Irán tiene suficiente “tinta” de uranio enriquecido para escribir la palabra “disuasión”

En un contexto global cada vez más tenso, la acumulación de uranio enriquecido por parte de Irán ha traspasado un umbral crítico, señalando no solo un avance técnico significativo dentro de su programa nuclear sino también una estrategia política calculada hacia la obtención de lo que algunos analistas describen como una postura de «disuasión» frente a sus adversarios. Esta situación, que desdibuja las líneas entre la energía civil y la capacidad militar nuclear, reaviva el debate internacional sobre las intenciones nucleares de Teherán y las implicaciones de seguridad para la región y más allá.

El material informativo que sirve de base para esta discusión fue desarrollado por Joby Warrick, un periodista de renombre que se unió al personal nacional del Washington Post en 1996 y que desde entonces ha trabajado en los equipos de investigación y de seguridad nacional del periódico, especializándose en Medio Oriente, terrorismo y proliferación de armas. Warrick, autor de tres libros de no ficción, incluido «Red Line: The Unraveling of Syria and America’s Race to Destroy the Most Dangerous Arsenal in the World», ha lanzado recientemente un reporte bajo el título “El acuerdo nuclear está hecho jirones, Irán se acerca a su capacidad armamentística”. En su sumario, señala cómo, seis años después de la retirada de la administración Trump del acuerdo nuclear con Irán, Teherán ha estado acumulando rápidamente uranio enriquecido, parte del cual está muy cerca del grado de armas. Esta acumulación ha suscitado temores de que la fabricación de una bomba nuclear esté al alcance de la mano de Irán.

Mucho uranio enriquecido

La instalación de Fordow, construida en la ladera de una montaña y protegida contra ataques externos, ha sido un foco de atención para los inspectores internacionales y los analistas de seguridad. En las últimas visitas, estos inspectores han observado un cambio preocupante: una actividad frenética, con equipos recién instalados y una producción de uranio enriquecido a velocidades cada vez mayores. Lo más inquietante es el aumento en la producción de uranio altamente enriquecido, apenas por debajo del grado de uso armamentístico.

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La retórica de los funcionarios iraníes, hablando abiertamente sobre alcanzar la “disuasión”, sugiere una confianza en que Teherán ahora posee lo necesario para construir una bomba nuclear si así lo decide. Ilustración MidJourney

La retórica de los funcionarios iraníes, hablando abiertamente sobre alcanzar la “disuasión”, sugiere una confianza en que Teherán ahora posee lo necesario para construir una bomba nuclear si así lo decide. Esta transformación en Fordow es un reflejo de un cambio más amplio en todo el país, mientras Irán supera las barreras establecidas por el acuerdo nuclear iraní. A medida que las restricciones van desapareciendo, Irán se encuentra más cerca que nunca de la capacidad de armas nucleares, según informes de inspección confidenciales y entrevistas con funcionarios y expertos familiarizados con el progreso de Irán.

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Responsabilidades de Washington

El acuerdo nuclear de 2015, conocido como Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA, por sus siglas en inglés), representó un intento de limitar las capacidades nucleares de Irán a cambio de un alivio en las sanciones. Sin embargo, la retirada de Estados Unidos del acuerdo ha tenido consecuencias profundas, no solo en términos del enriquecimiento de uranio sino también en la capacidad de la comunidad internacional para monitorear y contener el programa nuclear iraní.

Irán ha tratado de proyectar esta acumulación de uranio enriquecido como una medida de precaución, diluyendo parte de su uranio altamente enriquecido en un aparente intento de evitar conflictos. Sin embargo, la actividad en Fordow y el aumento en las reservas de uranio del país pintan un cuadro diferente. La narrativa emergente es una de avance lento pero seguro hacia una capacidad nuclear futura sin hacer movimientos abiertos hacia la fabricación de un arma.

El colapso del acuerdo nuclear ha restringido la capacidad de la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) para monitorear la actividad nuclear iraní. Un funcionario estadounidense admitió que el organismo de control nuclear es ahora menos capaz de detectar un posible avance nuclear por parte de Irán, un desarrollo que podría tener consecuencias desestabilizadoras para la región y potencialmente desencadenar una carrera armamentística en el Medio Oriente o incluso un conflicto más amplio involucrando a Israel e Irán, con riesgos de escalar a una guerra regional.

Imposible la resurrección

Los esfuerzos de la administración Biden para restaurar o renovar el acuerdo han chocado contra un muro de resistencia política tanto a nivel nacional como por parte de Irán, lo que complica aún más las perspectivas de una solución diplomática. La admisión reciente del presidente Biden sobre el estado «muerto» del acuerdo, capturada en una grabación de vídeo, refleja la difícil realidad a la que se enfrentan las negociaciones internacionales sobre la cuestión nuclear iraní.

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Los esfuerzos de la administración Biden para restaurar o renovar el acuerdo han chocado contra un muro de resistencia política tanto a nivel nacional como por parte de Irán, lo que complica aún más las perspectivas de una solución diplomática. Ilustración MidJourney.

A pesar de la retórica oficial de Irán de que su programa nuclear tiene fines exclusivamente pacíficos, la acumulación de uranio enriquecido a niveles cercanos al armamentístico plantea preguntas serias sobre sus intenciones a largo plazo. La dilución de parte de este uranio podría interpretarse como un gesto hacia la moderación, pero el ritmo acelerado de enriquecimiento y la expansión de las instalaciones sugieren una estrategia diferente.

Aliados con Moscú

La posición de Irán se ha visto fortalecida, según algunos analistas, por su alianza cada vez más profunda con Rusia, un importante socio estratégico y económico, especialmente desde la invasión total de Ucrania por parte de Moscú en febrero de 2022. Esta alianza ha proporcionado a Teherán un sentido de seguridad adicional al desafiar a Occidente, lo que complica aún más los esfuerzos internacionales para contener su programa nuclear.

Aunque los líderes de Irán han reiterado su oposición oficial a las armas nucleares, citando edictos religiosos y declaraciones públicas contra su desarrollo, la realidad sobre el terreno sugiere una preparación para una capacidad de umbral nuclear con una “frenética” producción de uranio enriquecido. Es decir, poseer los medios para fabricar rápidamente armas nucleares sin cruzar el umbral de su fabricación efectiva, una estrategia que minimiza el riesgo de represalias militares mientras maximiza el potencial disuasorio.

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La guerra como opción clara

El desafío que enfrenta la comunidad internacional es considerable. Sin un acuerdo nuclear vigente que restrinja las actividades de Irán y sin las herramientas de inspección y verificación que este proporcionaba, la capacidad para prevenir un avance nuclear iraní se ve seriamente comprometida. Las opciones que quedan son limitadas y riesgosas, abarcando desde nuevas negociaciones diplomáticas hasta medidas de contención y disuasión más directas.

La situación en Fordow y el estado general del programa nuclear iraní son claros indicadores de que, aunque la puerta a la diplomacia no está completamente cerrada, el camino hacia una solución pacífica está lleno de obstáculos y desafíos. La estrategia de «disuasión» de Irán, simbolizada por su acumulación de uranio enriquecido, plantea una compleja paradoja: al buscar garantizar su seguridad, Teherán podría estar llevando la región a un estado de mayor inseguridad y tensión.

En este contexto, la comunidad internacional se encuentra en una encrucijada crítica. La capacidad de Irán para enriquecer uranio a niveles cercanos a los armamentísticos no solo desafía los esfuerzos de non proliferación sino que también eleva el riesgo de un error de cálculo con consecuencias potencialmente catastróficas. La pregunta que permanece es cómo equilibrar efectivamente la disuasión, la diplomacia y la presión para asegurar no solo la no proliferación sino también la estabilidad regional y global. La respuesta a esta pregunta es crucial, no solo para el futuro de Irán y sus vecinos sino para el régimen de non proliferación nuclear en su conjunto.

 

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