En la Argentina libertaria de Javier Milei, la realidad de las «villas miseria» se ha convertido en un símbolo del colapso económico que golpea al país. Mientras las políticas del nuevo gobierno buscan estabilizar las finanzas públicas, la pobreza sigue galopando implacable en los asentamientos más marginados del Conurbano bonaerense, donde más de la mitad de los argentinos vive por debajo de la línea de pobreza. La desigualdad, que parecía controlada hasta cierto punto, ha experimentado un repunte sin precedentes en las últimas décadas. En los primeros meses de este gobierno, se ha acelerado el deterioro del poder adquisitivo y la esperanza de millones de familias que dependen de comedores comunitarios para sobrevivir.
Verónica Smink, periodista del BBC World Service en Argentina, lleva años observando de cerca las realidades del país. Con siete años en la redacción central de la BBC en Londres y más de una década cubriendo el Cono Sur para BBC Mundo, Smink ha sido testigo de los momentos más oscuros de la economía argentina. En un reciente artículo publicado en el Reino Unido, titulado “’Para muchas familias, esta es la única comida del día’: el fuerte impacto en los niños del mayor salto de la pobreza en Argentina en 20 años», Smink documenta el drama de familias como la de Noelia, una madre que depende de un comedor en el barrio El Claro para alimentar a sus hijos. Su relación pone rostro humano a las estadísticas escalofriantes: más de 25 millones de argentinos viven en la pobreza, y de ellos, 2 de cada 3 hijos niños.
Pobreza en la Argentina libertaria
La Argentina libertaria, un país que durante décadas buscó un equilibrio entre el progreso económico y el bienestar social, se enfrenta ahora a una crisis social de proporciones devastadoras. El aumento en los índices de pobreza e indigencia, especialmente entre los más pequeños, exponen las grietas de un sistema que no ha podido sostener a los sectores más vulnerables. La historia de Noelia, como la de muchas otras mujeres, refleja cómo la inflación desbocada, la devaluación del peso y las políticas de ajuste fiscal han llevado a millones a la indigencia. En las villas, ya no se ve la carne; los fideos y la polenta se han convertido en los protagonistas del día a día.

El testimonio de Noelia es apenas un ejemplo dentro de un fenómeno mucho más amplio. María José Games, fundadora del comedor Pequeños Valientes, explica que el número de familias que acuden en busca de ayuda se ha casi duplicado en el último año. Las imágenes de niños esperando por un plato de alimento, sabiendo que podría ser su única comida del día, contrastan con los discursos de las autoridades que intentan pintar un panorama más venturoso. En la Argentina libertaria, la promesa de un cambio profundo y rápido se ha encontrado con la resistencia de la realidad.
Los malnutridos niños
En su artículo, Smink expone cómo la pobreza infantil ha alcanzado niveles históricos, con más del 66% de los menores de 14 años viviendo en la miseria. El aumento de los precios de los alimentos básicos ha dejado a millones de familias sin acceso a una nutrición adecuada, lo que ha provocado un aumento de problemas de salud entre los niños. Norma Piazza, pediatra especializada en nutrición, señala que las deficiencias en vitaminas y minerales están generando casos de desnutrición severa, con consecuencias que podrían ser irreparables. Estos problemas, que antes se observaban en otras partes del mundo, ahora están golpeando con fuerza a la Argentina libertaria.
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En medio de esta situación, el gobierno libertario de Milei ha implementado medidas drásticas para reducir el gasto público, una estrategia que, según el presidente, es necesaria para evitar una crisis hiperinflacionaria. Sin embargo, muchos argentinos no comparten este optimismo. Las políticas de ajuste han afectado de manera desproporcionada a los sectores más vulnerables, y la promesa de estabilidad económica aún no ha llegado a las familias que dependen de la ayuda estatal para subsistir. En los barrios más humildes, como los del segundo cordón del Conurbano, el ajuste fiscal se siente como una sentencia.
Sobrevivir para poder vivir
Los relatos de las familias que dependen de los comedores comunitarios son una constante. Rosa, otra mujer que acude regularmente al comedor, explica cómo los miércoles, cuando el comedor está cerrado, ella y su familia apenas comen mate cocido con pan. Estas historias, que Smink ha recopilado en sus años de trabajo periodístico, muestran cómo la Argentina libertaria se ha convertido en un escenario donde la supervivencia es la prioridad. En este contexto, los ideales de libertad económica promovidos por el gobierno se ven confrontados con la dura realidad de la pobreza estructural.
El impacto del gobierno de Milei en la economía argentina es un tema de debate. Mientras algunos sostienen que las medidas libertarias salvaron al país de una crisis aún mayor, otros argumentan que el costo social ha sido demasiado alto. En cualquier caso, los índices de pobreza han aumentado de manera alarmante. Más de 5 millones de personas han caído en la pobreza en los primeros meses del año, y 3 millones han caído en la indigencia. Este es el mayor salto en 20 años, y aunque las cifras económicas son sombrías, los efectos sobre la población, especialmente sobre los niños, son devastadores.

Abundan los trabajadores pobres
La Argentina libertaria que Milei prometió se encuentra en una encrucijada. Las medidas de ajuste, que incluyen la reducción del gasto público en un tercio, han generado tensiones sociales profundas. Las ayudas estatales, aunque aumentadas en algunos casos, no son suficientes para cubrir las necesidades básicas de las familias. En un país donde el 47% de los trabajadores están empleados en el sector informal, la falta de estabilidad laboral y los bajos salarios han contribuido al fenómeno de los «trabajadores pobres», que, aunque tienen empleo, no pueden cubrir los costos de la vida. diario.
En las villas miseria, el panorama es desolador. Los niños, que representan el futuro de Argentina, sufren las consecuencias más graves de esta crisis. Muchos abandonan la escuela porque «no entienden nada», como dijo un niño de 12 años entrevistado por Smink. La venta de drogas, en algunos casos, se presenta como una «salida laboral» para los jóvenes que ven pocas oportunidades en un país que, para ellos, parece haber perdido el rumbo.
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A pesar de todo, algunos dentro del gobierno insisten en que la recuperación está en marcha. El presidente y su equipo económico aseguran que lo peor ha pasado y que la estabilidad económica traerá mejores días. Pero en las calles de las villas, donde las familias hacen fila para conseguir un plato de comida, esa esperanza parece lejana. La Argentina libertaria, que prometía un cambio radical, ha dejado a muchos preguntándose si ese cambio será para bien o si, por el contrario, los hundirá aún más en la miseria.