Sequía en la Selva Amazónica da pinceladas apocalípticas que predicen durarán hasta 2026

La selva amazónica, considerada durante mucho tiempo el pulmón del planeta, se encuentra en una encrucijada crítica. La sequía sin precedentes que azota esta región crucial no solo amenaza su rica biodiversidad, sino que también pone en riesgo su capacidad para actuar como un baluarte contra el cambio climático. Jake Spring, un reportero de Reuters especializado en bosques, diplomacia climática y ciencia climática, basado en Brasil, ha documentado meticulosamente esta crisis en su galardonado reportaje. Su análisis, centrado en los impactos devastadores de la sequía en el Amazonas, revela un panorama sombrío que podría extenderse hasta 2026.

La realidad que enfrenta Raimundo Leite de Souza, un habitante de la región, encapsula la magnitud del desastre. Una mañana de octubre, se despertó para encontrar que el arroyo detrás de su casa había disminuido dramáticamente, dejando su esquife varado. Esta imagen es un microcosmos de un problema mucho más amplio: la sequía ha causado estragos en la fauna local, con peces podridos en las orillas de los ríos, caimanes y cobras muertas en el bosque, y delfines de río en peligro de extinción pereciendo. Además, el colapso de los ríos, vitales para el transporte en la Amazonía, ha interrumpido el acceso a alimentos y medicinas en numerosas comunidades.

Selva Amazónica
Los científicos advierten que la sequía podría duplicar la tasa de mortalidad de los árboles más grandes de la selva, liberando enormes cantidades de carbono almacenado. Ilustración MidJourney

Imagen apocalíptica de la selva amazónica

El impacto de esta sequía en la selva amazónica se extiende más allá de la devastación inmediata. Es una amenaza directa para el clima global. Los científicos advierten que la sequía podría duplicar la tasa de mortalidad de los árboles más grandes de la selva, liberando enormes cantidades de carbono almacenado. Esto es particularmente alarmante, ya que el Amazonas juega un papel crucial en la absorción de carbono y la emisión de oxígeno, siendo un pilar en la lucha contra el cambio climático.

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La preocupación es compartida por figuras prominentes como el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, quien en la cumbre climática de las Naciones Unidas COP28 advirtió sobre la posibilidad de que la Amazonia alcance su punto de no retorno, incluso si se detiene la deforestación. La previsión de los expertos es sombría: esperan una sequía aún más intensa en el próximo año, y algunos científicos predicen que la Amazonia no se recuperará completamente antes de principios de 2026.

Calentamiento de las aguas

La causa de esta sequía extendida y severa se atribuye a fenómenos climáticos exacerbados por el cambio climático, como el calentamiento del Océano Atlántico Norte tropical y frente a la costa del Pacífico de América del Sur. Estos cambios han desplazado las lluvias de sus patrones habituales, dejando a la Amazonía en un estado de sequedad prolongada. El fenómeno de El Niño, que también se ve influenciado por el cambio climático, agrava aún más la situación, desviando las lluvias y prolongando la sequía.

Selva Amazónica
La sequía está causando que los árboles, especialmente los más grandes y antiguos, mueran a un ritmo acelerado. Ilustración MidJourney

Además de los impactos ambientales, la sequía en la selva amazónica tiene consecuencias socioeconómicas significativas. Ha afectado profundamente a comunidades y economías locales, con interrupciones en el transporte y la logística, y ha infligido un golpe severo a la producción agrícola, especialmente en cultivos como la soja y el maíz. El gobierno de Brasil se ha visto obligado a tomar medidas de emergencia, proporcionando suministros esenciales y adaptando infraestructuras para enfrentar esta crisis.

Pérdida del territorio vital

Los científicos advierten que el propio bosque está siendo llevado al límite. La sequía está causando que los árboles, especialmente los más grandes y antiguos, mueran a un ritmo acelerado. Esta pérdida podría tener consecuencias devastadoras, no solo para el ecosistema del Amazonas sino también para el clima global. Estos árboles actúan como enormes sumideros de carbono; su desaparición liberaría cantidades masivas de CO2, acelerando el cambio climático.

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Los modelos climáticos de largo plazo sugieren que, si las condiciones actuales persisten, la Amazonia podría perder entre un sexto y la mitad de su área, liberando así enormes cantidades de dióxido de carbono y provocando la extinción de innumerables especies de plantas y animales endémicos. Esto no solo sería una tragedia para la biodiversidad sino también un golpe catastrófico para los esfuerzos globales de mitigación del cambio climático.

En resumen, la sequía en la selva amazónica no es solo una crisis regional; es un llamado de atención para el mundo. Representa un desafío formidable para los líderes mundiales, científicos y activistas que buscan combatir el cambio climático. La comunidad internacional debe actuar de manera decisiva y coordinada para abordar no solo los síntomas de esta crisis, sino también sus causas subyacentes, principalmente el cambio climático antropogénico. La respuesta a esta crisis será un indicador crítico de la capacidad de la humanidad para enfrentar y mitigar los efectos del cambio climático en el futuro. La selva amazónica, un tesoro ecológico, está en la balanza, y lo que está en juego es nada menos que el futuro del planeta.

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