En un mundo cada vez más globalizado, la migración se ha convertido en una constante. Sin embargo, un aspecto menos discutido de este fenómeno es la creciente presencia y las desafiantes experiencias de las mujeres migrantes. Según un reciente informe de una ONG destacada, las mujeres migrantes están superando en número a los hombres en varias rutas migratorias, particularmente en Centroamérica y el norte de África. Este cambio demográfico trae consigo una serie de desafíos únicos y a menudo desgarradores, especialmente en lo que respecta a la violencia y el incumplimiento de los derechos humanos.
La situación de estas mujeres es crítica. En rutas terrestres como las africanas o la centroamericana, las mujeres se enfrentan a violencias de carácter físico, psicológico, sexual, económico e institucional. Sara Diego, coautora del informe, describe estas violencias como «basadas en género», destacando cómo los contextos migratorios pueden aumentar la vulnerabilidad de las mujeres, especialmente de aquellas que viajan solas. Según Diego, muchas de estas mujeres asumen la violencia sexual como un precio a pagar por su seguridad, a menudo buscando protección en figuras masculinas en su camino.
Mujeres migrantes son más
Los datos de este trabajo sobre mujeres migrantes fueron recogidos por el informe elaborado por las ONG jesuitas Alboan y Entreculturas, cuya versión digital se presentó en Madrid. Los testimonios recogidos en el informe son escalofriantes. Angie Torres, activista colombiana de los derechos humanos y el medio ambiente, es una voz representativa de esta realidad. Nacida en Buenaventura y criada en Tumaco, Torres y su familia se vieron obligadas a huir debido al hostigamiento de grupos armados. Al llegar a Ecuador, su familia se encontró desorientada y enfrentada a un «choque xenofóbico» y estereotipos por ser colombianos. Como mujer negra y migrante, Torres resalta la necesidad de que las autoridades defiendan el derecho de asilo y busquen soluciones duraderas, en línea con la Declaración de Cartagena.
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El informe también critica los acuerdos migratorios internacionales, especialmente los de Estados Unidos y la Unión Europea, por su enfoque en la externalización de fronteras. Estos acuerdos, según el informe, vulneran sistemáticamente los derechos humanos, actuando como muros de contención para personas en situaciones vulnerables. La propuesta actual del Pacto Europeo de Migración y Asilo es, según Diego, «muy lejana al enfoque de género y de derechos humanos que exigimos».
Los números no mienten
Los datos estadísticos respaldan estas preocupaciones. Según Naciones Unidas, en 2020, más de 146 millones de mujeres vivían fuera de sus países de origen de forma involuntaria. Estas cifras no solo revelan la magnitud del problema sino también la urgencia de abordarlo.
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Expertos en migración y derechos humanos coinciden en que es necesario un enfoque más humano y centrado en el género para abordar esta crisis. Las políticas migratorias deben ir más allá de la mera regulación de los movimientos de personas; deben garantizar la protección y el respeto de los derechos humanos de las mujeres en todas las etapas del proceso migratorio.
El informe «Invisibilizadas» es un llamado urgente a la acción. Subraya la necesidad de una comprensión más profunda y una respuesta más compasiva hacia las mujeres migrantes, quienes a menudo son las más afectadas en estas difíciles travesías. Al dar voz a sus experiencias y desafíos, este informe no solo arroja luz sobre una realidad a menudo oculta, sino que también insta a los gobiernos y a la comunidad internacional a tomar medidas concretas y efectivas para proteger los derechos y la dignidad de estas mujeres valientes.