Crisis hídrica en el Edén: Expulsaron al agua potable del paraíso caribeño

El Caribe, conocido por sus playas de arena blanca y aguas cristalinas, está experimentando una crisis de agua potable que amenaza con alterar su imagen de paraíso. Farah Nibbs, profesora asistente de Sistemas de Salud de Emergencias y Desastres de la Universidad de Maryland, Condado de Baltimore, ha abordado esta problemática en su análisis académico alojado en The Conversation, bajo el título: “Sedientos en el paraíso: las crisis del agua son un problema creciente en las islas del Caribe”. En su artículo, Nibbs subraya que detrás de las imágenes idílicas se esconde una crisis sin precedentes que afecta a todas las islas de la región.

En el imaginario popular, el Caribe es el lugar ideal para escapar de la rutina, un destino exótico donde las preocupaciones se disuelven en el mar. Sin embargo, la realidad para los residentes es muy distinta. En los últimos cinco años, todas las islas del Caribe han enfrentado algún tipo de escasez de agua. La peor sequía de la historia reciente de Trinidad ha obligado a imponer restricciones de agua hasta finales de junio de 2024, con severas multas para los infractores. En Dominica, famosa por sus bosques tropicales de montaña, la disminución significativa de los recursos de agua dulce ha provocado una escasez de agua cada vez más frecuente.

Infierno sin agua potable

Granada, conocida como la isla de las especias, no ha sido inmune a esta crisis. La sequía ha afectado gravemente los sistemas hídricos de toda la isla, y los residentes de Jamaica han tenido que acostumbrarse a cortes de agua potable que limitan la disponibilidad a unas pocas horas por día. En San Vicente y San Cristóbal, el racionamiento del agua se ha vuelto una norma, y Barbados ha enfrentado varias prohibiciones de agua en los últimos años. Estas medidas extremas son un reflejo de una realidad alarmante: el Caribe es una de las regiones del mundo con mayor escasez de agua.

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La rápida urbanización y la industrialización son factores clave que han exacerbado esta crisis. Aproximadamente tres cuartas partes de la población del Caribe vive en ciudades, una cifra que sigue aumentando. Este crecimiento urbano añade una presión considerable a los sistemas públicos de agua, que ya están sobrecargados. Ilustración MidJourney

La rápida urbanización y la industrialización son factores clave que han exacerbado esta crisis. Aproximadamente tres cuartas partes de la población del Caribe vive en ciudades, una cifra que sigue aumentando. Este crecimiento urbano añade una presión considerable a los sistemas públicos de agua, que ya están sobrecargados. La industrialización y la agricultura comercial también han degradado la calidad del agua, invadiendo zonas de captación sensibles y reduciendo la capacidad del suelo para retener agua. En Dennery North, una comunidad agrícola importante de Santa Lucía, la escasez de agua ha obligado a los residentes a recurrir a los ríos y otras fuentes para abastecer sus hogares y granjas.

Merman los acuíferos subterráneos

Además, la dependencia de las islas del agua subterránea agrava la situación. En Barbados, el 90% del suministro de agua proviene de fuentes subterráneas, mientras que, en Jamaica, esta cifra es del 84%. La creciente demanda, combinada con cambios en los patrones de lluvia, está afectando la capacidad de recarga de los acuíferos. La isla de Utila, frente a la costa de Honduras, enfrenta una tasa de recarga de acuíferos de solo el 2.5% anual, en comparación con la tasa de recarga del 15% al 30% en Barbados.

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El turismo, un pilar de la economía caribeña, también contribuye significativamente a la crisis del agua potable. Los hoteles y otros sitios dependientes del turismo consumen grandes cantidades de agua, a menudo priorizándose sobre las necesidades de los residentes locales durante los periodos de racionamiento. La construcción de campos de golf y otras instalaciones turísticas aumenta aún más la demanda de agua y contribuye a la contaminación de los recursos hídricos.

La gobernanza débil de la infraestructura hídrica es otro problema crítico. En el Caribe, el promedio de agua no contabilizada, es decir, las pérdidas de agua tratada antes de llegar al cliente, es del 46%, llegando hasta el 75% en algunos casos. Estas pérdidas se deben a una combinación de prácticas de gestión inadecuadas, fugas y robos. La mala gobernanza, combinada con condiciones climáticas extremas como huracanes e inundaciones, empeora la inseguridad hídrica.

El calentamiento global

El cambio climático y las condiciones meteorológicas extremas han intensificado la crisis del agua en el Caribe. Las islas enfrentan frecuentes terremotos, deslizamientos de tierra, huracanes y otras tormentas destructivas que dañan la infraestructura y provocan cortes prolongados y costosas reparaciones. Tres meses después del huracán María en 2017, más del 14% de la población caribeña seguía sin agua potable. El huracán Dorian en 2019 causó daños significativos a las infraestructuras de agua en las Bahamas, con un costo de 54 millones de dólares.

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Las islas enfrentan frecuentes terremotos, deslizamientos de tierra, huracanes y otras tormentas destructivas que dañan la infraestructura y provocan cortes prolongados y costosas reparaciones. Tres meses después del huracán María en 2017, más del 14% de la población caribeña seguía sin agua potable. Ilustración MidJourney.

Para abordar estos desafíos, es crucial mejorar la gobernanza y la inversión en infraestructuras hídricas. La presión gubernamental y social, junto con la educación de los turistas, pueden ayudar a reducir el desperdicio de agua en hoteles y complejos turísticos. Además, existen formas de aumentar el suministro de agua, como ser más estratégicos en la recolección de agua de lluvia. Esta práctica, utilizada durante siglos en la región, implica capturar el agua de lluvia y almacenarla para uso futuro.

Volver a viejas prácticas

Actualmente, la recolección de agua de lluvia no se gestiona como parte del sistema centralizado de gestión del agua de las islas. Los hogares deben financiar, construir y mantener sus propios sistemas, lo que hace difícil identificar y gestionar los riesgos para la seguridad del agua potable. Integrar la recolección de agua de lluvia con los sistemas centrales de agua podría ayudar a expandir esta práctica de manera segura y a abordar los problemas hídricos de la región. Este modelo híbrido de gestión del agua, aunque complejo, tiene el potencial de reducir el estrés hídrico mediante el uso de fuentes descentralizadas como la recolección de agua de lluvia, las aguas subterráneas y las aguas grises recicladas.

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La Organización Mundial de la Salud declara que el acceso a un suministro de agua suficiente, seguro y confiable es un derecho humano fundamental. Los sistemas de agua híbridos podrían garantizar la seguridad del agua para las comunidades insulares y mejorar la resiliencia de los sistemas de agua frente a las presiones humanas y ambientales que enfrenta el Caribe.

La crisis del agua potable en el Caribe es un problema multifacético que requiere soluciones integrales. La combinación de factores como la rápida urbanización, la industrialización, el turismo intensivo y la gobernanza débil de la infraestructura hídrica, junto con los efectos del cambio climático, ha creado una tormenta perfecta que amenaza con convertir la escasez de agua en la nueva norma para esta región paradisíaca. Para mantener la imagen del Caribe como un edén tropical, es crucial tomar medidas urgentes y coordinadas para gestionar y proteger sus recursos hídricos de manera sostenible.

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