¿Será Europa capaz de colocarse los pantalones largos y defenderse sin la ayuda de la Pax Americana?

En una época donde la estabilidad geopolítica global parece tambalearse cada vez más, Europa se enfrenta a un dilema crucial: ¿es capaz de defenderse por sí misma sin la ayuda de la Pax Americana? Esta pregunta, que hasta hace poco podría haber parecido más propia de una obra de ficción, ha cobrado una urgencia inesperada en el contexto actual. El Viejo Continente, tradicionalmente amparado bajo el paraguas de seguridad que brindaba Estados Unidos, contempla ahora el fin de una era de relativa paz y estabilidad garantizada en gran medida por la presencia y el compromiso militar estadounidense.

El desafío planteado por Donald Trump a Europa es directo y perturbador: ¿Está preparada para enfrentarse sola contra Vladimir Putin? Esta cuestión se ha vuelto especialmente relevante tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia y el ascenso de Trump en las encuestas, lo que sugiere un potencial cambio en la política exterior estadounidense. Según informes, Trump ha expresado a funcionarios de la Unión Europea que no intervendría en ayuda del continente si este fuera atacado. Este escenario, que parece sacado de las páginas de una novela de espionaje, pone a los líderes europeos frente a un desafío sin precedentes: ¿cómo prepararse para una posible agresión sin el respaldo de la Pax Americana?

Europa sin la ayuda de la Pax Americana

La construcción de una defensa propia en Europa es una tarea titánica. Requiere no solo una inversión económica colosal, sino también una reorientación estratégica y política considerable. Actualmente, según varios oficiales militares, hacer retroceder décadas de subinversión en el ejército y reconstruir una base industrial de defensa podría llevar entre cinco y diez años, un tiempo del que Europa quizás no disponga. POLITICO ha analizado las capacidades actuales de Europa, sus planes para reforzarlas y las implicaciones de un posible fin de la Pax Americana, incluyendo la discusión sobre la necesidad de elementos de disuasión nucleares independientes.

sin la ayuda de la Pax Americana
La construcción de una defensa propia en Europa es una tarea titánica. Requiere no solo una inversión económica colosal, sino también una reorientación estratégica y política considerable. Ilustración MidJourney

Este escenario es cortesía de Laura Kayali, periodista para POITICO y quien reporta desde Paris, ella es la autora original de este contenido que en tono de pregunta revisa lo que se cree que es el desafío de Trump para Europa: ¿Está preparada para luchar sola contra Vladimir Putin?

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La realidad es que Europa se encuentra en una encrucijada estratégica sin precedentes. Imaginemos un escenario en el año 2027, donde Trump está en el tercer año de su segunda presidencia y oteando a Europa sin la ayuda de la Pax Americana. Ucrania sigue luchando, pero la ayuda occidental se ha agotado y las líneas del frente han quedado congeladas. Mientras tanto, en el otro lado del mundo, el enfrentamiento sobre Taiwán entre Beijing y Washington se intensifica. Es entonces cuando Putin decide atacar: misiles golpean la base aérea de Ämari en Estonia, y tropas rusas, armadas hasta los dientes, se lanzan contra el este de Estonia.

Sigue el Teatro de Operaciones imaginario

Las primeras tropas afectadas son la fuerza de Presencia Avanzada Mejorada de la OTAN, pero han hecho lo que debían hacer: demostrar solidaridad y determinación. Pero en este escenario ficticio, el caballero blanco de Europa, Estados Unidos, tiene pocas intenciones de acudir al rescate. Trump ha reorientado la mayoría de las tropas y equipos militares estadounidenses hacia el Indo-Pacífico y ha indicado a Putin que un acto de agresión en los países bálticos no le molestaría. En cuestión de días, Rusia controla el este de Estonia y extiende su paraguas nuclear sobre los territorios recién conquistados.

Este hipotético ataque deja a Europa ante un dilema: ¿debería arriesgarse a sufrir represalias nucleares por partes del este de Estonia, o no hacer nada, permitiendo así una victoria fácil a Putin y convirtiendo las garantías de seguridad del Artículo 5 de la OTAN en papel sin valor? Este escenario destaca un problema clave: Europa, sin la ayuda de la Pax Americana, es vulnerable.

Nadie está totalmente preparado

Actualmente, sin Estados Unidos, la UE no tiene ni el equipo militar ni la mano de obra para enfrentar a Moscú en un conflicto de alta intensidad. La defensa de los países bálticos requeriría importantes recursos militares estadounidenses. Si el Kremlin invadiera mañana, las fuerzas armadas europeas se enfrentarían a un ejército ruso desgastado por la guerra en Ucrania, pero todavía formidable. A pesar de sus pérdidas en el campo de batalla, Rusia todavía supera a los países europeos de la OTAN en términos de número de tanques, sistemas de artillería y aviones.

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Alemania, Francia y el Reino Unido completan las principales potencias militares europeas, pero incluso ellos enfrentarían desafíos significativos en un conflicto a gran escala. Ilustración MidJourney

El escenario se complica aún más por la reducción del tamaño de los ejércitos europeos desde el fin de la Guerra Fría. Muchos países han eliminado las impopulares leyes de reclutamiento y han pasado a contar con ejércitos profesionales. Entre 1989 y 2022, el número de militares de la UE cayó de 3,4 millones a 1,3 millones. La prioridad inmediata son los ejércitos terrestres, pero incluso con los aumentos recientes en los niveles de tropas, Europa aún no está preparada para grandes despliegues en caso de un ataque ruso. Europa probablemente se pondría a implorara por clemencia por que sin la ayuda de la Pax Americana no sería adversario de nadie.

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Fuertes hay pocos

Alemania, Francia y el Reino Unido completan las principales potencias militares europeas, pero incluso ellos enfrentarían desafíos significativos en un conflicto a gran escala. Finlandia, por otro lado, se encuentra entre los países europeos más preparados para la confrontación con Moscú, con una población entrenada y un ejército considerable.

La posibilidad de que Europa tenga que defenderse sin la ayuda de la Pax Americana es una perspectiva que, aunque todavía parezca distante, es cada vez más real. La necesidad de una Europa más autónoma en términos de defensa no solo es una cuestión de capacidad militar, sino también de voluntad política y unidad continental. La respuesta a si Europa puede «colocarse los pantalones largos» y defenderse por sí misma es compleja y multifacética, pero es una pregunta que ya no puede ser ignorada.

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