En un mundo cada vez más polarizado, donde las grandes potencias buscan afianzar su influencia en cada rincón del planeta, una voz se alza desde el corazón de África para reclamar un espacio para la autonomía y la soberanía de las naciones en desarrollo. Esa voz pertenece a Yoweri Museveni, presidente de Uganda, quien recientemente ha asumido la presidencia del Movimiento de Países No Alineados hasta 2027. Bajo su liderazgo, Uganda acogió la Cumbre de Países No Alineados, la más grande desde la caída del Muro de Berlín, marcando un momento histórico para este movimiento que busca redefinir el equilibrio global del poder en favor del Sur Global.
El evento no solo consolidó el papel de Uganda y de Museveni en el escenario internacional, sino que también brindó una plataforma única para que líderes de todo el mundo en desarrollo compartieran sus perspectivas sobre los desafíos actuales, desde la seguridad alimentaria hasta el cambio climático, pasando por la necesidad de una reforma de las instituciones financieras globales.
Museveni, aprovechando la oportunidad ofrecida por The Hill para ser colaborador entre sus opinadores, articuló una visión audaz para el Movimiento de Países No Alineados en su pieza editorial «El Movimiento de Países No Alineados ha vuelto y es bueno para el mundo, no una amenaza». A través de sus palabras, Museveni evoca el espíritu de Jawaharlal Nehru, el primer Primer Ministro de la India, quien afirmó que su país no era ni prorruso ni proestadounidense, sino proindio. Esta declaración encapsula el ethos del movimiento y resuena profundamente en un mundo donde las naciones del Sur Global buscan forjar su propio camino sin estar atadas a las agendas de las grandes potencias.

Yoweri Museveni desde el sur global
La posición de Uganda y de Museveni es emblemática de una tendencia más amplia en el Sur Global, donde países de África, Asia, América Latina y el Caribe expresan su deseo de mantenerse neutrales en conflictos que perciben como ajenos a sus intereses inmediatos. Esta postura ha sorprendido y a veces frustrado a las potencias occidentales, especialmente en el contexto de la guerra en Ucrania, donde la expectativa de un alineamiento claro con Occidente no se materializó. En lugar de eso, muchas naciones africanas optaron por la abstención en votaciones clave de la Asamblea General de la ONU sobre el conflicto, una decisión que refleja no solo una búsqueda de autonomía sino también una crítica a la hipocresía percibida en el orden mundial basado en reglas promovido por Occidente.
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Yoweri Museveni precisó que este rechazo a elegir bandos es parte de una tradición más larga del Movimiento de Países No Alineados, fundado en 1961 por líderes como Nehru, que buscaban una tercera vía que permitiera a las naciones recién independizadas salvaguardar sus intereses colectivos sin ser cooptadas por las superpotencias en conflicto. Hoy, con 120 estados miembros que representan más de 4.600 millones de personas, el movimiento se presenta como un contrapeso crucial en un mundo que se inclina hacia la multipolaridad. A través de su diversidad y número, estas naciones buscan no solo evitar ser peones en juegos geopolíticos más amplios sino también influir en la reforma de las instituciones globales para que reflejen mejor los desafíos y realidades del siglo XXI.
La importancia de la neutralidad
La visión de Yoweri Museveni para el Movimiento de Países No Alineados no es simplemente una reacción contra Occidente, sino un llamado a reconocer la importancia de la neutralidad, la cooperación y la búsqueda de soluciones conjuntas a problemas globales. Desde el cambio climático hasta la pandemia de COVID-19, los desafíos que enfrenta el mundo hoy requieren una acción colectiva que trascienda las divisiones geopolíticas tradicionales. En este sentido, los países no alineados pueden desempeñar un papel vital como mediadores y constructores de puentes, facilitando el diálogo y la colaboración entre bloques rivales.

Mientras Occidente se adapta a esta nueva realidad, con figuras como el Asesor de Seguridad Nacional del presidente Joe Biden reconociendo que los países no quieren ni deben ser forzados a elegir bandos, el Movimiento de Países No Alineados se posiciona como una fuerza de paz y estabilidad en tiempos inciertos. La resurrección de este movimiento no solo desafía las narrativas predominantes sobre la geopolítica global, sino que también ofrece una visión de un mundo donde la cooperación basada en el respeto mutuo y los intereses compartidos prevalece sobre la competencia y el conflicto.
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Momento crucial para el Sur Global
El liderazgo de Yoweri Museveni al frente del Movimiento de Países No Alineados simboliza un momento crucial para el Sur Global y para el mundo en su conjunto. Al reafirmar la importancia de la autonomía, la neutralidad y la cooperación internacional, Uganda y sus aliados en el movimiento no solo defienden sus propios intereses, sino que también ofrecen un modelo alternativo para la gobernanza global en el siglo XXI. En un momento en que las tensiones entre las grandes potencias amenazan con dividir aún más al mundo, la perspectiva de Museveni y el renacimiento del Movimiento de Países No Alineados ofrecen una esperanza de unidad y paz duraderas.
“El Movimiento de Países No Alineados y la multipolaridad no deben verse como una amenaza para Occidente, sino como una fuerza de paz en tiempos peligrosos. Como anécdota del afianzamiento de la división, estamos dispuestos a colaborar con todos al servicio de los ideales (igualdad, interés mutuo, no agresión y coexistencia pacífica) que dieron origen a la organización originalmente. Pero lo haremos como socios, no como subordinados”, escribió Museveni.