El presidente chino, Xi Jinping, ha destacado la necesidad de que Estados Unidos y China actúen como pilares de estabilidad para la paz mundial. Durante una reunión con el asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, en Pekín, Xi Jinping subrayó que las dos potencias globales deben esforzarse por mantener relaciones sólidas y constructivas en un momento crucial, marcado por tensiones internacionales y desafíos internos en ambos países. Este mensaje refleja la visión del líder chino de posicionar a su nación no como un adversario, sino como un socio esencial en la gobernanza global.
Brian Spegele, corresponsal senior de The Wall Street Journal en la oficina de Beijing, ha seguido de cerca el desarrollo de estas relaciones. Su reportaje, titulado “Xi Jinping quiere mantener firmes los lazos con EE. UU. Durante una carrera presidencial accidentada”, explora cómo las autoridades chinas buscan mantener una relación estable con Washington en un contexto de creciente competencia geopolítica. Spegele, quien ha cubierto la política y la economía china durante más de una década, pone de manifiesto cómo Xi Jinping aprovecha la coyuntura electoral en Estados Unidos para solidificar una relación diplomática que podría beneficiar a China a largo plazo.
El tacto de Xi Jinping
En su encuentro con Sullivan, Xi Jinping dejó claro que espera que Estados Unidos perciba el desarrollo de China desde una perspectiva positiva. Este enfoque responde a la estrategia de Pekín de evitar un conflicto directo con Washington mientras se acerca el período electoral estadounidense. El diálogo se centra en la necesidad de que ambos países mantengan abiertos los canales de comunicación para evitar malentendidos que puedan escalar en conflictos mayores. Sullivan, por su parte, afirmó que las conversaciones fueron un esfuerzo consciente para gestionar las relaciones de manera responsable durante un período de sensibilidad política tanto en Estados Unidos como en China.

El interés de Xi Jinping en fortalecer los lazos con Estados Unidos se ve reflejado en la serie de reuniones que se llevaron a cabo entre Sullivan y altos funcionarios chinos, incluida una inusual reunión con un alto oficial militar chino. Este encuentro marca un hito en la diplomacia reciente entre ambos países, demostrando la disposición de China para mantener abiertas las líneas de comunicación incluso en temas militares delicados. Desde el punto de vista de Pekín, asegurar un diálogo continuo con Washington es esencial para gestionar las tensiones y evitar un deterioro mayor en las relaciones bilaterales.
EE.UU. es un polvorín
Durante meses, la administración de Xi Jinping ha estado preparándose para los posibles escenarios que podrían surgir tras las elecciones presidenciales en Estados Unidos. Con la posibilidad de un segundo mandato de Donald Trump y su imprevisibilidad política, Beijing se ha mostrado cautelosa en sus interacciones con Washington. Sin embargo, la aparición de la vicepresidenta Kamala Harris como una fuerte contendiente presidencial ofrece a China una oportunidad única para reforzar un acercamiento con la actual administración de Biden. Según Daniel Russel, exfuncionario del Departamento de Estado de EE.UU. UU., las autoridades chinas quieren consolidar los acuerdos alcanzados con Biden como un legado que vincule a Harris en caso de que asuma la presidencia.
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Continuidad en la política exterior
Sullivan, quien trabajó de cerca con Harris durante los últimos cuatro años, transmitió a los funcionarios chinos que la vicepresidenta representa una continuidad en la política exterior de la administración Biden, especialmente en lo que respeta a la competencia con China. Esta percepción busca garantizar que cualquier transición de poder en Estados Unidos no interrumpa el esfuerzo por gestionar la relación de manera constructiva, evitando que la competencia económica y política entre las dos potencias se transforme en un conflicto abierto.
En este contexto, Xi Jinping ha reiterado su visión de que tanto Estados Unidos como China deben ser fuerzas estabilizadoras en el escenario mundial. A medida que los dos países compiten por el liderazgo global, Pekín busca proyectar una imagen de madurez diplomática y responsabilidad internacional. Las declaraciones de Xi se alinean con un esfuerzo más amplio por parte de China para moldear el entorno internacional de una manera que favorezca sus intereses estratégicos, evitando que la narrativa del conflicto gane predominio en la agenda global.
En espera de más señales
El enfoque de Xi Jinping hacia las relaciones con Estados Unidos también se refleja en la respuesta de China a las recientes acciones diplomáticas de la administración Biden. Desde la perspectiva china, la designación de Kamala Harris como posible sucesora de Biden introduce nuevas variables en la ecuación diplomática. La vicepresidenta, aún poco conocida en Beijing, representa tanto una oportunidad como un desafío para los diplomáticos chinos, quienes deben navegar en aguas inciertas mientras esperan señales claras sobre la dirección que tomará la política exterior de Estados Unidos.
A medida que se acercan las elecciones en Estados Unidos, Beijing busca garantizar que cualquier futuro presidente se sienta obligado a mantener los acuerdos alcanzados por Biden y Xi. La administración Biden, por su parte, también desea consolidar su legado diplomático, asegurando que los avances logrados en las relaciones con China no se desmoronen tras su partida. En este sentido, el intercambio entre Sullivan y los funcionarios chinos es visto como un esfuerzo por ambas partes para establecer una base sólida sobre la cual construir futuras interacciones.

Cuestiones militares sensibles
La reunión de Sullivan con el general Zhang Youxia, vicepresidente de la Comisión Militar Central de China, destacó el interés de ambas partes en discutir cuestiones militares sensibles. Esta reunión marcó la primera vez desde 2016 que un asesor de seguridad nacional de Estados Unidos se reunió con un alto funcionario militar chino, subrayando la importancia de la comunicación en un área tan delicada. Sullivan indicó que el encuentro fue una oportunidad para aclarar las intenciones de Estados Unidos y escuchar las preocupaciones de China, buscando reducir el riesgo de malentendidos en temas críticos de seguridad.
La estrategia de Xi Jinping se centra en consolidar una narrativa que posiciona a China como un actor responsable y pacificador en la escena internacional. Mientras Sullivan discutía con los líderes chinos, la administración Biden intentaba asegurar compromisos de Pekín en áreas como la cooperación para frenar el tráfico de opioides y la liberación de ciudadanos estadounidenses detenidos. Sin embargo, desde la perspectiva de China, el objetivo es asegurar que cualquier cambio en la administración estadounidense no resulte en una política más agresiva hacia Pekín.
China está dispuesta a cooperar
En definitiva, Xi Jinping parece estar enviando un mensaje claro a Washington: China está dispuesta a cooperar y mantener la estabilidad global, pero también espera que Estados Unidos respete su desarrollo y sus intereses estratégicos. La visita de Sullivan a Beijing, en este sentido, se percibe como una oportunidad para ambas partes de reiterar sus posiciones y establecer reglas que definirán la relación bilateral en los próximos años.
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Mientras tanto, la incertidumbre política en Estados Unidos mantiene a Beijing en un estado de expectativa. Las elecciones de noviembre podrían traer un cambio significativo en la política estadounidense hacia China, especialmente si el expresidente Trump regresa al poder. En tal caso, los diplomáticos chinos anticipan un retorno a las tensas negociaciones comerciales y la retórica de confrontación que caracterizaron el primer mandato de Trump.
Por ahora, Xi Jinping sigue apostando por un enfoque de estabilidad y cooperación, consciente de que cualquier movimiento en falso podría desencadenar una serie de eventos que desestabilicen aún más el ya frágil equilibrio geopolítico mundial.