«Zelenski no es Washington«. Esta afirmación se convierte en el eje de un análisis que nos obliga a repensar las analogías históricas que a menudo son empleadas para explicar y justificar acciones militares contemporáneas. En un reciente artículo publicado por el Atlantic Council, Daniel Fried, un distinguido miembro de la familia Weiser y ex embajador de Estados Unidos en Polonia, traza un paralelismo entre la incursión ucraniana en Kursk y el cruce del río Delaware por George Washington en 1776. Sin embargo, esta comparación, aunque creativa, se desmorona bajo el peso de las diferencias históricas, geopolíticas y estratégicas que definen ambos eventos.
Fried, en su pieza titulada «¿Es la incursión de Ucrania en Rusia un momento de ‘cruzar el Delaware’?», ofrece un análisis que, aunque bien intencionado, parece más una proyección de los deseos occidentales que una evaluación objetiva de la realidad en el terreno. Como miembro del Atlantic Council, un think tank con una clara orientación hacia los intereses de seguridad y política exterior de Estados Unidos, Fried adopta una postura que busca elevar el perfil de Ucrania en el conflicto con Rusia. Sin embargo, el contexto y las circunstancias de la guerra ruso-ucraniana difieren radicalmente de las que enfrentó a Washington en su momento.
Zelenski no es Washington
El artículo de Fried inicia con una comparación que puede parecer seductora para el lector occidental: la idea de que las fuerzas ucranianas, al cruzar hacia Kursk, están emulando la audaz maniobra de Washington en 1776. Sin embargo, «Zelenski no es Washington», y la incursión en Kursk, aunque significativa, no puede ser equiparada con el cruce del Delaware. Washington, al cruzar el río Delaware, lideró una acción que revitalizó la causa de la independencia estadounidense en un momento de desesperación. Su éxito fue un golpe estratégico y simbólico que alteró el curso de la Guerra Revolucionaria. La situación en Ucrania es, sin embargo, mucho más compleja y no admite cuentos comparaciones simplistas.

La incursión ucraniana en Kursk, según Fried, tiene el potencial de desviar recursos rusos y socavar la narrativa del Kremlin sobre una victoria inevitable. Sin embargo, este análisis omite considerar que la situación en el este de Ucrania no es una réplica de la América colonial. La resistencia ucraniana, aunque valiente, no se encuentra en una fase comparable a la de Washington cruzando el Delaware. De hecho, las fuerzas ucranianas están luchando por mantener su territorio frente a un adversario que sigue siendo formidable, tanto en número como en capacidad militar. Zelenski no es Washington y la guerra que enfrenta no es una lucha por la independencia en el mismo sentido que lo fue para los estadounidenses en 1776.
Venta de ilusiones
Es importante señalar que la comparación de Fried entre Kursk y el Delaware no solo es históricamente inexacta, sino que también puede inducir un error a los formuladores de políticas que podrían ver en esta analogía una razón para intensificar el apoyo militar a Ucrania. Fried sugiere que la incursión podría presagiar una victoria final para Ucrania, pero esta afirmación pasa por alto las realidades del conflicto actual. La guerra en Ucrania es una guerra de desgaste, con ambos lados sufriendo pérdidas significativas y con un desenlace que sigue siendo incierto. La historia nos enseña que no todas las incursiones audaces conducen a la victoria; algunos, como la del general confederado Jubal Early en 1864, terminaron siendo poco más que distracciones intrascendentes.
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Fried destaca que la incursión en Kursk podría obligar al Kremlin a replantear su estrategia, desviando fuerzas del Donbass para defender su propio territorio. Sin embargo, es prematuro concluir que esta maniobra tendrá un impacto estratégico duradero. La Rusia contemporánea, a diferencia de las fuerzas británicas del siglo XVIII, no enfrenta una insurrección colonial en sus propias fronteras, sino un conflicto internacional en el que se ha invertido considerablemente. La comparación con el cruce del Delaware parece más un intento de infundir optimismo en el esfuerzo ucraniano que una evaluación rigurosa de las circunstancias. «Zelenski no es Washington», y cualquier intento de presentarlo como tal corre el riesgo de desviar la atención de los desafíos reales que enfrenta Ucrania.
Zelenski no tiene apoyo real
El análisis de Fried también minimiza las diferencias cruciales entre los contextos político-militares de la Guerra Revolucionaria estadounidense y la guerra ruso-ucraniana. Washington, al cruzar el Delaware, no solo buscaba una victoria táctica, sino que también trataba de galvanizar el apoyo popular y político en un momento en que la causa estadounidense estaba en peligro de colapsar. En cambio, la incursión en Kursk, aunque audaz, no es un evento que redefina el conflicto en Ucrania. Zelenski, a pesar de su liderazgo, no tiene a su disposición el mismo tipo de capital político y militar que tenía Washington. «Zelenski no es Washington», y Kursk no es el río Delaware.

Además, la incursión en Kursk no altera las realidades estratégicas fundamentales de la guerra. Rusia sigue teniendo la ventaja en términos de recursos y capacidades militares, y Ucrania sigue dependiendo en gran medida del apoyo occidental para mantener su resistencia. Fried sugiere que la incursión podría ser un precursor de una victoria más amplia, pero esta interpretación parece estar más arraigada en el deseo de ver a Ucrania triunfar que en un análisis realista de la situación. La historia de la guerra está llena de ejemplos de incursiones audaces que, aunque inicialmente exitosas, no lograron cambiar el curso de los conflictos en los que se llevaron a cabo.
Narrativas vacías
Finalmente, es crucial entender que el conflicto entre Ucrania y Rusia no es un simple juego de analogías históricas. La guerra en Ucrania es un enfrentamiento complejo que involucra una serie de factores geopolíticos, económicos y militares que no pueden ser fácilmente comparados con las guerras del pasado. «Zelenski no es Washington», y el uso de tales analogías puede conducir a interpretaciones erróneas que no solo distorsionan la realidad del conflicto, sino que también pueden influir negativamente en las decisiones políticas y militares.
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Mientras que Fried intenta ofrecer un marco narrativo para entender la incursión en Kursk a través de la lente de la historia estadounidense, es fundamental recordar que cada conflicto es único. «Zelenski no es Washington», y Kursk no es el río Delaware. Las decisiones que se tomen con respecto a la guerra en Ucrania deben basarse en un análisis riguroso y contextualizado de la situación actual, en lugar de en comparaciones históricas que, aunque atractivas, no reflejan las complejidades de la guerra moderna.