Chile desea “despeinar el vino” con miras a llegar al público joven de China

En un audaz giro de estrategia, la industria vitivinícola chilena, liderada por gigantes como Viña Concha y Toro, está reformulando su imagen para atraer a un público más joven y diverso, poniendo especial énfasis en el mercado emergente de China. Este cambio, descrito como «despeinar el vino», busca alejarse de la percepción elitista del vino, convirtiéndolo en una bebida más accesible y cotidiana, especialmente para las generaciones más jóvenes.

Sebastián Aguirre, gerente de mercadotecnia de Casillero del Diablo de Concha y Toro, explicó que el mercado del vino ha evolucionado, abriendo un espacio para todos. La iniciativa “Devil’s carnaval”, lanzada en Chile a fines de septiembre y extendida a nivel mundial, incluido China, en los meses siguientes, es un testimonio de esta nueva dirección. La campaña no solo busca ampliar el mercado, sino también hacer que el vino sea más atractivo para los jóvenes consumidores.

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La iniciativa “Devil’s carnaval”, lanzada en Chile a fines de septiembre y extendida a nivel mundial, incluido China, en los meses siguientes, es un testimonio de esta nueva dirección. Ilustración MidJourney

Se requiere despeinar el vino

China se presenta como un mercado clave en esta estrategia. Aunque el consumo per cápita de vino en el país asiático sigue siendo bajo, Aguirre ve un potencial significativo, impulsado por una industria local fuerte que puede aumentar la visibilidad y el consumo del vino. La idea es transformar el vino en un producto más familiar, superando la barrera de ser percibido exclusivamente como una bebida de élite. De allí la idea de “despeinar el vino”.

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Las estadísticas de la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (Odepa) del Ministerio de Agricultura de Chile revelan una caída del 24,8% en el volumen de exportaciones de vino entre enero y septiembre de este año, en comparación con el mismo período del año anterior. Esta tendencia subraya la urgencia de adoptar nuevas estrategias de marketing para revivir y expandir el mercado.

Una industria longeva

Concha y Toro, con más de 140 años de historia, es el mayor productor de vinos en América Latina. La empresa ha renovado la imagen de su línea emblemática «Casillero del Diablo», cambiando las etiquetas a colores más vibrantes y transformando la imagen del icónico diablo de misterioso a festivo, en un esfuerzo por atraer a un público más amplio y joven. Chile desea “despeinar el vino” porque esta aparejado a una renovación que también se refleja en un incremento del 14,8% en las ventas de la empresa en China en 2022.

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Al «despeinar el vino», Chile aspira a democratizar el placer de disfrutar de una buena copa, abriendo nuevos caminos y posibilidades tanto para productores como para consumidores. Ilustración MidJourney

La expansión de Concha y Toro en China se evidencia en la apertura de una oficina comercial y de distribución en Shanghai en 2021, sumándose a sus numerosas oficinas globales. Con 13,000 hectáreas de viñedos en Chile y extensiones adicionales en Argentina y California, Estados Unidos, la empresa se posiciona firmemente en el mercado mundial.

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China es el segundo destino

China se ha convertido en el segundo destino más grande para los vinos chilenos, solo superado por Brasil, con 6,6 millones de cajas de vino embotellado exportadas al país asiático en 2022. Este crecimiento es un indicador del potencial que Chile ve en el mercado chino y de su compromiso con la adaptación de sus productos para satisfacer las demandas y gustos cambiantes de los consumidores.

El desafío ahora para Concha y Toro y la industria vitivinícola chilena en general es mantener este impulso. La clave será continuar innovando y adaptándose, no solo en el producto en sí, sino también en la forma en que se comercializa y se presenta al público. El objetivo es claro: hacer que el vino, tradicionalmente visto como una bebida de élite, sea accesible y atractivo para un público más joven y diverso, especialmente en mercados emergentes como China, donde el potencial de crecimiento es considerable.

Con este cambio de estrategia, Chile no solo busca aumentar sus exportaciones de vino, sino también cambiar la percepción global del vino, presentándolo como una bebida para todos, independientemente de la edad o el estatus social. Al «despeinar el vino», Chile aspira a democratizar el placer de disfrutar de una buena copa, abriendo nuevos caminos y posibilidades tanto para productores como para consumidores.

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