Gabriel Boric: La democracia tiene que cumplir mejorando la calidad de vida de las personas

En un momento crucial para Chile y América Latina, la figura de Gabriel Boric emerge como un faro de esperanza y cambio, pero también como un espejo de los retos y contradicciones que enfrenta la izquierda en el continente. A poco más de dos años de su histórica elección como el presidente más joven en la historia de Chile, Boric se encuentra en una encrucijada que define no solo el futuro de su gobierno sino el de toda una nación en búsqueda de renovación democrática y justicia social.

Este análisis es una colaboración entre Jan Martínez Ahrens, Director de EL PAÍS-América, con amplia experiencia como corresponsal en Estados Unidos y México, y Rocío Montes, jefa de información de EL PAÍS en Chile, especializada en política y coautora de «La historia oculta de la década socialista». Juntos, en una pieza editorial titulada “Gabriel Boric: ‘La izquierda en América Latina ha tenido tendencia a no hacerse cargo de sus propios errores’”, desgranan las complejidades de un mandato que intenta reconciliar las aspiraciones de cambio con las realidades de un país dividido.

Nueva izquierda de Gabriel Boric

Gabriel Boric, al asumir el poder el 11 de marzo de 2022, no solo representaba el liderazgo de una nueva izquierda latinoamericana sino también la esperanza de superar las heridas de la revuelta chilena de 2019 y de enterrar la Constitución de tiempos de Pinochet. Su juventud y su discurso renovador prometían un giro significativo en la forma de hacer política en Chile. Sin embargo, la realidad política y social ha planteado desafíos que han exigido de Boric una capacidad de adaptación y reevaluación de prioridades.

La entrevista con EL PAÍS revela un Boric reflexivo, consciente de los errores y las limitaciones de su administración, pero también firme en sus principios y optimista sobre el futuro. «La democracia tiene que cumplir; y en la medida en que mejoremos la calidad de vida de las personas, estaremos avanzando en esa dirección», afirma el presidente, delineando su visión de un gobierno que, lejos de rendirse ante los obstáculos, busca reinventarse para enfrentar los desafíos de seguridad, crecimiento económico y bienestar social.

Gabriel Boric
A pesar de las críticas y los bajos niveles de aprobación, comparativamente superiores a los de sus antecesores, Boric destaca logros en la reducción de la pobreza, la mejora de la educación pública, y el avance en la igualdad de género y derechos laborales. Ilustración MidJourney

Logros y desafíos

A pesar de las críticas y los bajos niveles de aprobación, comparativamente superiores a los de sus antecesores, Boric destaca logros en la reducción de la pobreza, la mejora de la educación pública, y el avance en la igualdad de género y derechos laborales. Sin embargo, es consciente de que el camino hacia una sociedad más justa y segura es largo y está lleno de obstáculos. La seguridad se ha convertido en una de las principales preocupaciones de su gobierno, en respuesta al crecimiento de la criminalidad y la presencia del crimen organizado.

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Mirando hacia el futuro, Gabriel Boric se centra en las prioridades de mejorar las pensiones, estimular el crecimiento económico y reforzar la seguridad ciudadana. El fracaso en los intentos por cambiar la Constitución no ha mermado su determinación de seguir promoviendo reformas que alineen a Chile con un proyecto político progresista capaz de mejorar materialmente la vida de sus ciudadanos.

La gestión de Boric se ha visto marcada por un enfoque pragmático, dispuesto a modificar estrategias y tácticas sin perder de vista los principios fundacionales de su gobierno. Este equilibrio entre idealismo y realismo político se refleja en su disposición a colaborar con sectores moderados y su crítica a las posturas intransigentes dentro de la izquierda latinoamericana. La autocrítica, según Boric, es fundamental para avanzar y corregir los errores del pasado, un mensaje que resuena no solo en Chile sino en toda América Latina.

En busca de caminos alternativos

En un contexto de polarización y desencanto político, la figura de Boric representa tanto las esperanzas como las frustraciones de un continente en busca de caminos alternativos hacia el progreso y la justicia social. Su presidencia, marcada por la ambición de transformar Chile a través de un compromiso renovado con la democracia y el bienestar colectivo, enfrenta el reto de demostrar que es posible conciliar las demandas de cambio profundo con las realidades de gobernar en tiempos turbulentos.

Gabriel Boric
La gestión de Boric se ha visto marcada por un enfoque pragmático, dispuesto a modificar estrategias y tácticas sin perder de vista los principios fundacionales de su gobierno. Este equilibrio entre idealismo y realismo político se refleja en su disposición a colaborar con sectores moderados y su crítica a las posturas intransigentes dentro de la izquierda latinoamericana. Ilustración MidJourney.

En definitiva, la gestión de Gabriel Boric hasta ahora subraya una lección crucial para la izquierda y para los movimientos progresistas en general: la importancia de la autocrítica, la adaptabilidad y el compromiso inquebrantable con mejorar la calidad de vida de las personas. Mientras Boric se prepara para los próximos desafíos de su mandato, Chile y el mundo observan, esperando ver si su gobierno puede cumplir con las altas expectativas que su elección generó y, en el proceso, ofrecer un modelo de cómo la democracia puede, y debe, cumplir mejorando la calidad de vida de las personas.

Un Chile más justo y equitativo

Gabriel Boric no elude el balance de sus dos primeros años de mandato, un periodo que, según sus propias palabras, ha estado lleno de desafíos, imprevistos y tragedias. Sin embargo, destaca el enfoque proactivo y motivado con el que enfrenta cada día, pese a las dificultades inherentes al cargo. Esta actitud refleja su compromiso con el cambio y la mejora continua, aspectos que, según él, son cruciales para avanzar hacia un Chile más justo y equitativo.

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Entre los momentos más significativos de su presidencia, Boric reconoce la derrota en el referéndum del 4 de septiembre como un punto de inflexión. Este revés, que rechazó la propuesta de una nueva Constitución, marcó un cambio en las prioridades y en la agenda de su gobierno. A pesar de ello, Boric ve en esta derrota una lección sobre la importancia de escuchar y alinear las políticas gubernamentales con el sentir popular, subrayando la necesidad de flexibilidad y adaptación en la política.

Boric también aborda la crítica situación de seguridad en Chile, destacando las más de 30 leyes aprobadas bajo su mandato en este ámbito y el fortalecimiento de Carabineros. Su enfoque integral para combatir la criminalidad y mejorar la seguridad pública refleja una voluntad de abordar uno de los problemas más acuciantes para los chilenos. Este esfuerzo, en sus palabras, es un componente clave para cumplir con la promesa democrática de mejorar la calidad de vida, enfrentándose así a los desafíos actuales con una visión clara y determinada.

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