La Asociación Nacional de Detallistas de Combustibles (Anadegas) ha lanzado una alerta que mantiene en vilo al sector energético de la República Dominicana. Según esta organización, la Ley 225-20, concebida inicialmente como una herramienta regulatoria, podría convertirse en el catalizador de una crisis sin precedentes para el 70% de los detallistas de combustibles. Esta legislación, diseñada con la intención de ordenar aspectos fiscales y operativos en diversos sectores económicos, pone en jaque a un sector que ya opera bajo márgenes estrictamente regulados, dejando a millas de empresarios y empleados al borde de la incertidumbre.
El autor de esta pieza, José Hernández, periodista especializado en temas económicos y colaborador de estoyaldia.com.do, presentó originalmente este análisis en el artículo titulado: “La Ley 225-20: ¿El principio del fin para el 70 % de los ¿detallistas de combustibles?”. Hernández, quien cuenta con más de 15 años de experiencia cubriendo temas relacionados con políticas públicas y su impacto en sectores vulnerables, destaca la preocupación de Anadegas respecto a la sostenibilidad de las estaciones de servicio. Según la nota de prensa emitida por esta asociación, la aplicación de esta ley es inconstitucional y desproporcionada, pues no considera las particularidades económicas del sector.
Detallistas de combustibles
Los detallistas de combustibles se enfrentan a una realidad económica restringida por márgenes de ganancia previamente establecidos por las autoridades, lo que les deja poco espacio para absorber costos adicionales. Anadegas argumenta que la Ley 225-20, diseñada para sectores con dinámicas más flexibles, no debería aplicarse a un segmento que no goza de la misma capacidad de maniobra financiera. Según cifras presentadas por la organización, el sector emplea directamente a más de 15.000 personas y respalda de forma indirecta a otras 50.000. La potencial quiebra del 70% de las estaciones de servicio significaría, además, un impacto devastador en los ingresos de estas familias y en la economía dominicana.

Desde un punto de vista legal, Anadegas ha señalado la inconstitucionalidad de la Ley 225-20 en su aplicación al sector. Consultado al respecto, el abogado constitucionalista Rafael Peña expresó que el diseño de la normativa no contempla las particularidades de sectores regulados como el de combustibles. “El principio de igualdad no implica tratar a todos los sectores de la misma forma, sino atender sus características específicas para evitar desproporcionalidades”, afirmó Peña. Esta visión ha sido respaldada por diversos juristas que consideran que el Tribunal Constitucional debería dar prioridad a este caso por las graves implicaciones económicas y sociales que representa.
Otros sectores serán afectados
En el ámbito económico, el economista Miguel Vargas destacó que la caída de las estaciones de servicio podría afectar también a otros sectores. “El transporte público y privado depende de una red funcional de estaciones de servicio. Si estas quiebran, podríamos enfrentar interrupciones significativas en el suministro, generando un efecto dominó que impactará la productividad nacional”, señaló Vargas. Según su análisis, la contracción del sector afectaría la recaudación fiscal, agudizando las presiones sobre el presupuesto nacional.
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Anadegas ha reiterado la necesidad de establecer un diálogo con las autoridades para buscar soluciones que permitan salvar la sostenibilidad de los detallistas de combustibles. En palabras de su presidente, Manuel Díaz, “no nos oponemos a la regulación, pero exigimos un trato justo que contemple las condiciones bajo las cuales operamos”. La asociación propone una revisión de la Ley 225-20 que excluye explícitamente a sectores regulados, o al menos un aplazamiento de su implementación hasta que se realice un análisis de impacto económico.
Opiniones y testimonios
El clamor de los detallistas de combustibles también resuena en el ámbito social. Representantes sindicales han expresado su preocupación por el empleo en las estaciones de servicio, donde millas de trabajadores enfrentan la posibilidad de perder sus puestos. En palabras de Rosa Suárez, representante del sindicato de empleados de estaciones de servicio: “Los trabajadores somos los primeros afectados cuando las empresas cierran. Necesitamos que las autoridades comprendan que detrás de cada estación de servicio hay familias que dependen de su funcionamiento”.

La problemática no es nueva. Según Anadegas, la asociación ha acudido al Tribunal Constitucional durante los últimos tres años para buscar soluciones a esta problemática. Sin embargo, el proceso ha avanzado lentamente, mientras las estaciones de servicio lidian con un panorama cada vez más complejo. En su nota de prensa, Anadegas hace un llamado a los medios de comunicación, a las autoridades y a la sociedad en general para que se sumen al debate sobre esta legislación y sus consecuencias. La falta de acción, advierten, podría generar un colapso de proporciones nacionales.
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Mientras tanto, el sector espera que el gobierno adopte una postura más comprensiva frente a sus demandas. De no ser así, el impacto económico de la quiebra del 70% de los detallistas de combustibles podría extenderse más allá del sector energético, comprometiendo la estabilidad social y económica del país. La pregunta ahora es si las autoridades responderán a tiempo o si la Ley 225-20 marcará un punto de no retorno para millas de pequeños empresarios y trabajadores en la República Dominicana.