Food Monitor Program: Cuba con hambre y sin acceso al pan ni a la sal subsidiada

En la isla de Cuba, la crisis alimentaria se agrava día a día, dejando a sus habitantes en una situación de vulnerabilidad extrema. La falta de productos básicos como el pan y la sal, que históricamente han sido subsidiados por el estado, refleja no solo la profundidad de la crisis económica que enfrenta el país, sino también la desesperación de una población que lucha por satisfacer sus necesidades más fundamentales.

Este escenario es el resultado de una combinación de factores, incluidos desafíos económicos internos, impactos de la pandemia de COVID-19, y las consecuencias de las sanciones internacionales, que juntos han llevado a Cuba a uno de los momentos más difíciles en su historia reciente.

Cuba conoce el hambre

El periodista Camilo Toledo-Leyva, de la, a través de una detallada inmersión en la realidad cubana, ha pintado un panorama sombrío que viene gestándose desde hace tiempo. Bajo el título: «El hambre golpea nuevamente a la puerta de Cuba», Toledo-Leyva describe cómo los ciclos de hambre, que han azotado a La Habana y al resto de la isla durante más de siete décadas, se han intensificado recientemente.

Cuba
Según el Ministerio de la Industria Alimentaria (MINAL), la falta de harina se debe a «situaciones específicas con los embarques planificados», pero esta explicación apenas roza la superficie del problema. Ilustración MidJourney

El anuncio del Gobierno cubano sobre la imposibilidad de garantizar el suministro de pan subvencionado hasta finales de marzo, debido a un desabastecimiento de harina de trigo, es un claro indicativo de la gravedad de la situación. Esta notificación no solo sorprendió a la población, sino que también desató una ola de preocupación sobre cómo se satisfarán las necesidades alimentarias básicas en el corto plazo.

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Los sospechosos de siempre

Las causas de esta crisis son multifacéticas. Según el Ministerio de la Industria Alimentaria (MINAL), la falta de harina se debe a «situaciones específicas con los embarques planificados», pero esta explicación apenas roza la superficie del problema. Expertos y diversas organizaciones argumentan que la crisis es el resultado de una gestión económica deficiente, exacerbada por los efectos residuales de la pandemia y las sanciones impuestas por Estados Unidos.

Una representante del Food Monitor Program, que prefiere mantener el anonimato por razones de seguridad, señala que, aunque la crisis no es nueva, lo distintivo en esta ocasión es la admisión pública del problema por parte del gobierno, una situación inédita incluso comparada con los difíciles años noventa durante el Periodo Especial en Cuba.

La revolución te da el pan

En Cuba, el pan subvencionado, que ha sido distribuido a través de bodegas desde 1962, representa más que un alimento básico; es un símbolo de la asistencia socialista que aún prevalece en la isla. Actualmente, este pan cuesta un peso cubano, lo que en el mercado oficial equivale a cuatro centavos de dólar.

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Aunque Cuba cuenta con cinco molinos para procesar trigo, solo uno está en funcionamiento, produciendo una cantidad insuficiente de harina para satisfacer la demanda nacional. Ilustración MidJourney.

Sin embargo, en el mercado informal, donde el dólar se cotiza a 300 pesos, y considerando que el salario mínimo es de 2.100 pesos, el costo real y el acceso al pan se convierten en un desafío monumental para la mayoría de las familias cubanas. La situación es aún más dramática en las panaderías privadas, donde el precio de un paquete de cinco panes puede alcanzar los 350 pesos, y recientemente se informó de un aumento a 1.000 pesos, la mitad de un salario mensual.

88% en pobreza extrema

El Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) alertó en septiembre de 2023 que el 88% de los cubanos vive en pobreza extrema, un dato alarmante que refleja el impacto de la crisis alimentaria y la inflación en la economía doméstica. La falta de una cadena alimentaria eficiente es otro de los problemas críticos. Aunque Cuba cuenta con cinco molinos para procesar trigo, solo uno está en funcionamiento, produciendo una cantidad insuficiente de harina para satisfacer la demanda nacional. Esto, sumado a la dependencia de la importación de aproximadamente el 80% de los alimentos consumidos en la isla, pone de relieve la urgente necesidad de una mejor gestión y planificación para superar la crisis actual.

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La escasez de alimentos básicos ha llevado a situaciones extremas, como la aparición de enfermedades relacionadas con la malnutrición, el aumento de la criminalidad por alimentos, y el abandono infantil. La desesperación de la población se ve reflejada en la creciente ola migratoria, ya que muchos buscan escapar de la incertidumbre y el hambre. A pesar de las difíciles circunstancias, han surgido iniciativas ciudadanas independientes que buscan aliviar la situación, proporcionando medicamentos, comida o ropa a quienes más lo necesitan, demostrando la resiliencia y solidaridad del pueblo cubano ante esta crisis sin precedentes.

La situación en Cuba es un llamado de atención sobre la importancia de abordar las causas subyacentes de la crisis alimentaria y económica, y sobre la necesidad de una acción coordinada que garantice el acceso a alimentos básicos para todos los cubanos. Mientras el país se enfrenta a estos desafíos, la comunidad internacional observa, recordando la importancia de la solidaridad y el apoyo en momentos de necesidad.

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