Suecia acabó con dos siglos de neutralidad y recientemente izó bandera en la OTAN

Con un acto simbólico, pero profundamente significativo, Suecia acabó con dos siglos de neutralidad al izar su bandera en la sede del Cuartel General de la OTAN en Bélgica el 11 de marzo de 2024. Este acontecimiento no solo marca la incorporación de Suecia como el trigésimo segundo miembro de la Alianza Atlántica, sino que también simboliza un cambio estratégico en el panorama de seguridad europeo y global.

La decisión de Suecia de unirse a la OTAN, motivada por la creciente preocupación sobre la agresividad rusa, culmina un proceso de adhesión complejo y revela un giro histórico en su política exterior. La agresión rusa sobre Ucrania ha sido un catalizador crucial para este cambio, llevando a Suecia a reevaluar su posición de neutralidad que había mantenido con éxito en su beneficio durante más de dos siglos.

Suecia acabó con dos siglos de neutralidad

Este reportaje se fundamenta en el análisis de Salvador Sánchez Tapia, profesor de Análisis de Conflictos y Seguridad Internacional de la Universidad de Navarra y asiduo colaborador del portal The Conversation. Su reciente trabajo, titulado “El fin de la neutralidad sueca: el país nórdico entra en la OTAN”, proporciona un marco de referencia esencial para entender las implicaciones de este trascendental paso. Sánchez Tapia nos guía a través del contexto histórico, los desafíos enfrentados durante el proceso de adhesión, y las expectativas futuras que conlleva la membresía de Suecia en la OTAN.

El escenario de inseguridad que se ha desplegado en las fronteras europeas, exacerbado por la anexión de Crimea por Rusia y su posterior agresión sobre Ucrania, ha llevado a un reajuste significativo en la percepción de seguridad en Suecia. La decisión de reinstaurar la conscripción en 2018 fue uno de los primeros indicativos de este cambio de paradigma. Suecia acabó con dos siglos de neutralidad en un contexto en el que la seguridad europea se ve amenazada por la creciente hostilidad de Rusia.

Suecia acabó con dos siglos de neutralidad
Este reportaje se fundamenta en el análisis de Salvador Sánchez Tapia, profesor de Análisis de Conflictos y Seguridad Internacional de la Universidad de Navarra y asiduo colaborador del portal The Conversation. Su reciente trabajo, titulado “El fin de la neutralidad sueca: el país nórdico entra en la OTAN”, proporciona un marco de referencia esencial para entender las implicaciones de este trascendental paso. Ilustración MidJourney

Una posición geoestratégica

La nación escandinava, situada en una posición geográfica estratégica, aporta al bloque aliado no solo su ubicación privilegiada sino también un robusto compromiso con la defensa y seguridad del continente. La adhesión de Suecia a la OTAN se ve como un refuerzo crucial para la protección del flanco norte aliado, un movimiento estratégico que limita las maniobras rusas en la región báltica y fortalece la cohesión y capacidad defensiva de la Alianza.

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El apoyo interno en Suecia hacia la membresía de la OTAN experimentó un aumento notable, pasando de un 20 % a un 64 % de la población en favor, evidenciando una transformación en la opinión pública que refleja la preocupación creciente por la seguridad nacional y regional. Suecia acabó con dos siglos de neutralidad y este cambio de actitud es significativo, considerando la larga historia de neutralidad sueca, y subraya la gravedad de la amenaza percibida que ha llevado al país a buscar seguridad bajo el paraguas de la OTAN.

La membresía de Suecia en la Alianza no es meramente simbólica; aporta valor estratégico sustancial. La posición de Suecia en el norte de Europa ofrece una ventaja táctica significativa contra posibles agresiones rusas, convirtiendo efectivamente al mar Báltico en un «lago interior de la OTAN», limitando así las opciones de maniobra naval rusa en la región.

Partnership for Peace desde 1994

Suecia acabó con dos siglos de neutralidad, pero su compromiso con la seguridad internacional no es nuevo. A través de su participación activa en el programa Partnership for Peace desde 1994, Suecia ha demostrado un compromiso continuo con los valores de la OTAN y ha mantenido una interoperabilidad de sus fuerzas armadas con los estándares de la Alianza. Esto ha facilitado una integración efectiva y rápida en la estructura militar aliada, lo que se espera que beneficie tanto a Suecia como a la OTAN en su conjunto. La sofisticada industria de defensa de Suecia, capaz de producir y exportar tecnología militar avanzada, como los aviones de combate Saab 39 Gripen y los submarinos de las clases Gotland y Blekinge, representa una contribución significativa a la capacidad defensiva de la Alianza.

Suecia acabó con dos siglos de neutralidad
Más allá del ámbito militar, la adhesión de Suecia refleja un cambio en el paisaje político y de seguridad de Europa. El proceso de adhesión ha sido complejo, enfrentando desafíos diplomáticos, especialmente en lo que respecta a superar las resistencias de Turquía y Hungría. Ilustración MidJourney.

Más allá del ámbito militar, la adhesión de Suecia refleja un cambio en el paisaje político y de seguridad de Europa. El proceso de adhesión ha sido complejo, enfrentando desafíos diplomáticos, especialmente en lo que respecta a superar las resistencias de Turquía y Hungría. Sin embargo, la culminación exitosa de este proceso no solo fortalece a la OTAN, sino que también alienta las aspiraciones de otros países que buscan la seguridad y estabilidad que ofrece la membresía en la Alianza. Este es el caso de Finlandia, cuyo proceso de adhesión paralelo a Suecia ha destacado la importancia de la unidad y la solidaridad dentro de Europa frente a las amenazas externas.

La región está hecha candela

Suecia acabó con dos siglos de neutralidad, un cambio impulsado por la percepción de una amenaza inminente y la necesidad de asegurar la defensa y la seguridad nacional en un contexto de creciente inestabilidad. La decisión de Suecia de unirse a la OTAN es un testimonio de la gravedad de las preocupaciones de seguridad en la región y refleja un compromiso más amplio con la defensa colectiva y la estabilidad internacional. A medida que Suecia se integra en la estructura de la OTAN, su aportación se espera que fortalezca la capacidad defensiva del bloque, contribuyendo a un entorno de seguridad más robusto y resiliente en Europa y más allá.

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Desde una perspectiva española, el acceso de Suecia a la OTAN es visto como una evolución positiva. Mejora la seguridad no solo del país escandinavo, sino que también incrementa la cohesión dentro de la Unión Europea, limitando a cuatro el número de países miembros de la UE que no forman parte de la OTAN. Este desarrollo subraya la solidaridad jurídica y práctica entre los estados miembros ante las amenazas a la seguridad, reforzando la percepción de una Europa unida en defensa de sus valores e integridad territorial.

Seguridad y estabilidad regionales

La incorporación de Suecia a la OTAN marca un punto de inflexión en la historia de la política de seguridad europea. Al finalizar más de dos siglos de una política de neutralidad, Suecia no solo se adapta a las realidades geopolíticas contemporáneas, sino que también se compromete activamente con el fortalecimiento de la seguridad y la estabilidad regionales.

Suecia acabó con dos siglos de neutralidad, un pas histórico y simbólico, que refuerza la alianza transatlántica y destaca la importancia de la unidad y la cooperación internacional frente a desafíos globales. La adhesión de Estocolmo a la OTAN es un claro indicativo de que, en tiempos de incertidumbre y amenazas a la seguridad, la colaboración y el compromiso colectivo son esenciales para preservar la paz y la estabilidad.

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