Es imperativo volver al “tao de la democracia” para exorcizar el autoritarismo del mundo

El tao de la democracia no es un constructo poético. En un momento histórico en el que el espectro del autoritarismo parece extenderse con inusitada velocidad por el globo, la necesidad de reivindicar y fortalecer los cimientos de la democracia se hace más urgente que nunca. Este llamado no solo resuena en los corredores del poder y en las plazas públicas llenas de voces demandando justicia y libertad, sino también en el rico y complejo diálogo de las ideas. Andreu Jaume, destacado editor, traductor, profesor, poeta y ensayista, contribuye a este debate con una reflexión profunda y provocadora. A través de su colaboración con el reconocido portal digital español The Objective, Jaume ofrece una perspectiva única en su obra “La posmodernidad en jaque”, donde explora cómo el cuestionamiento de toda forma de autoridad está, paradójicamente, conduciendo a una regresión mundial hacia sistemas autoritarios.

Jaume, quien imparte cursos de literatura universal en el Instituto de Humanidades de Barcelona, así como en otras prestigiosas instituciones, argumenta que nos encontramos en una encrucijada crítica. La posmodernidad, con su inherente escepticismo hacia las grandes narrativas y su desdén por las verdades universales, ha desembocado en una crisis de valores que amenaza con desmantelar los principios democráticos que han sostenido a las sociedades occidentales durante décadas. Según él, la banalización de las ideas que sustentaron las democracias representativas y el reemplazo del debate público por confrontaciones cada vez más polarizadas, son síntomas de un malestar más profundo.

En busca del tao de la democracia

El tao de la democracia, tal como lo plantea Jaume, invoca la necesidad de volver a un conjunto de principios morales y éticos compartidos, un terreno común desde el cual se pueda dialogar, discrepar y construir sin destruir el tejido social. Este concepto encuentra resonancia en las ideas de C.S. Lewis, quien en su ensayo “La abolición del hombre” (1943), argumentaba a favor de un conjunto de valores universales, o “Tao”, esenciales para el sostenimiento de cualquier sociedad. Lewis advertía que, sin estos principios compartidos, la humanidad se vería abocada a una distopía manejada por «controladores», donde los individuos, reducidos a meros consumidores, serían incapaces de emitir juicios de valor significativos.

tao de la democracia
El tao de la democracia, tal como lo plantea Jaume, invoca la necesidad de volver a un conjunto de principios morales y éticos compartidos, un terreno común desde el cual se pueda dialogar, discrepar y construir sin destruir el tejido social. Ilustración MidJourney

Este tao de la democracia se enfrenta hoy a desafíos monumentales. La propagación de las fake news y la posverdad, impulsada por una interpretación distorsionada de la relación entre verdad y poder, ha erosionado la confianza en las instituciones y en el discurso público. Jaume, al igual que los filósofos Julio Borges Junyent y Javier Ormazabal Echeverría en su ensayo “La posmodernidad en jaque”, advierte sobre los peligros de un “pensamiento débil” que, lejos de liberar a la humanidad, ha conducido a una nueva forma de intolerancia y fundamentalismo. Estos fenómenos no solo amenazan la esfera del derecho y la ciencia, sino que socavan la propia base de la política democrática.

Tambièn puedes leer: William S. Becker: Mayoría conservadora en la Suprema Corte de EE.UU. juega a favor de Trump

Llamado a la movilización

Sin embargo, el retorno al tao de la democracia no es una invitación a la nostalgia de un pasado idealizado, sino un llamado a la acción. Requiere el reconocimiento de que, a pesar de las profundas divisiones que caracterizan nuestro tiempo, existen valores fundamentales compartidos que pueden servir como punto de partida para la reconstrucción del diálogo y la confianza. Jaume y los autores a los que hace referencia en su análisis sugieren que solo a través de la reafirmación de estos principios universales es posible contrarrestar las tendencias autoritarias que amenazan con desfigurar nuestras democracias.

En este contexto, el tao de la democracia emerge como una visión esperanzadora y necesaria. Frente a la tentación de caer en el cinismo o la desesperanza, Jaume nos recuerda la importancia de luchar por un espacio común donde la razón, el respeto mutuo y la dignidad humana sean los pilares sobre los cuales construir un futuro más justo y libre. La tarea es compleja y requiere un compromiso colectivo, pero es precisamente en momentos de crisis cuando se hace más evidente la necesidad de aferrarnos a aquellos principios que nos definen y nos unen.

Imaginar y construir una sociedad

Así, el tao de la democracia no es solo un llamado a resistir el avance del autoritarismo, sino una invitación a imaginar y construir una sociedad en la que el respeto por la dignidad humana, la justicia y la libertad sean la norma y no la excepción. En un mundo cada vez más fracturado, la propuesta de Jaume representa un faro de esperanza, un recordatorio de que, a pesar de las diferencias, es posible encontrar un camino hacia adelante, juntos. Este es el momento de reafirmar nuestro compromiso con la democracia, no como una mera forma de gobierno, sino como un modo de vida, una búsqueda constante del bien común. El tao de la democracia, entonces, se convierte en una brújula indispensable para navegar los desafíos de nuestra época, una herramienta esencial para exorcizar los fantasmas del autoritarismo y reavivar el espíritu democrático en el corazón de nuestras sociedades.

tao de la democracia
El reconocimiento de una base común de verdad y razón, como proponía Eco, es fundamental para el tao de la democracia. Esta base permite la discusión racional y el acuerdo sobre principios éticos universales, evitando caer en relativismos extremos que pueden conducir a la intolerancia y al autoritarismo. Ilustración MidJourney.

La discusión sobre los valores democráticos y su preservación se enriquece al considerar el debate entre Gianni Vattimo y Umberto Eco en el diario La Reppublica acerca de la Ilustración. Vattimo defendía una postura antilustrada, promoviendo la idea de un debilitamiento de las estructuras tradicionales de poder, incluyendo la razón y la verdad. Eco, por otro lado, argumentaba desde una perspectiva de sensatez, sugiriendo la existencia de leyes naturales que subyacen a nuestras construcciones sociales y culturales.

Tambiièn puedes leer: La trayectoria de la guerra de Gaza dará forma al orden emergente del Medio Oriente

Verdad y razón como base

El reconocimiento de una base común de verdad y razón, como proponía Eco, es fundamental para el tao de la democracia. Esta base permite la discusión racional y el acuerdo sobre principios éticos universales, evitando caer en relativismos extremos que pueden conducir a la intolerancia y al autoritarismo. Es esta búsqueda de un terreno común lo que puede ofrecer un antídoto contra la fragmentación social y política que vivimos hoy.

Por último, el concepto de caritas reformulado por Vattimo destaca la importancia de las relaciones sociales basadas en el amor y el respeto mutuo. Aunque Vattimo llegó a esta conclusión desde una perspectiva crítica hacia las estructuras tradicionales de poder, su idea resuena con la necesidad del tao de la democracia de fomentar un espacio de diálogo y convivencia que reconozca la dignidad y el valor de cada individuo, independientemente de sus diferencias. Este principio es esencial para construir sociedades más inclusivas y resistentes a las tendencias autoritarias.

Related articles

- Publicidad -spot_imgspot_img
spot_imgspot_img

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí