Andaluces de hace 2 mil años se fueron al más allá apertrechados con vino

En un hallazgo que ha capturado la imaginación y curiosidad de arqueólogos y aficionados a la historia por igual, un equipo de investigación de la Universidad de Córdoba ha descubierto lo que se considera el vino más antiguo del mundo en una tumba romana en Andalucía. Este vino, que ha sido preservado en un sarcófago de vidrio durante más de 2.000 años, ofrece una ventana fascinante a las prácticas funerarias y sociales de la antigua Roma.

Este descubrimiento fue reportado por José Rafael Ruiz Arrebola, catedrático del Departamento de Química Orgánica de la Universidad de Córdoba, y publicado en la prestigiosa revista Journal of Archaeological Science: Reports. La noticia fue difundida ampliamente a través de Babelia, la newsletter cultural del diario El PAÍS de España, bajo el título: “El vino más antiguo del mundo se ha conservado en un sarcófago romano en Andalucía durante 2.000 años”. El artículo detalla cómo el estudio de un equipo de la Universidad de Córdoba reveló que el líquido hallado en una tumba de la necrópolis de Carmona es el vino más antiguo encontrado hasta la fecha.

El vino más antiguo del mundo

En la necrópolis de Carmona, una localidad sevillana, se encontró un sarcófago que contenía restos óseos sumergidos en un líquido rojizo. Este descubrimiento fue realizado en colaboración con el Ayuntamiento de Carmona y ha desbancado al anterior poseedor del título, una botella de vino de Speyer descubierta en 1867 y fechada en el siglo IV d.C. El arqueólogo municipal Juan Manuel Román explicó que las condiciones de conservación de la tumba, intacta y bien sellada durante dos milenios, fueron cruciales para mantener el vino en un estado reconocible.

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Los investigadores señalan que el descubrimiento de este vino y otros objetos proporciona una valiosa información sobre los rituales funerarios y las costumbres sociales de la antigua Roma. La conservación del vino durante tanto tiempo, gracias a las condiciones especiales de la tumba, ha permitido a los científicos estudiar un aspecto de la vida (y la muerte) de los antiguos romanos que de otro modo habría permanecido desconocido. Ilustración MidJourney

El equipo de investigación se enfrentó al reto de confirmar que el líquido en cuestión era realmente vino. Para ello, recurrieron a análisis químicos en el Servicio Central de Apoyo a la Investigación (SCAI) de la Universidad de Córdoba. Entre los análisis realizados, se examinaron el pH, la ausencia de materia orgánica y las sales minerales, así como la presencia de compuestos químicos relacionados con el vidrio de la urna y los huesos del difunto. Compararon estos datos con vinos actuales de la región, como Montilla-Moriles, Jerez y Sanlúcar, encontrando similitudes significativas.

Polifenoles fueron clave

El elemento decisivo en la identificación del vino fueron los polifenoles, biomarcadores presentes en todos los vinos. El equipo identificó siete polifenoles concretos que coincidían con los presentes en los vinos modernos de Andalucía. Aunque la ausencia del ácido siríngico, un polifenol particular, indicaba que se trataba de un vino blanco, los investigadores no descartaron la posibilidad de que la degradación del tiempo pudiera haber afectado la presencia de este compuesto.

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Los análisis revelaron que las sales minerales del líquido concordaban con los vinos blancos actuales de la región de Andalucía, conocida en la antigüedad como la provincia Bética. Este descubrimiento sugiere que los antiguos romanos de esta región producían y consumían vinos similares a los que se producen hoy en día. Además, el hecho de que el vino cubriera los restos óseos de un hombre no es casualidad. En la antigua Roma, las mujeres tenían prohibido consumir vino, lo que reflejaba las divisiones de género de la época.

Parte de un ajuar funerario

El ritual funerario descubierto en Carmona incluía no solo el vino, sino también otros objetos de valor. En la tumba se hallaron anillos de oro, joyas de ámbar y frascos de perfume, así como restos de telas posiblemente de seda. Estos objetos formaban parte del ajuar funerario destinado a acompañar a los difuntos en su viaje al más allá. El mausoleo, un edificio circular que probablemente pertenecía a una familia de alto poder adquisitivo, estaba situado junto a una importante vía romana que conectaba Carmona con Hispalis (Sevilla).

Los investigadores señalan que el descubrimiento de este vino y otros objetos proporciona una valiosa información sobre los rituales funerarios y las costumbres sociales de la antigua Roma. La conservación del vino durante tanto tiempo, gracias a las condiciones especiales de la tumba, ha permitido a los científicos estudiar un aspecto de la vida (y la muerte) de los antiguos romanos que de otro modo habría permanecido desconocido.

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El descubrimiento del vino más antiguo del mundo en Andalucía es una ventana a un pasado lejano, que nos permite vislumbrar las vidas y costumbres de nuestros antepasados romanos. A medida que continuamos explorando y aprendiendo sobre nuestro pasado, hallazgos como este nos ofrecen la oportunidad de conectar con la historia de una manera profundamente personal y significativa. Ilustración MidJourney.

Vida cotidiana de civilizaciones antiguas

El hallazgo del vino en la tumba de Carmona no solo añade una nueva dimensión a nuestra comprensión de la historia del vino, sino que también ilustra cómo los rituales funerarios y las prácticas culturales pueden ofrecer pistas sobre la vida cotidiana de civilizaciones antiguas. El hecho de que los romanos enterraran a sus muertos con vino sugiere una creencia en la importancia de los placeres terrenales en el más allá, una idea que resuena con las prácticas funerarias de muchas culturas a lo largo de la historia.

Este descubrimiento ha sido posible gracias a la colaboración interdisciplinaria entre arqueólogos, químicos y otros expertos, que han trabajado juntos para desentrañar los secretos de esta antigua tumba. La investigación no solo ha revelado detalles fascinantes sobre los antiguos habitantes de Andalucía, sino que también ha demostrado la importancia de preservar y estudiar nuestros sitios históricos.

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Honrar a los muertos

En definitiva, el vino hallado en Carmona es un testimonio de la rica herencia cultural de Andalucía y de la capacidad humana para crear y preservar tradiciones a lo largo del tiempo. Este hallazgo nos recuerda que, aunque los detalles de nuestras vidas puedan cambiar con el tiempo, los aspectos fundamentales de la experiencia humana, como el deseo de honrar y recordar a nuestros seres queridos, permanecen constantes.

El descubrimiento del vino más antiguo del mundo en Andalucía es una ventana a un pasado lejano, que nos permite vislumbrar las vidas y costumbres de nuestros antepasados romanos. A medida que continuamos explorando y aprendiendo sobre nuestro pasado, hallazgos como este nos ofrecen la oportunidad de conectar con la historia de una manera profundamente personal y significativa.

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