En Bolivia la gobernabilidad es un ausente en los espacios del Estado

En Bolivia, un país marcado por la riqueza de su cultura y la complejidad de su historia política, la gobernabilidad se ha convertido en un fantasma esquivo en los pasillos del poder. Esta nación sudamericana, que ha sido escenario de profundos cambios sociales y políticos, enfrenta hoy una de sus pruebas más desafiantes: la lucha por el control y la legitimidad dentro de su propio gobierno.

El Movimiento al Socialismo (MAS), partido oficialista que ha dominado la escena política boliviana durante la mayor parte del siglo XXI, se encuentra en una encrucijada. Desde finales de 2021, el MAS se ha dividido en dos facciones claramente diferenciadas: una liderada por el ex presidente Evo Morales y otra por el actual presidente Luis Arce. Esta división no es solo una lucha por el liderazgo, sino un reflejo de un conflicto más profundo sobre la dirección y el alma del partido y, por extensión, del país.

Bolivia y las peleas intestinas

Luis Arce, en su rol de presidente, ha utilizado su posición para consolidar su influencia dentro del aparato estatal. Ha alejado a los allegados a Morales de ministerios e instituciones claves, ejerciendo control sobre entidades que, en teoría, deberían operar de manera independiente, como el poder judicial y la autoridad electoral. Por otro lado, Evo Morales, como líder del MAS, ha intentado utilizar su poder dentro del partido para limitar las aspiraciones de Arce y del vicepresidente David Choquehuanca de presentarse nuevamente en las elecciones Bolivia 2025.

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Desde finales de 2021, el MAS se ha dividido en dos facciones claramente diferenciadas: una liderada por el ex presidente Evo Morales y otra por el actual presidente Luis Arce. Ilustración MidJourney

La situación se complicó aún más con la decisión del Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) en diciembre, que inhabilitó a Morales como candidato para las elecciones de 2025, revirtiendo una decisión previa que consideraba la reelección como un «derecho humano«. Esta medida, aunque en apariencia retorna a la redacción original de la Constitución, ha sido interpretada por algunos como una maniobra del gobierno para utilizar instituciones independientes en beneficio de su agenda política.

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Sombras en el futuro democrático

Esta batalla interna dentro del MAS no es solo un enfrentamiento entre dos líderes, sino que simboliza una lucha más amplia por el futuro democrático de Bolivia. Las acciones y decisiones tomadas por el partido en el poder tienen implicaciones significativas para el estado de derecho y la gobernabilidad del país. La politóloga boliviana Moira Zuazo, del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Libre de Berlín, señala que desde el primer gobierno de Morales se ha observado un desmontaje progresivo del estado de derecho y de los mecanismos de equilibrio de poder, aunque siempre bajo un matiz legal.

En Bolivia, el contexto político es aún más complejo debido a la crisis judicial y constitucional en la que se encuentra sumergido el país. La fundación política alemana Konrad Adenauer, a través de su director y representante en La Paz, Jan Souverin, destaca la gravedad de esta crisis. Añade que la resolución de esta disputa dentro del MAS es crucial para el futuro democrático de Bolivia.

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Según World Economics, Bolivia se enfrenta a desafíos significativos en términos de gobernanza y sostenibilidad económica. Ilustración MidJourney

Este escenario se ve agravado por las condiciones económicas y sociales del país. Según datos del Banco Mundial, Bolivia ha experimentado un crecimiento económico sostenido durante los últimos años, impulsado en gran parte por las exportaciones de gas y políticas públicas redistributivas. Sin embargo, este crecimiento ha sido acompañado por un aumento en la deuda pública y una disminución en las reservas internacionales, lo que plantea serias preocupaciones sobre la sostenibilidad económica a largo plazo.

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Inestabilidad política y económica

La situación económica de Bolivia es reflejo de una realidad más amplia en América Latina, donde la volatilidad política a menudo va de la mano con la inestabilidad económica. Según World Economics, Bolivia se enfrenta a desafíos significativos en términos de gobernanza y sostenibilidad económica. El índice de libertad económica de 2019, publicado por la Heritage Foundation, sitúa a Bolivia en el puesto 173 de 182 países, señalando desafíos particulares en términos de déficit público y deuda.

Además, Bolivia es un ejemplo claro de cómo las limitaciones en el número de mandatos presidenciales pueden variar significativamente de un país a otro. Mientras que, en Estados Unidos y Francia, por ejemplo, se limita a dos mandatos consecutivos, la Constitución boliviana permite «una única reelección directa». Esta diferencia en los sistemas políticos tiene implicaciones profundas para la gobernabilidad y la estabilidad política.

Bolivia se encuentra en un punto crítico. La resolución de esta lucha de poder dentro del MAS y la restauración de un equilibrio en las instituciones estatales son fundamentales para garantizar un futuro democrático y estable para el país. La gobernabilidad en Bolivia, más que una ausencia en los espacios del Estado, parece ser una búsqueda constante de equilibrio en un terreno político y económico en constante cambio.

 

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