para la Deutsche Welle de Alemania, se desgrana las complejidades de esta realidad en su pieza titulada: “Haití: radiografía de un Estado fallido”. Con una profunda mirada analítica, Escobedo se sumerge en las raíces de la desesperación haitiana, en un intento por responder a preguntas cruciales sobre la crisis actual y las vías de escape posibles.

Haití y la infección del colonialismo

La independencia de Haití en 1804 marcó un hito histórico, convirtiéndose en el primer país latinoamericano en liberarse del yugo colonial. Sin embargo, este acto de emancipación no fue el comienzo de una era de prosperidad, sino el inicio de una lucha continua contra las secuelas de un sistema que había explotado y marginado a su gente durante siglos. La «infección del colonialismo» no solo se manifestó en las estructuras políticas y económicas heredadas, sino también en un profundo legado de racismo y desigualdad que persiste hasta nuestros días.

Infección del colonialismo
La salida de esta crisis implica anular la infección del colonialismo y las políticas internacionales que han afectado negativamente a Haití. Es crucial formar un gobierno de transición confiable que pueda restaurar la democracia y comenzar el proceso de reconstrucción. Ilustración MidJourney

El asalto a la cárcel de Puerto Príncipe es solo un reflejo de la violencia que ha sacudido a Haití desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse, exacerbando la inseguridad y desestabilizando el país tanto social como políticamente. Este evento no es un incidente aislado, sino una consecuencia de la fragilidad institucional y la falta de gobernabilidad, características de un Estado considerado por muchos como fallido. La situación se ve agravada por la violencia de las pandillas, los secuestros y la agitación política, elementos que han complicado enormemente los esfuerzos de reconstrucción y desarrollo.

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El ambiguo papel internacional

En este contexto, la comunidad internacional ha jugado un papel ambiguo. Por un lado, ha intentado apoyar a Haití a través de diversas iniciativas. Sin embargo, como apunta Robert Fatton, profesor del Departamento de Política de la Universidad de Virginia en Estados Unidos, la orientación hacia la exportación de estos programas ha tenido efectos perjudiciales a largo plazo en la economía agrícola del país. Este enfoque ha contribuido a la dependencia de las importaciones para satisfacer las necesidades básicas, socavando la autosuficiencia que caracterizó a Haití en el pasado.

La «infección del colonialismo» se profundiza con el legado de la intervención internacional y el pasado colonial. A pesar de su independencia temprana, Haití se vio obligado a pagar una indemnización exorbitante a Francia, lo que comprometió su desarrollo económico desde sus inicios. Además, el racismo y la desigualdad heredados del colonialismo han perpetuado barreras significativas para el desarrollo y la igualdad, afectando el tejido social y económico del país.

Vida, educación y economía

Enfrentar estos desafíos requiere una comprensión profunda de las raíces históricas y actuales de la crisis haitiana. La esperanza de vida, la educación y las condiciones económicas de Haití pintan un cuadro sombrío. Con una población joven y creciente, el país enfrenta desafíos educativos y económicos monumentales. La alta tasa de analfabetismo y la baja tasa de finalización de la educación primaria limitan severamente las oportunidades de progreso para las generaciones futuras. Además, la economía haitiana ha experimentado una contracción durante cuatro años consecutivos, exacerbando la pobreza y la inseguridad alimentaria.

Infección del colonialismo
La historia de Haití no debe definirse por su pasado colonial o las intervenciones fallidas, sino por la resiliencia de su pueblo y su capacidad para superar adversidades. Ilustración MidJourney.

La salida de esta crisis implica anular la infección del colonialismo y las políticas internacionales que han afectado negativamente a Haití. Es crucial formar un gobierno de transición confiable que pueda restaurar la democracia y comenzar el proceso de reconstrucción. Además, es esencial restablecer la seguridad para asegurar el funcionamiento del país y desarrollar estrategias que permitan a la policía nacional recuperar la confianza y la legitimidad entre la población.

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Resucitación o autopsia

La intervención internacional, aunque necesaria, debe ser cuidadosamente evaluada para evitar los errores del pasado. La comunidad internacional debe apoyar a Haití en la construcción de instituciones sólidas y promover iniciativas que atiendan las necesidades básicas de la población, en lugar de impulsar agendas externas. Como señala Wooldy Edson Louidor, profesor colombo-haitiano en la Universidad Javeriana de Colombia, es imperativo encontrar una solución haitiana que pase por el regreso al orden constitucional y la participación activa de la sociedad haitiana en el proceso de reconstrucción.

La «infección del colonialismo» ha dejado a Puerto Príncipe y a Haití en un estado de vulnerabilidad extrema. Sin embargo, reconociendo y enfrentando las raíces de esta crisis, existe la posibilidad de un futuro más prometedor. La historia de Haití no debe definirse por su pasado colonial o las intervenciones fallidas, sino por la resiliencia de su pueblo y su capacidad para superar adversidades. En este crucial momento de su historia, es fundamental que tanto Haití como la comunidad internacional trabajen juntos para cerrar las heridas del pasado y construir un camino hacia la estabilidad y el desarrollo sostenible.

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