En el corazón del sistema financiero de los Estados Unidos, una tempestad crece silenciosamente, llevando en su núcleo una problemática que podría desestabilizar los cimientos mismos de la economía global: Bitcoin. Este fenómeno, exacerbado por una regulación asimétrica, señala un punto de inflexión en la manera en que entendemos la moneda, la inversión, y quién tiene el poder de influir en estos dominios. En este contexto, la regulación asimétrica se refiere al tratamiento desigual de las entidades financieras tradicionales en comparación con las innovaciones disruptivas como Bitcoin, un desbalance que Thomas P. Vartanian, director ejecutivo del Centro de Ciberseguridad y Tecnología Financiera, examina con lupa.
Vartanian, un ex regulador bancario federal y abogado en práctica, escribe para The Hill, donde recientemente compartió sus reflexiones en un artículo titulado: “Bingo Bitcoin y la erosión de la estabilidad financiera”. A través de su análisis, Vartanian pinta un cuadro del sistema financiero estadounidense en el que Bitcoin emerge no solo como un actor disruptivo sino como un símbolo de las profundas fallas regulatorias que enfrentamos. La semana pasada, cuando Bitcoin superó la marca de los 52.000 dólares, se subrayó el doble rasero presente en nuestro sistema financiero. Mientras un enjambre de reguladores federales y estatales dedica inmensos recursos a supervisar cada aspecto de los bancos tradicionales, las entidades financieras no bancarias, que cada vez más capturan una porción significativa del mercado de servicios financieros, operan con una supervisión mínima.
Regulación asimétrica en EE.UU.
La regulación asimétrica, según Vartanian, no solo permite, sino que alimenta las amenazas financieras emergentes. Bitcoin, con su naturaleza dual como inversión y moneda, carece de un respaldo de valor tangible, operando en cambio sobre un código informático generado por un algoritmo. Su descentralización, aunque encantadora, la coloca bajo el control de unos pocos, lejos del alcance regulador gubernamental. Esta característica la ha convertido en una herramienta preferida por delincuentes, terroristas y otros actores malintencionados, exacerbando su potencial como amenaza financiera.

La aprobación de los ETF criptográficos al contado por parte de la SEC ha legitimado las criptomonedas de tasa flotante, impulsando el valor de mercado de Bitcoin a más de un billón de dólares. Este hito no solo solidifica a Bitcoin como una pieza central en la superestructura criptográfica global, sino que también plantea serias preguntas sobre su potencial para desestabilizar la estabilidad financiera. La magnitud de este fenómeno se vuelve aún más alarmante cuando se compara con sectores financieros tradicionales, como la industria hipotecaria estadounidense y los depósitos bancarios, ambos sujetos a una regulación exhaustiva.
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Un siglo de luchas
El sistema de regulación financiera de Estados Unidos, diseñado hace casi un siglo, lucha por mantenerse relevante ante las innovaciones tecnológicas que definen la era actual. La crisis financiera de 2008 y los recientes colapsos de entidades como FTX y Binance podrían haberse evitado con un marco regulatorio más adaptado a los tiempos modernos. Vartanian propone una serie de medidas audaces para reformar la supervisión financiera, incluyendo la consolidación de las funciones regulatorias en una sola comisión y el desarrollo de un nuevo concepto de seguro federal de depósitos adaptado a la era digital.

Estas propuestas, aunque ambiciosas, buscan establecer un terreno de juego nivelado para todas las entidades financieras, bancarias o no, en un esfuerzo por prevenir futuros desastres financieros. La participación de las empresas privadas en la regulación financiera y la introducción de un Comité Conjunto bipartidista de Servicios Financieros son otras sugerencias que podrían ayudar a mitigar la intervención de la política partidista y promover una estabilidad financiera más segura que eche al traste la regulación asimétrica.
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Insostenible y peligrosamente cortoplacista
La regulación asimétrica que hoy caracteriza al sistema financiero estadounidense no solo es insostenible sino peligrosamente cortoplacista. Bitcoin y las criptomonedas representan solo la punta del iceberg de los desafíos regulatorios emergentes. Sin una reforma significativa, los futuros colapsos financieros podrían tener consecuencias devastadoras para la economía global.
La visión de Vartanian, aunque puede parecer radical para algunos, ofrece un camino hacia un futuro financiero más estable y equitativo, donde la innovación y la seguridad no estén en conflicto, sino que coexistan armoniosamente. La tarea que tenemos por delante es formidable, pero la alternativa, un sistema financiero perpetuamente en riesgo de colapso, es claramente inaceptable. La regulación asimétrica, en este sentido, no es solo un problema técnico, sino un llamado a la acción para todos aquellos comprometidos con la estabilidad financiera y la equidad en la era digital.